No me importaba ya demasiado tener
a mi hermano desnudo en mis brazos, tampoco me importaba que alguien nos mirara
ahora. En lo único que pensaba era en el hecho por el que ambos estábamos de
esa forma. Mi corazón comenzaba a tener vuelcos realmente fuertes, y todo
gracias a que no me podía creer que mi hermano estuviera pasando por esta
situación; ni siquiera me atrevía a hacerle una pregunta.
Vaya regalo de cumpleaños nos
tocó a ambos.
Bill dejó de llorar de pronto,
y ahora me hacía pequeñas caricias en los muslos con sus uñas; yo le acaricié
los hombros y después lo miré. Intentaba decirle algo, intentaba decirle que no
se preocupara más, que todo iba a acabar siendo una enfermedad normal. Pero es
que no lo era, y no podía mentirle. Dejé de abrazarlo y le hice que me mirara a
los ojos, pero por más que lo intentaba, tan solo duraba pequeños segundos
manteniéndome la mirada y después la bajaba. Le despeiné el cabello e intenté
sacar la sonrisa más sincera que podía salirme en un momento como esté.
- No voy a arruinarte tu
cumpleaños hoy.- traté de hablar con una voz firme. La que siempre solía usar
con él. –Pero hablaremos de esto mañana, o por la noche, ¿sí?- movió la cabeza
levemente en forma de asentimiento; y después, me dio otro pequeño abrazo.
–Toma un baño y por favor, baja con tus amigos. Se levantó del suelo, al igual
que yo.
- ¿Lo convenciste de bajar,
Tom?- preguntó papá, realmente angustiado.
- Eso creo.- sonreí. –Ahora se
toma una ducha.- él asintió y caminó a la cocina con mamá. –Pff…- suspiré, y
casi inconscientemente, saqué el tabaco de mis bolsillos y me prendí un
cigarrillo.
- Eh, Tom, ¿qué pasa?- eché el
humo por la nariz y miré a mi lado. Ahí estaba Andreas, mirándome con
confusión. Por un momento se asemejó mucho a Bill, con esa cara de confusión y
los labios medio encorvados a la derecha.
- Bill me tiene malo desde que
llegué acá.
- Nos tiene malos a todos.
Desde lo que pasó en su presentación no lo he visto hasta hoy.- negó,
desaprobando la situación. Di una calada al cigarrillo. –Robert parece que le
tiene muy mala leche a Bill.- Por poco y me tragaba el humo del tabaco, pero lo
solté con rapidez y volví a mirarlo.
- ¿Qué pasó con su
presentación?, Bill nunca me mencionó nada acerca de ella.- di una calada
ansiosa. Mierda, ¿por qué no pueden dejar de pasar cosas malas? Andreas me miró
serio y después mordió sus labios superiores con, poniéndolo todo con más drama
del que quizá podría haber; y también, poniéndome más nervioso y ansioso.
- Robert mostró una fotografía
de Bill en pelotas. Coño, que ni siquiera le dejó presentar el título de su
presentación.- Me quité el cigarrillo de los labios y dejé salir el poco humo
que había inhalado.
- No me cuentes que Bill se
salió para sollozar, ¡dime que el hijo de puta siguió con la presentación!
- A todos nos hubiera gustado
que lo hiciera, pero se quedó tan petrificado, ni siquiera podía quitar la
imagen de la pantalla. Tus padres estaban preocupadísimos.- Dejé caer el
cigarrillo al pasto y lo pisé un par de veces con mis zapatillas. Tragué en
seco y lamí mis labios resecos. Le dediqué una última mirada a Andreas, que me
veía extrañado, y después, lo único que hice, fue entrar a la casa y mirar a
Bill sentado en una silla del comedor hablando con Gustav.
Él me echó una miradita angustiante
mientras yo me acercaba a ambos. Tomé un vaso con cola de la mesa y me lo llevé
a los labios. Bill al tiro dejó de hablar con Gustav y me lo arrebató con una
agilidad de mono de circo.
- ¡No, Tom!, no tomes nunca de
mis vasos.
- Tranquilo, niño, son hermanos,
no te le meterá bacterias.- se carcajeó Gustav, pero detuvo su risa cuando Bill
lo miró con seriedad.
- Ya está, entonces no lo tomo
y se acabó, Bill, no tienes que ponerte de nenaza.- me di la vuelta y tomé las
llaves de mi camioneta y caminé a la puerta.
- ¿A dónde vas, Tom?, no te
vayas, por favor.- escuché la voz angustiada de Bill
- Ahora vuelvo, solo iré a
comprar más cola y chuches.
- Yo te acompaño.- negué y
caminé a por Georg, que bebía una cuba sentado en la sala.
- Georg va a acompañarme.- él
asintió con la mirada baja y apartó la vista de mí.
- Eh, Tom, pero que gracioso
eres.- dijo Georg con sarcasmo.
- Guarda silencio y acompáñame,
maricón.- Se levantó del sofá y ambos salimos de la casa en silencio hasta
llegar al auto y arrancar.
- ¿A comprar chuches en el
auto? mhh, algo me dice que no quieres pasar tu cumpleaños enjaulado en tu casa
con tu hermano, eh.
- ¡Tonterías!, no vamos a
comprar golosinas o algo parecido, tú me dirás en dónde vive ese Robert.
- ¿Robert?- suspiró. -¿Para qué
quieres arruinarte tu cumpleaños yendo a visitar a Robert?
- No voy a visitarlo, solo seré
firme con ese hijo de puta.- él entornó los ojos.
- Quédate en el auto.
- Que no soy tu perro, Tom.-
cerré la puerta sin prestarle atención y me dirigí a la puerta de una casa
color beige con la puerta del garaje café y la puerta con pequeñas ventanitas.
Toqué al timbre y un pequeño zumbido salió después. La puerta se abrió, y
justamente era ese Robert. Lo tomé del cuello de su playera y le obligué a
salir de su casa antes de que al menos pudiera reconocerme. Se le escapó un
gemido de miedo al verme, y se encogió en su propio cuerpo, que ahora estaba
mucho más delgado que antes, y su cabello, más largo.
No creía como un tipejo como él
fuera capaz de destrozar a mi hermano, que en proporción, Bill era más delgado,
pero este sí que parecía un idiota de primera.
- Tú, imbécil, ¡¿Quién coño te
crees para hacerle eso a mi hermano?! ¡¿Tú crees que para él ha sido muy
divertido prostituirse por comida?!
- Lo de la presentación ya ha
pasado…- musitó.
- Para ti ha pasado, ¡para ti
que no lo sufriste!, Bill ya tiene demasiados problemas por los cuales
preocuparse.- él tragó saliva, asustado. Lo acerqué más a mi cara. Pude sentir
como temblaba; y con voz más firme y directa, le dije: –Le contagiaste el VIH,
hijo de puta.
- Ya lo sé, y tú familia le
prohibió que fuera a su casa.
- ¡¿Y a qué vas a visitarle!?
Yendo a con él no vas a hacer que se cure, idiota.
- No haré que se curé, pero que
al menos pueda vivir su vida entera con eso.
- ¡Le destrozaste la puta vida,
y ahora vienes a fingir que eres un puto mago y le vas a hacer permanecer por
años!
- ¡No se llama ser “mago”,
imbécil, se llaman medicamentos!
- ¡No te le acerques más a
Bill!
- ¡Si quieres que muera, no lo
hago!- me miró serio, y yo, lo azoté a la pared.
- ¡¿No te servía el coco o qué?! ¡Ya sabías que
estabas enfermo y aún así se la metiste a mi hermano sin compasión!, no puedo
creerme que seas tan corto de mente. Dime porque acabar con su vida, ¡solo te
empeñas en lastimarlo!, pero no te será muy fácil si mis padres se enteran de
lo que has hecho.
- ¡Hago un intento por ayudarlo
porque ya sé que la cague!, ¡LE DIJE QUE ME HARÍA RESPONSABLE DE ÉL!, le estoy
comprando sus putos medicamentos para que se ponga bien, lo llevo con el puto
doctor para las inyecciones. ¡Yo hago algo por él. Y no veo que tú lo intentes!
Si los problemas empezaron por tu culpa, Tom, ¡porque él quiso que falláramos
por ti!- me quedé en silencio, escuchándolo con seriedad. – Al pobre tío lo
secuestraron y lo único que hiciste fue aplaudir su dolor. Ya sé que hice mal
en terminar con su vida, ¡pero, hombre, no me des todo el crédito a mí!, que tú
también lo has lastimado, y eres su hermano. Si tiene Sida no es solamente
porque yo se la transmití, ¡Es porque has sido tan cabezota y no le has
perdonado algo que él no hizo, porque a pesar de que lloraba no lo consolabas!,
vamos, y ni siquiera haces algo por arreglarlo. ¡No busques culpables, Tom, primero
lo que tú has hecho!
Hizo que lo soltara con un
golpe en mi pecho; se metió en su casa, y al tiro salió con una bolsita de
plástico; me la pasó y yo la tomé para evitar otro azoto. Se acomodó el cabello
y me miró serio por unos segundos. Yo lo miraba con odio y rabia, lo miraba con
los ojos de un padre, de un padre que defendía a su hijo.
- Las tabletas son para que se
las tome por la noche; le puede dar vómito o dolores intestinales fuertes.
Intenta estar al pendiente o dormir con él. Las pastillas blancas son en la
mañana con el desayuno; tendrá la boca seca y dolores de cabeza muy fuertes,
pero no puede tomar medicamentos para quitar ese dolor, así que es mejor que se
quede recostado. La crema se la debe de untar en las áreas con ronchas o dolor;
no suele pasar nada extraño. Y estas otras pastillas las debe tomar cada seis
horas; Tendrá dolores de cabeza, vomito, diarrea y si ha de llorar por el dolor
de cabeza, no esperes y llévalo al médico rápidamente.
- Se está poniendo muy flaco
por estas guarradas, y encima debe tomar las de su ansiedad y su trastorno.
- ¿Ansiedad y trastorno?
- Sí.
- No creo que le haga mucho
daño si no se las toma juntas. Y por lo de la delgadez no te preocupes, que es
normal en esta enfermedad, hasta ponerse horriblemente delgados, pero no suele
pasar muy seguido.
Tomé la bolsa y me la metí en
los bolsillos del jersey que llevaba, después regresé a la camioneta. Georg me
miró con pintas de madre enfadada porque su hijo ha llegado muy tarde, pero no
le pregunté nada y me dirigí a una tienda para comprar chuches y cola.
Al llegar a casa y verlo tan
decaído, un sentimiento extraño se me coló por el pecho. Me jodía mirarlo en un
cumpleaños tan malo, cuando todos los cumpleaños anteriores no paraba de saltar
y sonreír, a pesar de lo pasado con Robert. Pero después me pauté lo que ese
idiota me dijo, y mierda, de alguna forma tenía razón, a pesar de que la mayor
parte del tiempo nunca me equivoco. Y todos me consideraban como una persona
rajatabla e insensible, al igual que yo lo hacía. Y me gustaba estar así, siéndole
indiferente al para nada justo mundo en el que me había trepado. Vivía con la
venda bien apretada a los ojos.
¡Pero mierda!, siempre tenía
que estar ese idiota que estuvo conmigo por casi nueve meses en el estómago de
nuestra madre para desatarme la puta venda. ¡Coño, que jodía!, pero no podía
hacer nada al respecto, simplemente su vida era una mierda, y con toda esa
mierda él aprendió a usar su sufrimiento como un arma para que yo, como un imbécil,
cayera a sus pies y le cumpliera cada caprichito de niño mimado. Me jodía, pero
lo hacía porque lo quería ver bien de alguna forma.
12:01am
Apenas se iban Gustav y
Andreas. Si no me equivocaba, Bill lo había pasado bien, y eso ponía feliz a
todos en la casa. Excepto a mí.
Le obligué a subir a mi
recámara y cerré la puerta con un azote. Bill al tiro se sentó en la cama,
cansado seguramente, y se dejó caer de espaldas, tosiendo en seco. Me saqué la
bolsa de mis bolsillos y se la aventé a un lado; él la tomó y sacó las cosas,
para después mirarme con pánico, a punto de volverse histérico.
- ¡Fuiste a con Robert!-
asentí. Y llegó lo que no quería: La etapa de histerismo. – Dime que no lo
golpeaste, por favor dime que no le hiciste daño o gritaste en la cara de sus
padres lo que ha hecho, Tom… no puede ser, ¡dímelo!
- Primero que nada, ¡De nada!,
estoy tratando de hacer que no mueras, pero si no eres para agradecer, ¡me
quedo yo con la medicina, hombre!- se quedó en silencio. –Y no, no le golpee.
No entiendo como mierda puedes defenderlo después de todo lo que te ha hecho.
Y fue el silencio más profundo
de todos los que habíamos tenido en el día. Bill abrió las pastillas y puso
cara de indiferencia al olerlas. Se puso
una en las manos y se la metió a la boca, tragándola sin una gota de agua.
Después se levantó de la cama y caminó fuera de la habitación, pero yo le jalé
con fuerza, haciendo que se tambaleara torpemente.
- Robert me dijo que debía
dormir contigo, pero pasa que no quiero, así que si te sientes mal, vienes acá,
¿sí?- asintió y siguió.
.
. .
Tosidos secos con arcadas
agudas. Hmm, mierda.
Me di la vuelta bajo las
cobijas y suspiré, cubriéndome la cabeza entera con la sabana. Escuché gritos
ahogados y pisaditas con los pies descalzos; cadenitas chocando con otras
levemente y después, la puerta abrirse.
Click!*
El interruptor de la luz del
pasillo; pisaditas bajando las escaleras, prendiendo los interruptores de toda
la planta baja.
- mggh…- gruñí tan solo por el
simple hecho de que sabía que era Bill,
y que tendría que levantarme tarde o temprano. Prefería tarde.
Una bolsa de plástico y pies
desnudos subiendo las escaleras rápidamente. Después un pequeño golpecito. Me
levanté de la cama, con los pantalones a
medio trasero, con los bóxers expuestos al puto frío. Caminé con lentitud y al
llegar a la recámara de Bill, y no lo
encontré.
- Bill.- se asomó su cabeza por
el otro lado de la cama. Me acerqué y miré el suelo. Él trataba de limpiar pota
con papel higiénico. Me miró con vergüenza. –Potaste.- miré la cama, que por la
almohada tenía un poco más de pota.
- L-lo siento, no pude llegar,
no podía levantarme.- dijo con la vos temblante. Me acerqué a él y tomé el
papel higiénico.
- Date una ducha, que mientras
yo lo limpio.- negó.
- Puedes enfermarte, Tom…
- Vale, que lo tiraré, no me lo
comeré guarro.- sonreí.
- Gracias…- asentí, y dando un
bostezo me acuclillé en el suelo. Bill se metió al baño.
- Ya llevé las cobijas al
cuarto de lavado.- asintió.
- Gracias.- sonreí.
- Vamos a que te duermas
conmigo.
- ¿Contigo?
- No pensaras dormir con una
sola sábana con ese frío de huevos.- ladeo la cabeza. –Vamos, que es
tarde.-asintió.
Fuimos a la recámara y nos
recostamos en la cama. Me pegué a él y le acaricie el estómago, pero Bill se
corrió y gruñó. Yo reí.
- Ya no lo hagas, Tom…
- ¿Por qué no?
- Porque ahora ya no podremos
hacerlo… ahora estoy malo y… puedo ponerte malo también…
- Estás loco. Déjame abrazarte
para dormir. Por mi cumpleaños.
- No.
- Por favor, hermano.
- No.
- Vamos, vamos…- le abracé. Lo
sentí sonreír.
- Bueno… solo por hoy…
- Bueno, entonces mejor a
dormir.
- Descansa, Tom.
- Duerme bien, hermano, si te
sientes mal solo despiértame.
- Gracias…te quiero… te quiero.
- Yo también te quiero. Olvide decirte
algo.
- ¿Qué?
- Feliz cumpleaños.- Lo escuché
sollozar al tiro. Me espanté, pero él me miró a los ojos y apoyó su frente en
mi pecho. -¿Por qué lloras Bill?- negó.
- Te quiero…
Muy corto, lo sé, pero apenas me dio tiempo. Lo siento.
Saludos y un abrazo c:
awwwwwwww estuvo hermoso :') enserio llore ToT
ResponderEliminarno se me hizo corto. . .
Ahora que pasara?
Sube pronto
cuidate y un abrazo :D
Amo Tu fic! :)
no importa si te quedo corto total estaa suuuuuper interesante n__n
ResponderEliminarespero el prox
bye cte:)
genial esta mega interesante todo lo que escribes en serio
ResponderEliminarbueno espero el proximo
cuidate y gracias por comentar mis fic's
wooow! me encantooo, esta genial y siento no poder comentar en todos los capitulos
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