lunes, 1 de octubre de 2012

Capítulo 19


By Bill
- No me gusta que estés siempre solo.
- Ya no puedo confiar en nadie.
- No seas pesimista.
- Se llama realismo.
- ¿Y (tu nombre)?
- Ella no tiene nada que ver en esto.
- Me dijo que tampoco quieres hablar con ella.
- No quiero hablar con nadie.
- Le estás dejando la puerta abierta a Robert para que siga arruinando tus sentimientos.
- Ya no me importa.
- entonces levántate y camina erguido para que él lo sepa.- negué.
- Una persona no puede caminar erguida teniendo una tonelada de peso sobre la espalda.
- Le estas ayudando a que te destroce la vida, Bill.
- Mi vida se destrozó hace ya tres años. Y no fue culpa de Robert.- me levanté del pasto y caminé sin mirarle.
- Sabía que todo esto tenía algo que ver con Tom.- me quedé de pie, dándole la espalda, escuchando. –No es justo lo que te está haciendo. Hace que te comportes débil ante él.
- Bueno, al menos podrías decirme algo que no sepa.- me di la vuelta para mirarlo. Él negó, acomodando su cabello con nerviosismo y enfado.
- Tienes diecinueve años, Bill, no puedes regir tu felicidad a costa de tu hermano.
- ¿Sabes, Georg?, pasa que no necesito tus consejos.
- Pasa que quiero ayudar a mi amigo. Al menos a lo que queda de él.
- Se está hundiendo.- dije enfadado. -Se está hundiendo y ni tú ni yo podemos salvarlo.
- Me decepciona saber que te das por acabada la guerra cuando aun tienes armas para pelear.
- He tirado las armas, porque quien hace la guerra, lo hace por cobarde.- salí de allí, tan cabizbajo como últimamente solía hacerlo; con los brazos sujetando mi cuerpo en forma de un abrazo, esperando no partirme en pedazos de camino a casa.  Un agujero negro me succionaba, y no tenía las fuerzas para impedirlo. Me estaba hundiendo, y el dolor no cesaba, al menos no lo hacía tan rápido como yo lo desearía.
- ¡Eh, Bill!- me detuve en seco, deseando no escuchar otro de esos estúpidos sermones. Me di la vuelta para mirar, venía caminando con pinta de preocupación. –Has faltado a la facultad, ¿cómo estás?
- (Tu nombre)…
- Te lo pasas vagando por los alrededores en horario de estudio. Menuda vida, Bill.- sonrió cisañoza. Yo solo negué.
- ¿Qué necesitas?- se puso seria de pronto, como si de alguna forma, mis palabras la hubieran herido. Pero no hice nada por arreglarlo; tan solo la miré esperando su respuesta.
- Oh… nada, solo… Con los otros vamos a salir a comer, y queríamos saber si quisieras venir.
- No puedo, ya sabes, hay cosas que hacer.
- ¿Lo mismo que has estado haciendo para escudarte las semanas pasadas?- mi mirada, como un fuerte golpe, cayó al suelo. Era cierto, ahora no tenía las palabras para defenderme. –Bill, me es difícil estar contigo si no puedo verte nunca.- No la miré a los ojos, es decir, ¿con qué cara la podía ver si ella tenía razón?, no había estado para ella durante semanas. De pronto mi garganta comenzó a fastidiarme.
- No estoy pasando por un buen rato… Ya sé que no estoy muy presente, pero es que ni siquiera estoy presente para mí mismo. Espero que me comprendas.
- Sí te entiendo y sé por lo que estás pasando. Pero este no era el Bill que me subía los ánimos cuando algo pasaba con mi primo.
- Este tampoco es el Bill que le miraba el lado bueno a todo…- me tomó las mejillas y se acercó un poco a mí, mirándome a los ojos.
- Pero ese Bill aun sigue ahí adentro, ¿por qué no lo sacas para que se divierta un poco?- bajé la mirada.
- Bueno… quizá lo deje salir hoy…- fingí una sonrisa. Ella me besó los labios, sin ser correspondido por mí. Le tomé la mano y caminamos lentamente hacia los otros.
- Encima fuiste una putita.- me tomó el hombro. –Esa foto no la he truqueado yo, ni en mis más remotos sueños podría hacer una fotografía como esa.
- Ya no me lastima lo que me dices.- mentí. Él se carcajeó.
- No te atrevas a negarme esto, Bill. Patrick fue a Frankfurt, y me dijo que había muchas como estas pegadas en las paredes. Tu hermano vive ahí, ¿cierto?- me quedé en silencio, y después de unos segundos sentí la mano de (tu nombre) jalarme con delicadeza.
- No. Mi hermano vive lejos…
- Lejos, en Frankfurt.
- No te atrevas a hacerle daño a Tom…- apreté los puños.
- Bill, vámonos.- susurró (tu nombre) a mi lado. Pero Robert volvió a reír.
- Me estoy aburriendo de ti. Quizá puedo ir a Frankfurt a buscar una nueva diversión.
- Si le pones una mano encima, yo…te juro qué…- me tomó el cuello de mi playera y me acercó a él, con una sonrisa maliciosa.
- Qué, ¿Piensas defenderlo con estos músculos tan pequeños?, vamos, Bill, ni siquiera tú puedes creerte eso.
- Vámonos, Bill, ya no le escuches más.- asentí y caminé junto a (tu nombre), dándole la espalda a Robert.



- ¿Qué te pasa, Bill?, ni siquiera has comido.- la miré, avergonzado.
- Lo siento, es… no sé, no estoy en mis cinco sentidos.
- ¿Es por lo que dijo Robert?- Me quedé en silencio. De alguna forma me dolía no estar para ella; eso era de lo que una relación estaba hecha: Apoyo por parte de ambos. Y parecía que yo no quería seguir con la relación. Lo que más me dolía era que ahora era cuando la necesitaba demasiado… y no lo demostraba.
- Está terminando de cagar mi vida entera… si le hace daño a Tom yo…
- Hey, no le van a hacer daño, ¿sí?- me acarició la mano. –Deja de preocuparte, Bill, por favor. La salida a comer era para que despejaras tu mente un poco.
- Lo intento, (tu nombre)… pero me es difícil… no puedo…
- Sí puedes.- tomé el tenedor y di pequeños golpes al plato. Después lo pensé, y me daba cuenta de que realmente tenía la capacidad para no pensar en lo que me jodía mucho, pero la realidad era, que no podía hacerlo ahora, me sentía completamente destrozado.
- Te quiero.- le dije. Mi voz no sonaba muy convincente, pero lo decía desde mis entrañas, lo decía de verdad. Ella sonrió y dio un beso en mis labios.
- Yo te quiero más.- bajé la mirada.



Al paso de una semana, comencé a sentirme realmente cansado, los músculos me dolían, me sentía muy débil, pero aun así, estuve asistiendo a la universidad. Parecía que los problemas no se iban, pero aun así yo me ponía pintas de fortachón para darle a saber a Robert que no me dolían sus ofensas.
- ¿Qué tienes, hermano?- dijo, ayudándome a mantenerme en pie.
- No tengo nada, solo me dieron escalofríos.- se puso serio.
- Llevas sintiéndote mal toda la semana, mejor ve con un doctor.
- Estoy bien, Andy, tal vez la comida de mamá me ha puesto malo.- asintió.
- ¿Seguro?
- Supongo, es lo más posible, ¿no?- volvió a asentir. –Bueno, me voy a casa, ¿sí?
- Eh, loco, no piensas irte en este estado a tu casa. Ven, que yo te doy el aventón.- sonreí.
- Bien, gracias.- caminamos a su auto. Al entrar, suspiré con fuerza, tratando de recobrar la respiración con los labios abiertos.
- No me digas que te ha cansado.- se carcajeó. –Te hace falta algo de ejercicio.- sonreí.
- Eso creo.

. . .

- Vamos, Bill, despierta, que tienes que ir a la universidad.- Abrí mis ojos con cansancio, me los tallé y después me senté.
- Mamá… no me siento bien…- se acercó a mí y me tocó la frente.
- ¿Qué te duele?
- El estómago… creo que…- me levanté de golpe al baño, cerré la puerta y me saqué los pantalones y mi ropa interior. Había expulsado diarrea. Mierda…
Salí del baño, tomándome el estómago. –Me he vuelto a sentir mal…
- Oh, Bill, pero hace ya cinco semanas que se te había pasado lo del cansancio y los escalofríos.- Me senté en la cama, acariciándome el estómago. Ella me tomó las mejillas y negó. –No me está gustando esto. Si sigues con enfermedades así, tendré que llamar a un doctor, quizá tengas una infección intestinal.
- Esta bien, mamá…
- ¿Te quedarás hoy?- asentí. –Bueno, acuéstate e intenta volver a dormirte.- le obedecí y me cubrí con las cobijas.



Por la noche nos juntamos en lo de Andy, quien haría una pequeña reunión por su cumpleaños. Todos ellos habían estado tomando, hasta (tu nombre). Yo no quise hacerlo, tan solo tomé un vaso con alcohol a la mitad. La música no estaba muy fuerte, pero las risas de ellos estaban taladrándome los oídos; la cabeza me punzaba con fuerza. Al paso de un par de horas, me levanté del sofá con fuerza, emprendiendo una carrera al baño.
- ¿Eh, Bill, a dónde vas?- Dijo Andreas. Yo tomé aire.
- No puedo…hmm…- dije casi en un susurro.
- ¿No puedes qué?… ¿te duele algo?- Me cubrí los labios.
- Andy…coff…coff…- mi estómago dio un fuerte espasmo, que me hizo potar en mi mano y el suelo; Una última arcada me hizo terminar con toda la pota. Mierda, esto era tan vergonzoso, tan humillante; me sentía tan miserable y asqueado. Mi estómago se retorció, y escuché los gritos ahogados de mis amigos.
- Déjame te ayudo, Bill.- dijo (tu nombre), pero esto me avergonzaba cada vez más al pautarme la imagen de lo que había hecho.
- No… aléjate, por favor…- dije casi en un sollozo. Que guarro que alguien de diecinueve potara en una casa ajena… que humillación. (Tu nombre) retrocedió. Caminé al baño y me enjaboné las manos, después tomé papel higiénico y me arrodillé frente a mi pota; la limpié con las manos temblequeando y el estómago aun revuelto.
- No te preocupes, Bill, yo lo limpio.- dijo Andreas.
- N-no…- dije en un quejido. Al terminar, lo miré. -¿P-puedo usar el trapeador…?- asintió y me acompaño a la cocina, tomé jabón líquido y el trapeador, y después lo limpié todo.
- Deja eso ahí, Bill, después lo devuelvo.- Bajé la mirada. -¿te sientes mejor?- me tomó el hombro. Asentí.
- Mejor me voy a casa…
- Déjame llevarte.- negué. –Por favor,  de nuevo te estás sintiendo enfermo.
- M-mejor me voy solo…- él sonrió.
- No te sientas mal por eso, Bill, a todos nos puede pasar. Aparte, fue mi culpa por detenerte. Déjame compensarte.



Literalmente me estaba rompiendo. El psicólogo me ha dicho que puede ser causa de una depresión severa, o que puede ser también por eso de la ansiedad. Me recetó unas pastillas. Mamá me hacía tés para bajar mi dolor estomacal y eliminar las arcadas; papá me llevaba a dar caminatas por la vecindad, pues el doctor dijo que quizá me faltaba más contacto con lo exterior. Mis amigos también se habían preocupado, y me ayudaban a despejarme saliendo por las tardes después de la universidad. Y Robert, gracias a las incontables pastillas e inyecciones que tenía que ponerme tres veces al día, se burlaba más de mí; tanto, que llegó a escondérmelas dos veces en una semana, y solo cuando estaba al borde de las lágrimas, la locura por la ansiedad y los desmayos, me las devolvió, asustado.
- ¿puedo colocármelas ahora?- el profesor asintió, y al tiro miré a Gustav, quien asintió y se levantó. Le pase las inyecciones y me levanté la playera; él al tiro me bajó un poco los pantalones y me las colocó. –Hmm…- gemí, escuchando también las risas susurrantes de los demás.
- Va la segunda.- asentí, retorciéndome de dolor.  Torcí la espalda al sentirla, pero Gustav me acarició la espalda. –No te muevas, que te la meteré mal.- asentí, mordiéndome los labios. –Ya esta.- suspiré.
- Gracias…- sonreí. Él solo asintió.
 Después de eso, bastaban unos minutos para que surgiera efecto y me debilitaran hasta quedarme dormido. Los maestros estaban acostumbrados, pero me jodía no tener el mismo trato de todos, pues eso me causaba más burlas y ofensas nuevas. Pero al paso de nuevas semanas, parecía que los medicamentos me funcionaban a no estar decaído. Tenía gripes que me duraban bastante, pero lo podía aguantar tan solo para no estar depresivo.
Al llegar a casa, ya no me dormía por las tardes o dejaba de hacer las tareas causa del cansancio. Ahora salía mucho más con (tu nombre). Me parecía que me estaba mejorando, y estaba realmente feliz por ello. A excepción de un día, en el que mamá, con una sonrisa me dijo que tal vez Tom vendría para la próxima semana. No podía conciliar el sueño y despertaba repleto de sudor y calentura. Era injusto que cuando yo me recuperaba, tenía que ser Tom quien siempre me volviera a hacer vulnerable y caer en depresiones gordas. No quería verlo más.


Siento el capítulo, pasa que estoy en semana de exámenes y no me puedo concentrar mucho en ambas cosas. Así quedó el de hoy :s, espero hacer uno más bonito para el miércoles. Saludos, y un beso y un abrazo ^.^ 

4 comentarios:

  1. A mi me gusto mucho ;) y que bueno que Bill se esta recuperando y sale mas con (Tu nombre) eso es muy bueno hehe... Espero el próximo que quiero saber que pasara! Todo se vuelve tan emocionante... xD cuídate y un gran abrazo!

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  2. te endiendo los examenes! :B
    pero a mi si me gusto
    que pasara ahora que vuelva Tom?
    Cuidate y un abrazo :D

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  3. aaaaaaaayyyy mi vidaaa bill estaba enfermitooo
    pero por suerte ya se recuperó n_n gracias a mi xD
    y esa foto de bill que pusiste Oh MEIN GOOD!!!
    TE juro así quede
    :Q________________)
    ok ya me calmo
    y cierto volviendo a la realidad ya hay exámenes pero bueno te deseo muchos éxitos en tus estudios
    y te aviso q ya publiq el prox cap en mi fi (UN GRAN AMOR)
    cuando puedas te pasas una vuelta y comentas
    bye cuidate :)

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  4. me reporto soy nueva lectora esta muy linda tu hisrtoria en serio ya quiero leer el proximo ok, la verdad me dejaste con intriga
    bueno yo tambien escribo fic´s te agradeceria mucho si te dieras un vuelta por ellas
    http://protegidapornadie.blogspot.mx/
    http://zonadevampiros.blogspot.mx/
    http://fanny-kaulitz.blogspot.mx/
    bye cuidate

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