Me sentí solo durante una
semana entera en la universidad. Por alguna razón completamente ajena a mí,
ninguno de mis amigos me dirigió alguna palabra. Últimamente lo único que hacía
al llegar a la universidad era recostarme en la mesa, sin algún ademan de
dormir, tan solo fingía hacerlo para poder desahogar todos mis sentimientos en
mi propia “cueva”.
- Bill, despierta, que tengo
que darte un mensaje.- levanté la cabeza y miré a la profesora. Ella sonrió.
–Me ha encantado la presentación que hiciste el semestre pasado. Los profesores
y yo pensamos que podrías comenzar a hacer citas, para probar tu habilidad,
¿quisieras?- sonreí.
- ¿Yo?, ¿de verdad?- asintió.
–Pero… no…- bajé la mirada. –No puedo.
- ¿Por qué no?
- Antes de ayudar a alguien,
supongo que debo ayudarme a mí primero.
- Claro que sí, solo tomarías
un par de semanas en tratamiento, y debemos hacerte un psicoanálisis para ver
cómo está tu fuerza psicológica.
- Bueno, sí… ¡sí!- sonreí
ampliamente.
- Bien, entonces mañana nos
tenemos que ir tú y yo. He pedido permiso para el resto de las clases.- asentí.
–Bueno, puedes irte ahora a tu casa.
- Gracias.- Ella solo asintió.
Guardé mis libros en mi bolso y me eché a caminar con la cabeza gacha, como
solía hacerlo siempre ahora. Miré mi móvil, esperando ilusamente un mensaje de
mi hermano, pero nada sucedía nunca cuando lo hacía.
- Bill, ¿Tom irá por los
medicamentos a mi casa?- escuché un susurro, peligrosamente cerca de mi oído.
Me aparté un poco y lo miré.
- No, Robert… no irá más.
- ¿Entonces te apetece que vaya
a tu casa para dártelos?- negué un sin par de veces, tragando saliva en seco.
- ¡Claro que no!, si mis papás
te miran te matarían.
- ¿Ya se lo has dicho a tus
padres?
- Sí. Ahora compraré las
medicinas.
- No puedes hacer eso.
- No me siento bien aceptando
medicamentos gratis. Mejor dejémoslo así.
- No, no voy a aceptar nada de
eso, y aunque no las uses, me sentiré bien conmigo mismo creyendo que las usas.
Aún así te las llevaré o te las daré aquí.- me pasé el cabello detrás de las
orejas.
- Sé que te quieres sentir bien
con tu persona, pero yo no me siento bien con la mía si haces eso. Ahora no
estoy bien y no quiero gritarte, así que… Adiós.
- ¿Aún tienes medicina en tu
casa?- asentí. – ¿Cómo has llevado todo esto?
- ¿Cómo lo puedo estar
llevando?, es decir… me pongo histérico sabiendo que por cualquier
insignificante enfermedad podría no sobrevivir…, me pongo mal cuando miro que
ahora no soy el mismo en el espejo, ¡solo mírame!, estoy horrible… ni siquiera
podré tener una familia…
- No estás horrible, solo algo
decaído.- bajé la mirada. –Te acostumbrarás a mirarte así, y los cambios no los
sentirás tanto. Te lo digo porque me pasaba igual, pero ahora me acostumbré a
todo, y las enfermedades solo tienes que afrontarlas sabiendo que estarás
bien.- suspiró. –Y por lo de tu familia… también me destruye el simple hecho de
saber que tengo veintitrés años, y no he podido besar a alguien con amor y sin
miedo…
Sentí la mirada húmeda y las
pequeñísimas lágrimas cayendo por mis mejillas. Mierda, justo hoy que algo
bueno me había pasado. Sentí sus tibias manos tocar mis mejillas y levantar mi
cabeza con suma delicadeza; yo me saqué las lágrimas y sonreí.
- Está bien llorar.
- No, no lloraba solo…
- ¿Estás bien?- interrumpió.
- Estoy bien.- saqué una
pequeña carcajada, a la que el negó. –De verdad, estoy perfecto. Me tengo que
ir.- asintió.
By Tom
- Confiésame algo.- asentí,
mirándole con seriedad.
- ¿De verdad quieres dejar caer
toda relación a la mierda?
- Sin duda.
- Somos amigos, puedes hablarme
con la verdad.
- Claro que no quiero, pero él
me lo dijo hace unos años, >>Si quieres a alguien, busca lo mejor para
ese alguien, aún sí lo mejor es alejarte de esa persona<<- Emil sonrió,
negando levemente.
- Nunca creí que una de las
personas más crueles en este pequeño barrio, se pondría tan sensible por culpa
de su hermano.- negué, entornando los ojos.
- Mi hermano está enfermo, ¿sí?, tengo algo de responsabilidad
por ello.
- Y también porque eres su
hermano mayor. Venga Tom, acepta que lo adoras y darías la vida por él.
- Creo que te estás yendo a los
extremos, tan solo me fui de Hamburgo porque no quería causar más problemas.
- Te fuiste para hacerle bien a
él, y al menos en donde yo vivo, alguien que no banca a una persona, no busca
su bien, ni siquiera bajo su sombra.
- Es mi hermano, Emil, ¡mi
hermano gemelo!, aunque no lo quisiera, está en mis venas al menos sentir pena
y algo de cariño por él.
- Lo adoras.- rió.
- ¡QUE NO MIERDA!
- Tom y Bill, los gemelos más
cariñosos del mundo.- dijo en tono cantarín.
- ¡Que te den, hijo de puta!-
se carcajeó. –Vete a la mi-er-da.- terminé por levantarle el dedo medio,
haciendo que él se partiera de risa. Me levanté del sofá y me salí de su casa,
a paso rápido y pesado. Me había tocado las pelotas, y eso era extraño con él,
que solíamos llevarnos de esa forma la mayor parte del tiempo, pero esta vez
había explotado.
No llegué a casa, me quedé
caminando por el centro del barrio, reflexivo, cosa que no solía ser muy normal
en mí; casi siempre hacía lo que yo quisiera sin hacerle caso a mi mente o
subconsciente. Pero estaba cansado de escuchar mi puto móvil vibrar, avisándome
que Bill me llamaba o me enviaba un mensaje. Creía que lo que le había dicho y
escrito le entraría a la cabeza y se diera cuenta de que realmente lo hacía por
su bien.
Le di una calada profunda a mi
cigarrillo y mantuve la respiración por unos segundos, después dejé salir el
humo de mi boca, dejando que se fuera por donde fuese, llevándose todas mis
ansias y mi frustración. El día se estaba acabando, llevaría un par de horas,
si no es que tres, aquí parado, pensando en una solución a todo esto. Me
humedecí los labios que segundos atrás mordía con ansiedad, y levanté mi mano
hacia mis ojos, mirando como el cigarrillo que posaba entre mis dedos, era
consumido por las cenizas. Le di un par de dedazos, haciendo que la ceniza se
cayera, y di una calada más grande. Bien podría servirme el filosofar este
momento, no todos tenemos la misma perspectiva sobre nuestros actos. Bill era
el humo que se disolvía con el aire, volando lejos; yo, las cenizas que caían
al suelo y eran arrastradas por pequeñas corrientes.
Nuevamente me llevé la lengua a
los labios, y después, la última calada se presentó en el ahora, débil
cigarrillo. Mantuve el humo dentro de mi boca por segundos llenos de amargura y
confusión; después los dejé salir, y los segundos se transformaron en minutos
enteros. Dejé caer el cigarrillo al suelo y lo pisé un par de veces con mi
zapatilla deportiva. Y caminé, dejando los segundos del pasado detrás de mí.
Ringg, Ringg, Ringg
- ¿Hola?- detuve el móvil con
mi hombro y mi oreja, mientras buscaba las llaves de la casa.
- ¿Por qué te has ido, hijo?-
entorné los ojos, abriendo la puerta y entrando a casa. Me senté en el sofá
frente a la televisión antes de contestarle.
- Bill podría tenerse ese
cuestionamiento en mente, quizá él aún no lo comprenda. Pero tú preguntándote
eso…no lo creo.
- Sé que tenemos problemas,
pero no te vayas como un cobarde y arréglalos.
- No me fui por cobarde, papá.
Yo no soy un cobarde.
- Te vas sin avisar. Eso no es
muy de valientes.
- Oh, claro que avisé. Se lo
dije a mi hermano, a la única persona a la que le tengo cariño en esa casa.
- Tú no le tienes cariño a tu
hermano; te habrías quedado si él te lo pedía, y no lo hiciste. Y por favor, no
vayamos a mentir, ambos sabemos cómo es Bill, y él te suplicaría hasta gastarse
la voz.
- Me cansé de su comportamiento
y también del de ustedes. ¿Acaso se han preocupado por Bill?
- Si es por lo de su estado,
entonces no demuestras que tú lo has hecho, porque lo sabías, y nunca nos lo
dijiste.
- ¿Para qué me hablas?, ¿Para
fingir que tú y mamá han sido los que han cuidado de él?
- Tu madre está mal porque te
has ido.
- No pareció importarle cuando
me golpeaba y gritaba, ¿verdad?
- No sabes de lo que tu hermano
es capaz de hacer por ti, ¿por qué no tienes un poco de compasión?, iría a buscarte aunque sea a pie.
- Siempre le demostraron más
cariño a él que a mí, ¿por qué no lo cuidan como si fuera su único hijo?
- ¿Eso significa que ya te
hemos perdido, que no te consideras más nuestro hijo?- me quedé en silencio.
>>Papá, ¿Es Tom?<<, se escuchó la voz de Bill. >>Por favor,
dile que necesito decirle algo<< -Tom, tu hermano…
- Dile que no quiero hablar con
él.- interrumpí. Los susurros de papá se escucharon más que claros, y la voz de
Bill mucho más aún, pues comenzó a gritar. >> ¿¡Por qué no, Tom?!, ¡Es
algo importante, por favor, escúchame!, ¡Por favor, por favor, por favor, por
favor!<< -Papá, tengo que cortar, me voy, adiós.
Y corté sin más.
Era difícil. Realmente nunca
había tenido que decidir algo de un día para otro; pero la verdad era que no
pensaba a retractarme o siquiera arrepentirme por ello. La decisión estaba
tomada, y me haría al menos una meta de cuatro o cinco meses sin llamarle.
By Bill
Pasaron dos semanas. No puedo
negar que Tom siempre se pasaba por mi mente por al menos un par de veces en el
día, pero la verdad era que ahora me preocupaba menos que antes por él. Mis
servicios habían estado yendo muy bien, y me sorprendió el día en que Robert
quiso hacer una cita conmigo. Platicamos sobre su pasado, algo así como abuso
intrafamiliar y complejos sexuales por un abuso sexual por parte de su tío de
la familia de su madre.
Me mostró una fotografía de él
a los diez años. Debo aceptar que era muy mono; piel morena y los mismos ojos
grandes color castaño, con unas pestañas grandísimas. Era un poco más llenito
que ahora, que estaba muy delgado; y el cabello nunca lo cambió de estilo. Era
duro aceptar que realmente era una carnada fácil para obsesivos sexuales, por
lo tierno e inocente que aparentaba ser. Aseguró que fue de su tío de quien
contrajo el VIH a los ocho años.
Salía de la universidad. De pronto
sentía que mi vida tomaba un camino distinto al de antes, y me sentía feliz. Me
colgué la mochila al hombro y caminé a la salida con la cabeza gacha.
- Bill.- me tomaron el brazo, haciéndome
retroceder un poco.
- Gustav… ¿qué necesitas?
- Necesitamos hablar todos
contigo.- fruncí el entrecejo, y sin antes poder cuestionarme algo, él me llevó
directo a las jardineras, en donde estaban todos, excepto Georg [que no se
encontraba ahí] con caras largas, esperando.
- ¿Hablarme de qué?
- Bill, últimamente te estás comportando
muy extraño.- dijo Andy.
- No me comporto extraño, ¿por
qué piensan eso?
- Porque es la realidad. No te
pareces al mismo Bill de antes, y eso es preocupante.- no tuve nada que decir,
así que mejor dejé que el silencio hablara de mi parte.
- Te hemos visto muy cerca de
Robert, demasiado en realidad. Algo más cerca que un amigo.- De nuevo, me quedé
en silencio; Pero esta vez no fue causa de las palabras faltantes, sino, del
nudo que se me formó en el estómago.
- Ha habido rumores de que
dejaste a (tu nombre) por él. Y tú estás compartiendo mucho con él, ¿Tienes
algo que decir?
- Ustedes saben que eso no es
verdad.- dije al fin.
- Lo creíamos, pero después te
vimos con él. Y los rumores de que sigues manteniendo relaciones con él, pues…
- Si lo hiciste una vez, ¿por
qué no otras más?- abrí los labios, al borde de la desesperación.
- Pero…- balbuceé
- Lo de que eres homosexual,
creo que ha quedado algo más claro que antes. Pero después salió que tenías VIH
y… te ves más enfermo que antes, decaído y simplemente te ves horrible, como si
fueras un muerto.
- Se supone que ustedes son mis
amigos… ¿p-por qué me dicen todo esto?- se me llenaron los ojos con lágrimas de
decepción.
- Por eso mismo, porque somos
tus amigos, y nos has mentido desde hace mucho.- comencé a juguetear con mi
navaja dentro de mis pantalones, cortándome los dedos para no comenzar a
gritar.
- No queremos que te sientas
mal, solo queremos poner las cosas en claro.
- Y si estuviera enfermo ¿qué? Es
decir… me lástima que me digan esto… Tengo espejos en mi casa y sé que estoy
horrible ahora… ¿es necesario recordármelo?- comencé a llorar. –Intento creer
que soy el mismo de antes… pero ahora soy más feliz… ¿es que extrañan a Bill
depresivo?, porque si es así… yo no quiero que vuelva…
- Es mejor que tú. Él escuchaba
y no ocultaba nada.
- ¿Por qué mis amigos querrían hacerme
sentir como lo están haciendo ahora?... ¿por qué no les gusta verme feliz?...No
saben por lo que estoy pasando ahora, no saben cuanta falta me habían estado
haciendo…no comprendía por qué no me hablaban… Ustedes no son así… siempre me aceptaron
como soy… y ahora se alejan porque tengo una enfermedad y me acerco a Robert…-
me limpié las lágrimas.
- No te pongas así.
- ¡¿Entonces como mierda me
pongo?!... todos mis amigos en mi contra sin razón…siempre estuvieron fingiendo
conmigo…si me quisieron ver la cara de estúpido, lo lograron, porque yo también
me la vi… ¡INGENUO DE MIERDA!
Me di la vuelta, lleno de
rabia, de decepción. Use mi navaja, a mi única a miga, a mi única compañera de
verdad; la que gustaba de mi sangre como yo de su filo y satisfacción. Me pasó
por la mente creer que había enloquecido, ¿por qué mis amigos me habían tratado
de esa forma?, ni siquiera podía tratar de comprenderlo, ¡no había explicación
alguna!... todos se fueron de mi lado por una enfermedad, por unos rumores
estúpidos. No me lo podía creer, realmente no, ¡no podía!, no era una broma,
todos estuvieron de acuerdo en hacerme sentir peor de lo que ya lo hacía. Ellos
no eran buenos amigos, y yo, yo era perfecto, ¡un perfecto iluso!
>> Aquí no hay víctimas ni victimarios, todos estamos aquí
para sobrevivir aunque eso te cueste la vida de los que quieres; no te creas
que por dar estúpidos consejos la gente va a cambiar, no te creas que porque ya
has sufrido los demás no lo hacen<<
Lo que había dicho Tom en
cierto punto era verdad. Nadie moriría por ti, nadie mataría por ti, y lo que
es peor… nadie lucharía por ti. >> Solo existe el luchar por ti mismo sin ver por los demás<< Y había
sentido estúpidas las palabras de mi hermano, pero ahora ponía empatía. Él tenía
razón. Todos siempre van a pisarte los talones al verte feliz, aun que sean tus
amigos, aunque hayan sido tus parejas; todas las personas siempre te tirarían
para subir ellos.
Nunca me sentí peor, nunca me
creí eso de ellos. Después de casi diez años de amistad, rompían todo lazo por
una enfermedad que me podía llevar a la muerte. Y no se detuvieron a preguntar
cómo me sentía o decirme una linda palabra.
Ahora caminaría solo por mi
camino, solo, sin compañía… solo yo siendo arrastrado por el viento. Débil, sin
un poco de fuerzas para querer o intentar sobrevivir.
me hisiste llorar otra vezzzz T___T
ResponderEliminarpobre Bill ahora esta solito
awwww me da ganas de abrazarlo fueeeerteee
espero el prox
bye cte:)
Lloro lloro y lloro. . . Cada vez me dejas sin lagrimas. . .
ResponderEliminarHay Bill ToT
me encanta tu fic. . Como te expresas. . Amo como escribes. . . Mi Favorita. . .
Sube pronto. .
Cuidate y un abrazo :D
Ahhhh ya me stas haciendo llorar seguido T.T
ResponderEliminarMe encanta la historia esta genial
espero el proximo cuidate
woow! pobre Bill
ResponderEliminarestoy al borde de las lágrimas,
espero el proximo
un beso :)