No era solo lo que había dicho,
sino también la forma y la situación en la que lo había hecho. Su voz había
sonado firme, y también quería creer que había sido de forma sincera; parecía
que estaba harto de su vida, de las juzgas y críticas sin sentido. Al final de
todo, era Tom quien las sufría, y al contrario que yo, él no se lo merecía.
Pero siempre era yo el débil,
el que se echaba a sollozar solo como un niño en algún rincón de su recámara. Y
eso fue lo que hice. Me eché en la cama, llorando, solo. Sentía que había
fallado como prójimo, como amigo, y sobre todo, como hermano. Tom no me
entendía, pero no le podía pedir que lo hiciera, si ni siquiera yo me entendía
a mí mismo. Aún así, sabía que Tom no me quería ni la milésima parte de lo que
yo le quería a él; sería capaz de hacer absolutamente todo por él, pero me
pasaba por alto.
Querer y a la vez odiar a una
persona tan cercana como él era como echarle sal a una herida; duele, pero a la
vez es difícil dejar de sentir ese dolor, hasta que se hace placentero. Y eso
hacía yo. Quererlo y demostrárselo, odiarlo y tratar de ocultarlo; mi
consciencia me confundía; a veces llegaba a pensar que estaba completamente
loco, que me creaba una obsesión. Ni siquiera podía creer que le prestara más
atención a mi hermano que a mi novia.
- Es imposible no hablarle. Él
está en todas partes.
- ¿En todas partes en tu mente,
o físicamente?
- Ambas.
- No te estoy pidiendo que te
alejes de él por completo, solo tómate un tiempo para conocerte a ti mismo
antes.
- ¿Cómo puedo hacerlo?, mi
mente no se concentra en mí desde los quince.
- Son cinco años sin estar
conectado a ti mismo, ¿no crees que deberías empezar a ver antes por ti?, pasas
el noventa por ciento del día pensando en otras personas, y en ellas está tu
hermano, ocupando el setenta por ciento de tu cabeza. ¿Te das cuenta?, piensas
tan poco en ti, pero piensas demasiado en los demás, y mucho más en tu hermano.
Puedes crearte una obsesión psicológica.
- ¡No es cierto!, mi hermano no
me controla, no es como que rija mi felicidad a costa suya, ¡mi hermano no es
tan importante!, no me importa si él no me quiere, ¡me lo paso por las
pelotas!- Él me miró con una sonrisilla.
- Pero si yo no me refería a
eso.- sacó su sonrisa. –Entonces parte de tu felicidad depende de ese hermano
tuyo, y cuando no lo tienes cerca, necesitas sentir el dolor que te causa esa
navaja porque de alguna forma, el dolor que te causa tu hermano te gusta, y
necesitas sentirlo, para hacerle creer a tu cabeza que es él quien te causa ese
dolor.- Me quedé serio, con la respiración irregular y los ojos desorbitados.
Él se quedó serio, mirándome hasta que me decidiera a decir una palabra.
- Nunca dije eso.
- Tengo que saber si eso es
verdad. ¿Es verdad?- negué.
- No, no es.
- Entonces dime la verdad.
- Tengo una novia. A ella la
quiero demasiado, pero ella me dijo que le era difícil estar conmigo si nunca
me miraba.- Intenté cambiar el tema drásticamente, pero creo que no me
funcionó.
- ¿Por qué casi nunca puede mirarte?,
¿por Tom?
- ¡No todo tiene que ver con
Tom, coño!
- Hagamos un análisis de los
años que has estado viniendo conmigo.- asentí. –Te secuestraron, y al volver,
Tom se portaba distinto, parecía no quererte, te golpeaba, te ignoraba,
maldecía y hasta amenazaba. Ese mismo año, comenzaste a cortar tus brazos.
- Ajamm…
- Después, en el colegio te
molestaban y herían por la misma razón. Caminando por los pasillos, tu hermano
te gritó que mantuvieras relaciones sexuales con un compañero homosexual de tu
grado.- asentí. –Y tú lo hiciste, para obtener su perdón. A pesar de que
perdiste la virginidad por él, no te cedió el perdón, y volviste a cortar tus
brazos.
- Sí, pero…creo que él se
sintió mal por ello…
- ¿Te consta?- bajé la mirada.
Negué.
- Mejor sigue…- él asintió.
- Maltrataba a su mascota para
herirte a ti; te humillaba frente a tus amigos. Y un día, sin avisar, se fue de
casa sin despedirse de ti; eso te hizo sollozar y cortarte de nuevo. Después
medio año, te amenazaron y tuviste que irte a lo de tu hermano. Ahí el te
golpeaba aún más; mientras tú tratabas de mostrarle cariño, él te demostraba su
desprecio con golpes.
- Me dejaba dormir con él a
veces…
- No es excusa, Bill.- asentí,
para que siguiera. –Después embargaron a tu hermano, y dejó que te llevaran a
prostituirte para que le regresaran sus cosas.
- Lo hizo porque me quería.
Valora mi vida.
- No, Bill, lo hizo para
ganarse la comodidad.- negué.
- ¡No lo hizo por eso, él lo
hizo por mí, porque destrozarían nuestras vidas si no!
- ¿Las de ambos, o solo la
tuya?
- Las de ambos.
- Puede estar manipulándote. Tu
bien, significaba su bien, y prefirió echarte al fuego antes de quemarse él.
- No… él me dijo que estaríamos
juntos, hasta que todo se acabara…
- ¿Y lo ha cumplido?
- Sí.
- No me convence.
- ¡Me dijo que se sentía mal,
que me había hecho daño!, ¡él me dijo que lo sentía!
- Los dos son inconscientes de
lo que pasa.
- Me dijo que…que sería capaz
de matar a alguien por mí… él si me quiere…
- ¡Y eso me consta!, Bill, yo
sé que tu hermano…
- Tom… Se llama Tom…- él
sonrió.
- Gracias.- bajé la mirada. –Yo
sé que Tom te quiere, incluso hasta te adora. Y eso no lo voy a juzgar porque
estoy seguro de que es así, y que tú lo quieres también a él. No te estoy
diciendo que seas su enemigo, quiero que sean hermanos; porque ambos se aman,
pero Tom disfruta de verte llorar, sangrar y sufrir; de pegarte y maldecirte. Y
a ti te gusta que lo haga.
Miré hacia la ventana, negando
lo que decía…o negando la realidad. Mis ojos se mojaron, pero no quería llorar.
Simplemente estaba cansado de ello.
- No soy un sadomasoquista… ni
tampoco un masoquista o crío llorón… Tom no me quiere, pero yo si le quiero a
él… ¡No me gusta que me pegue o que me grite!, ¡yo no busco su maltrato!- Y mis
lágrimas cayeron.
- Hey, hey- él sonrió. –No te
estoy diciendo nada de eso. Solo que tu mente te está jugando una mala pasada;
tu mente necesita a tu hermano, y la única forma en la que lo sientes
completamente, es con el dolor.
- Realmente no me gusta que te
pongas tan triste.- me tomó del hombro. Vestía con un pantalón de mezclilla
oscuro y una playera color vino. Su cabello estaba más alisado de lo usual.
- Estoy confundido, Georg…
- ¿Quieres hablar sobre eso?-
negué.
- Prefiero no hacerlo.- Él
sonrió y levantó dos camisas de mi cama. Una negra holgada con holanes en el
pecho, y una playera de mangas largas negra con cuello alto.
- ¿Entonces cuál vas a elegir?-
sonreí.
- Creo que esta.- tomé la del
cuello alto. Me encerré en el baño mientras me cambiaba la ropa, y después,
dejé que Georg entrara. Me puse algunos collares y pulseras, después cepillé mi
cabello y miré a Georg para irnos de casa.
- Vamos, ¿ni siquiera un poco
de sombra?
- Hmm, no, no me place hoy…
- Es que ya nunca te place,
Bill.- torcí los labios y me miré en el espejo. La herida en mi labio inferior
se curaba rápidamente, pero tenía un par de ojeras tan grandes que los ojos no
se me veían como antes; y los pómulos se me marcaban aún más gracias a que los
mofletes se me habían metido, dejando una marca sombreada. No habría aceptado,
pero para ir a una fiesta no me veía ni me sentía guapo.
- Bueno, tal vez solo un poco.-
Georg me miraba con concentración. Me había confesado que le gustaba demasiado
mirarme al maquillarme, decía que era extraño como podía hacerlo tan bien. Pero
la verdad no me consideraba bueno en hacerlo, en realidad era muy malo; la
mayoría de las veces me picaba los ojos con el delineador o me pasaba a las
cejas con la sombra.
- Ahora sí eres el mismo Bill
de antes.- me miré al espejo, y por más que intentaba encontrarme ahí de nuevo,
lo único que pude sentir fue asco y decepción. Pero me lo callé y sonreí, para
no tener que escuchar más cuestionamientos.
Nos encaminamos a la habitación
de Tom, en donde él miraba la televisión con completa seriedad, hasta que Georg
golpeo la puerta en forma de joda y volteó, son una cara de cabreo. Se levantó
de la cama.
- ¿Ya están listos, maricones?-
se carcajeó. Después puso la mirada sobre mi cuerpo, serio; se detuvo en mis
ojos y frunció el entrecejo.
- Sí, lo estamos.- dijo Georg,
saliendo de la habitación y bajando las escaleras con rapidez. Tom y yo lo
seguimos, hasta llegar a la puerta, en donde Tom buscó las llaves de su auto y
nos miró a ambos.
- Andando, o llegaremos tarde
por los otros.- asentimos y fuimos a su camioneta.
(Tu nombre) y Gustav bailaban;
Tom, Georg y Andy fumaban y bebían, mientras yo estaba sentado con una cuba en
las manos, mirando. Observé a (tu nombre), ella tenía una sonrisa realmente
linda, y usaba un pequeño vestido negro que entallaba su figura. Me sentía una
persona realmente hipócrita al saber que ella se ponía linda, y yo no le decía
lo hermosa que se veía, no le daba ni besos ni abrazos. Y ella seguía conmigo.
Le di un trago a la cuba, uno tan grande que me quemó la garganta.
Mi mirada quedó en Tom, quien
reía como nunca antes lo había visto. (Tu nombre) y Gustav se le acercaron y
comenzaron a beber. Tom le ofreció un cigarrillo a (tu nombre) y ella lo aceptó
sin más; se lo llevó a los labios y Tom le ayudó a prendérselo. Otro trago
enorme; y mis brazos comenzaron a palpitar.
Tom es un hijo de puta.
- ¿Gustas?- me di la vuelta,
ahí estaba Maurice… un momento, ¿Maurice?
- ¿Qué?- me tallé los ojos. No,
no era Maurice… pero a quien mis ojos veían no era menos grave. Robert; con la
cara hecha una mierda de moretones.
- Que si quieres un poco.- en
su mano tenía dos moffins pequeños. Negue.
- No, gracias. ¿Por qué mejor
no te vas?
- Que, ¿interrumpo una plática
contigo mismo?- me acercó su mano con los moffins. Tomé uno.
- Gracias…
- De qué.- mordió uno. – ¿y con
quien vienes?
- Se supone que con mi novia,
con mi hermano y mis amigos. ¿Y tú?
- Yo vengo con mi hermana.
Quería que la trajera.- asentí. –Aunque al parecer nos han dejado solos.- Vaya,
pero este que mierda se tenía en la cabeza.
- Bueno, no realmente, ellos
están…
- Tomando, fumando y riendo sin
ti.- interrumpió. Bajé la mirada y pellizqué un pedacillo de pan para metérmelo
en la boca.
- Ya pero… bueno…
- Oh, mira, te has puesto
maquillaje de nuevo.- asentí. –Te odio, pero me gusta cómo se te mira.
- ¿Qué coño quieras ahora?,
quiero estar solo, por favor.
- Estás más solo que un perro,
Bill, ni siquiera tus amigos te quieren.
- Ellos sí me quieren…
- En todo el tiempo en que has
estado loco, ellos no han estado más que un par de veces cuando finges no
necesitarlos. Todos saben que cuando alguien evade la compañía, es porque la
necesita.
- Tal vez ellos no lo entienden
de esa forma.
- Eso significa que no te
conocen. Que les chupa un huevo tu estado de ánimo.
- Me trajeron a la fiesta para
que estuviera mejor.- lo miré, masticando. Él sonrió, como si estuviera
hablando con un crio ingenuo.
- ¿Y te sientes mejor o peor?-
me mordí los labios y me evadí con la cuba. Él rió. –Me esperaba una respuesta
como esa. Te usan como la puta excusa para salir a emborracharse. Niño, eres un
estúpido.
- Y tu un imbécil.
- Eh, no me refería a eso,
maricón. Quiero decir que tú les cedes que te traten de esa forma.
- No es cierto.
- Ellos no son tus amigos.- Un
trago más.
- Si son.
- Pues no son amigos de “buena
calidad”. Ni siquiera te comprenden, o al menos no intentan hacerlo.- Otro
trago. El sexto vaso.
- Eso es mentira. Ellos me
ayudaron a salir de la depresión la primera vez…- ya llevaba por la mitad el
pastelillo. Volví a tomar un trago.
- Hey, no te excedas con eso,
si los combinas te pondrás malo.
- ¿Malo porqué?, es solo harina
con alcohol.
- Harina rellena con coca,
imbécil.- me golpeo la cabeza. Yo, como único reflejo lo escupí.
- Mierda, mierda…- me tomé la
cuba entera.
- Olvide decir que la bebida
también tiene.- rió.
- No puede ser… ¿qué no se
puede comer algo normal aquí?
- Vamos, no me puedes decir que
nunca te has drogado.
- Bueno, lo hice una vez… pero
porque mi hermano me la dio.
- Encima tu hermano te quiere
meter al vicio. Vaya, que es muy buen hermano para defenderte, y aun más para
echarte a perder por completo.
Me quedé en silencio. De pronto
la música se fue oscureciendo y mi cuerpo comenzó a temblar. Miré a Tom riendo,
tomando el hombro de (tu nombre), haciéndola reír; Lo miré carcajeándose con
Andreas, Gustav y Georg… fumando y tomando, pasando de mí y de mis necesidades,
fingiendo no conocerme. Por primera vez en toda mi vida me pare para mirar su
cuerpo entero; simplemente no me podía creer que éramos idénticos, pero tan
diferentes al mismo tiempo. Eso dolía, eso me destrozaba los órganos; él no tenía
una pizca de consciencia; él no se arrepentía de lo que decía; él no tenía
sentimientos.
Queriendo o no… Robert tenía
razón. Tom solo quería destrozarme; quería quitarme lo que me hacía feliz; a mi
novia, a mis amigos, a mi alma. Todo. Quería quedarse con lo que no le
pertenecía, y eso era mi mente estúpida que se dejaba llevar por cualquier
palabra linda que él me decía, por cualquier cumplido; y lo peor era que… mis
amigos le seguían el juego… mis amigos quizá no eran mis amigos realmente.
- ¿Qué haces con este idiota?-
todo se volvió a la normalidad. La música me rompía los tímpanos, la cuba me acidaba
el estómago y la garganta. Me sentía extraño.
- ¡Vete de aquí, Tom!
- Me voy hasta que este imbécil
se vaya.
- ¡¿Desde cuándo te importa a
ti!?, eres un hipócrita, ¡no ganas nada con robarle todo a los demás!
- ¿De qué coño hablas?- dijo
enojado.
- ¡De todo, solo quieres
herirme, Tom!, no te voy a dar el gusto de hacerlo… ¡Quiero que te vayas de mi
vida, solo me haces daño!
- ¡Estas drogado, Bill!
- ¡No es cierto!
- Vamos, Bill, por favor.- dijo
(tu nombre).
- ¡Tú también vete con Tom!, no
te necesito…
- ¿Qué te pasa, Bill?- dijo
Georg, tomándome las manos, pero yo me corrí rápidamente.
- ¡LÁRGUENSE TODOS DE AQUÍ!,
Robert tenía razón… ustedes no son mis amigos… me han engañado para tener su
comodidad… para venir a drogarse a una fiesta… ¡me dejan aquí como a un saco y
les chupa un huevo!, no los quiero ver, ¡a ninguno de ustedes!- sentí las manos
de Tom en mi cabello.
- ¡Tom!- gritó Gustav.
- ¡Suéltame idiota!- me llevó
de los cabellos al baño, y con una fuerza extremadamente grande, me azotó en el
suelo, haciendo que mis rodillas punzaran, y que esa puntación me recorriera
todas las piernas. Abrió la tapa del excusado y casi me metió la cabeza por
completo en ella.
- ¡Échalo todo ahora!- Me quedé
en silencio, mirando mi casi inexistente reflejo en el agua del váter. –No nos
iremos de aquí hasta que lo eches, ¡no me importa si tengo que esperar toda la
noche!
- Hmm…- gruñí, forcejeando para
que me dejara en paz, pero con cada forcejeo su fuerza en mi nuca aumentaba
hasta hacerme daño. Me detuvo el cabello y se quedó ahí, esperando.
- ¡¿QUÉ ESPERAS!?
- Déjame….
- Harás que te meta los dedos,
¡y no va a gustarte!
- ¡DIJE QUE ME DEJÁgghh…!- sus
dedos tocaron mi campanilla con desesperación. Me hacía tener arcadas, pero no
quería potar. Los metía y los sacaba. Haciéndome sentir un sabor a tabaco
gracias a sus dedos.
- ¡COÑO, QUE POTES!
- N-no…- me apretó el estómago
con tanta fuerza que sentía su piel bajo mis costillas. Metía sus dedos
mientras me apretujaba el estómago. –Gmmhh…- me llegaron las arcadas. –T-toggmm…-
lo saqué todo, era demasiado líquido transparente. Vi la bilis escurrir por los
dedos de Tom, quien seguía, guarramente, tocándome la campanilla, sin
importarle que mi pota le empapara la mano. Vomité aun más.
Caí en los brazos de Tom,
débil. De pronto olvidé porque me encontraba ahí, tragar saliva me dolía
demasiado; Tom me había hecho daño… me hacía daño hasta cuando intentaba
ayudarme. Escuché la cadena del váter y después Tom me ayudó a levantarme.
- Tómate esto antes de dormir.
- Hmm no…
- Vamos, Bill, mamá lo ha hecho
para ti. Está enfadada contigo.
- Mhh…- me cubrió hasta el
cuello con las cobijas y acarició mi cabello.
- Mamá me dijo que durmiera
contigo, por si te sentías mal por la noche. Dice que por eso de la ansiedad a
veces no puedes llegar al váter a tiempo.
- Sí llego…- rió.
- Vamos, duerme. Dejaré la
lámpara prendida esta noche.- asentí. –Descansa.
- Te quiero, Tom…
Él no contestó.
:O pobrecitooo bill se drogó
ResponderEliminaresta buena el cap sigueeeee
espero el prox bye cuidate:)
AWWWWWW!!! ME ENCANTO! ... Espero el próximo estuvo muy lindo el capitulo :DD cuídate mucho y un gran abrazote!
ResponderEliminarMe encanta que Tom este mejorando con Bill :33
ahhhhhhhhhhhhh Maldito Robert gracias! Por hechar a perder la convivencia! XD
ResponderEliminarme encanta, ya que se soluciones todo!
Ya no quiero ver a Bill triste. . .
Cuidate y un abrazo :)
Amo tu fic la la la la la :D
ahhhh que genial esta me emocione hahahhahaha
ResponderEliminarya quiero leer el proximo
cuidate bye