Llegamos a casa a eso de las
once por la noche; Bill parecía estar muy agotado, así que optamos por ir a
dormir.
- qué,
¿piensas dormir y andar siempre con esa ropa?- él se miró el cuerpo y asintió.
- Sí, no he traído algo más.-
negué y fui al armario para prestarle algo de ropa para dormir.
- Oficialmente eres la peor
persona para realizar un viaje.- le aventé la ropa. Él sonrió con vergüenza.
- Gracias…- miró la ropa y
después comenzó a quitarse la suya.
- Solo no sé cómo le harás para
cambiarte la ropa interior.
- Puedo llamarle a mamá y
decirle que me envíe ropa.- lo miré indiferente, mientras él se colocaba mi
ropa.
- Ya no eres el bebé de nuestra
madre, Bill.- bajó a mirada.
- Ya lo sé, solo le estaría
pidiendo un favor.- asintió.
- ¿Por qué mejor no regresas a
tu casa?- no me contestó, como ya me lo esperaba; solo se metió a la cama sin
decirme una sola palabra, aunque él sabía que eso me tocaba las pelotas.
By Bill
Desperté. Escuché a Tom
platicando con alguien en la planta baja, y con curiosidad, me levanté de la
cama y bajé las escaleras. Tom estaba sentado en la sala con Roldhan, bebiendo
cerveza. Roldhan me miró con seriedad y después pude notar que le daba pequeños
golpecitos a Tom con la mano que cargaba la lata de cerveza. Tom se viró hacia
mí.
- ¿Es Bill?- susurró, pero pude
escucharlo claramente. Tom asintió.
- Ha regresado por sorpresa. A
decir verdad, ¡nadie lo esperaba aquí, mucho menos yo!- dijo mirándome, a lo
que yo me sentí completamente apenado.
- No has cambiado nada con él.-
Tom sonrió. – eh, Bill, ¿por qué has regresado?, ¿de verdad te gusta estar con
este cabezota?- se echó una carcajada fuerte. Tom solo sonrió, negando. Yo me
acerqué un poco a ellos.
- Solo quiero estar lejos de
Hamburgo.- reí. –Ya, sí me gusta estar con él.
- Me parece bien.- dijo, dando
un trago a su bebida. -¿Gustas una cerveza?- sonrió, tendiéndome una. Antes de
poder negar y rechazarle, Tom le quitó la lata de las manos y negó.
- No puede.- Roldhan entornó
los ojos.
- Vamos, ¿hasta con veinte años
vas a protegerlo como a un bebé?
- Ahora tengo que protegerlo
mucho más. Mierda, que es mi responsabilidad.- dijo mi hermano molesto.
- No es como que se va a poner
loco por el alcohol, Tom. No es un adicto, por lo que he visto hasta es casi un
marica con esto de las adicciones.- Me miró con una sonrisa. –Sin ofender.-
entrecerré los ojos, con ironía.
- Tú no sabes nada, imbécil.
Abre esa gran boca cuando sepas todo, ¿bien?- él abrió los ojos con impresión.
- Lo siento…- se escudó con la
bebida. – Entonces supongo que no le invitarás a la reunión de hoy por la
noche.- Tom me echó una mirada, como si lo estuviera pensando. Yo me sentí como
un puto crío, al cual sus padres tienen que darle el permiso de hacer
absolutamente todo.
- No, no irá.
- ¿¡Por qué no, Tom!?- le
grité. Él de nuevo me miró, negando.
- Porque no. Porque no conoces
a nadie, porque no quiero estar cuidándote todo el tiempo, porque no quiero que
tengas otros de esos comportamientos suicidas y me dejes en ridículo.
- Ya no tengo esas cosas, Tom.
- Comenzarás a cortarte los
brazos por la soledad en la que serás sometido, Porque no pienso tenerte a mi
lado siempre.- Sentí cómo los colores de rabia se me subían a las mejillas, y
como mis músculos se tensaban. Parecía que su objetivo siempre era joder a los
otros.
- Estoy dejando de hacerlo,
¿ves?- le mostré mis brazos. –Esto me lo ha hecho esa bestia horrible.- apunté
a Zander. –Ya no lo hago más, Tom. Pasaron seis meses, ¡no digas cosas falsas!
- Bueno, no me importa si lo
sigues haciendo o no. Estoy seguro de que esa estúpida depresión no ha cesado,
así que no irás y ya.
- ¡Tú no puedes decidir sobre
mí! ¡Sí iré!
- Oh, ¿estás seguro?- se
levantó del sofá, a lo que yo retrocedí por experiencia.
- ¡SÍ, LO ESTOY!
- Mhh, no lo creo, ¿sabes?, no
podrás ir con la cara hecha una mierda, ¿o sí?
- No me importa, tú ya no
puedes tocarme, yo a ti ya no te tengo más miedo, Tom.- me tomó los brazos,
como siempre solía hacerlo.
- Te felicito, porque así
podrás irte derecho a tu puta casa y dejarme de una vez sólo.- Roldhan se
levantó del sofá y le tomó el hombro a Tom.
- No te pongas así de nuevo,
Tom. Es un lugar al cual todos pueden asistir, no entiendo porque tú le tiene
que imponer reglas a él.
- ¡Porque si quiere quedarse en
mi casa, tiene que obedecerme!
- ¡No voy a obedecerte!- sentí
la palma de su mano completamente fuerte en la cara. El ojo comenzó a llorarme
por la impresión del golpe. -¡NO VUELVAS A TOCARME!- le grité con fuerza,
empujándolo. Pero el de nuevo me dio un golpe, en la misma mejilla, con el
doble de fuerza. La cara comenzó a punzarme. -¡YA DÉJAME!, ¡NO TIENES NINGÚN
DERECHO DE HACERME DAÑO, NO SOY DE TU PUTA PROPIEDAD, NO SOY UN JUGUETE O UNA
COSA!
- ¡No eres nada para nadie!,
tienes que buscar siempre a alguien que te aguante por obligación, ¡date cuenta
de que nadie lo hace! ¡Si yo lo hago es porque tengo que ver bastante en lo de
tu puta enfermedad!
- ¡No hables de eso como si
fuera un juego, Tom!
- ¡PARA MÍ LO ES!
- Saben, yo… tengo que irme,
nos vemos por la noche.- y Roldhan se encaminó a la puerta, lentamente hasta
abrirla y desaparecer.
- ¡Te odio, Tom!...
- ¡¿Entonces por qué no te vas
de aquí!?
- ¡Me das asco!, Nunca puedes
tratar bien a nadie, solo quieres que los demás estén siempre a tus pies, que
te laman las suelas siempre que lo pides. Pero la vida no es así, Tom, ¡está
mal lo que haces!, ¡Acepta que también tienes errores y sentimientos!, ¡ACEPTA
QUE HAS LLORADO MÁS DE UNA PUTA VEZ!, porque nadie piensa creerte las pintas
que te echas para parecer el hijo de puta insensible que crees que eres. ¡EN TU
CARA SE NOTA, TOM!, ¡EN TU CARA SE NOTA QUE NO ERES FELIZ!
- Oh, mira quien lo dice, ¡El
enfermo mental que nadie, ni su familia quiere!, Si tanto asco te da estar con
alguien como yo, ¡te lo he dicho más de un millón de veces: VETE DE MI CASA!-
apuntó a la puerta. –Nadie te quiere en Hamburgo por maricón lame pollas; y
claro, como no tienes nada mejor que hacer, vienes a que otras miles de
personas te detesten por lo mismo. No puedes volver ahí, ¡porque te ha hecho
pedazos tu vida entera! ¿No es así?, ¡ya no tienes futuro, no tienes algo mejor
que hacer! ¡ESTAS SÓLO!
- ¡No sabes lo que dices, Tom!,
¡NO SABES NADA!- dije con rabia, poniéndome colorado. -¡YO NO ESTOY SOLO, YO SÉ
QUE ALGUIEN ME QUIERE Y NO NECESARIAMENTE TIENE QUE SER UN HIJO DE PUTA COMO
TÚ!
- ¡Nadie te quiere, maricón!
¡Quién, que no sea yo, podría quererte a ti!- Me quedé en silencio, mirándole
con pena, a punto de echarme a llorar.
- ¡Georg me quiere!- chillé.
¡Gustav, Andy y (tu nombre) también me quieren!- mentí con eso, lo sé, pero no
podía dejarle ganar. –Sí, las mismas personas que tú creíste que te querían,
eh, ¡ellos no te quieren, Tom! ¡NADIE TE QUIERE A TI TAMPOCO!, es decir, ¿Quién
coño querría a una persona que maltrata, a una persona que no cuida de sí
mismo?, ¡NADIE!
- Oh, ellos te quieren tanto
que no fueron capaces de defenderte cuando Robert te golpeaba, ¡Dime quien fue
la persona que te defendió! ¡FUI YO!, y aquí está de nuevo, ¡no confíes en las
personas que están a tu lado!, vamos, imbécil, piensa un poco. ¡ELLOS SOLO HAN
ESTADO POR EL DINERO!, ¡¿alguno de ellos sabe que eres uno de los maricones con
Sida en la universidad!?
- ¡YO NO SE LOS HE DICHO, POR
ESO NO LO SABEN!
- ¿Y SABES POR QUÉ?- me quedé
en silencio, esperando sus palabras que sabía que llegarían. -¡Vamos, no me
puedo creer que quieras ser psicólogo y no sabes analizarte a ti mismo!-
comencé a pensar, pero por más que lo hice no supe a que se refería. -¡NO SE LOS
DIJISTE PORQUE NO LES TIENES LA PUTA CONFIANZA QUE MERECEN SI ACASO FUERAN TUS
AMIGOS!
Mierda.
- ¡Georg me quiere!- comenzó a reír.
- Vaya, de cuatro “amigos” solo
te quedas con uno. Que iluso.
- ¡MEJOR QUE QUEDARME SÓLO!, Tú
solo te aprovechas de las personas, te crees que eres quien ha venido a salvar
a este barrio de mierda. PERO NO ES ASÍ, solo te conviertes en alguien igual a
Maurice. ¡Quizá ya hasta has matado, si te atreves a golpear a una niña
inocente! Mamá siempre te tuvo miedo, Tom, ¿es que no lo sabías?, nuestros
padres nunca estuvieron orgullosos de ti. ¿Recuerdas que te olvidaron por
pensar en mí?, ¡nunca te quisieron por ser el imbécil que nació enfermo!
Y se sintió el silencio en toda
la habitación. Me sentí imbécil por decirle aquello. Me había arrepentido muy
tarde. Tom se quedó serio, contemplando todo mi cuerpo. Tragué saliva, sin
encontrar algún escondrijo en donde meterme hasta el final de mis días. ¡soy un
idiota!
- ¿Acaso tienes algún criterio
o una razón acerca de lo que dijiste?- dijo con seriedad al fin. –No tienes
idea ni de lo que dices. Me voy a romper de la risa al ver como caes en el
mundo perfecto al cual tu mente no puede dejar ir. Vas a caer, y vas más solo
que un perro, no vas a tener una mano que te ayude por ser así. Por inventarte
que eres una persona comprensiva e inocente.- y salió de la casa sin más,
dejando que zander lo acompañara.
Sentía a mi corazón latir
contra mi pecho con rapidez. Tom jamás iba a arrepentirse de lo que había
dicho, al contrario que yo. Siempre soy quien termina sólo, quien busca el
dolor para sentir que sigo vivo, quien disfruta de verse llorando sólo en un
rincón mientras la sangre le brota. Siempre retrocedía, nunca podía ir hacia
adelante. Era inútil. Tom estaba decepcionado de nuestros padres tanto como
ellos de él; y todo gracias a mí, por no abrir la boca cuando debería, por
callarme todo.
Era una mentira, incluso papá y
mamá le prestaban completa atención después de ser diagnosticado con principios
de esquizofrenia. Después, cuando yo comencé a desarrollar a los quince el
trastorno, mamá y papá me prestaban atención a mí, tan solo porque lo de Tom
eran >>Solo principios, nunca le podrá pasar nada malo<<. Lo mío ni
siquiera era 100% un trastorno, lo mío se combinó con la ansiedad. Lo de Tom
era auténtico; y aunque así era, nuestros padres me prestaron más atención a mí
porque Tom ocultaba todo lo que sentía.
Salí de su casa, para ir a
buscarle.
By Tom
- ¡HIJO DE PUTA!- aventé una
roca a la asquerosa laguna de agua putrefacta. Zander me miró, moviendo el
rabo. –Todavía puedo regresar y hacerle que se arrepienta de todo.- le dije,
aunque claro, ella no podía entenderme.
Yo que había sido que le acogía
cuando se sentía solo, quien al menos intentó ayudarle cuando me confesó lo del
sida, quien puso las manos al fuego y lo defendió. ¡PUTO MALAGRADECIDO!, lo
odio, simplemente no podía tener otro sentimiento hacia ese hijo de perra.
- ¡TOM!- me viré. Bonny
caminaba con bolsas de plástico en las manos, sonriendo. -¿Qué haces aquí?
- Camino, ¿no ves?- rió.
- Estás molesto.
- ¿Es una afirmación?
- Por supuesto.- sonrió. Tomé
una de sus bolsas para ayudarle. –Gracias.- y comenzamos a caminar en silencio.
- Eh, Zander, ven aquí.- se
acercó corriendo, sacando la lengua.
- ¿Me quieres decir algo?-
negué y bufé. –Te ves horrible.
- Gracias.- volvió a reír.
- Me refiero a que, no lo sé,
algo te está jodiendo, y eso está claro.- me quedé en silencio por unos minutos
hasta que doblamos por una esquina.
- Es Bill.- dije.
- ¿Ese hermanito tuyo?- asentí.
– ¿volvió a tener problemas con ese acosador?
- No lo sé y me lo paso por las
pelotas. Quisiera asesinarlo.
- ¿Por qué?
- Ha venido aquí de nuevo.
Tuvimos una pelea, y es que la verdad no lo quiero cerca. Adiós a los seis
meses más cómodos de mi vida.
- No lo creo, ¿y vendrá a la
fiesta por la noche?- la miré con indiferencia. –Oh, lo siento. No lo
invitaste.- asentí. –Bueno, no creo que sea tan malo, siempre han peleado. Se
lo viven como un par de perros rabiosos.
- Para terminar con eso era
perfecto estar solo, ¿no?
- No sin hablar primero sobre
las cosas.
- Bonny, no empieces a tocarme
las pelotas. Sabes que me pongo rabioso.
- ¿Sabes?, me gustaría decirte
algo que quizá no te guste.
- Mhh, mejor ahórratelo.
- No lo creo, a veces es bueno
escuchar lo que los demás piensan de ti.
- No si viene de una amiga.
- Más cuando viene de una
amiga.- bufé.
- Bien, dime.
- Bueno- me miró sonriendo. -,
tu sentido de protección crece siempre que estás con tu hermano o hablas de él.
- Eso no es verdad.
- ¡Es verdad!, yo misma lo he
visto.
- He hecho tantas cosas por él
y me paga diciendo que le doy asco.
- Sí, has hecho muchas cosas
por él, ¿pero te has detenido a pensar cuanto mal le haces diciéndole que no lo
quieres cerca?- me miró. –Piensa en las cosas buenas y malas que haces por él.
A veces te puedes impresionar.
- ¿Y él?
- Bueno, cada cabeza es un
mundo, tendría que intentar hablar con él para saber algo.- sonreí.
Todo fue silencio de nuevo
hasta llegar a su casa, en donde ambos dejamos las bolsas a los pies de la puerta
y nos sentamos en su sala, junto a Zander. De pronto me llegó el recuerdo de
las palabras que mi hermano me dijo hace tan solo unos minutos, si no es que
una hora entera. Me sentía un completo marica tan solo al pensar lo que haría,
pero al final lo hice.
- Bonny, te voy a hacer una
pregunta.
- Adelante.
- Bueno… ¿tú qué consideras
como un amigo?
- Hmm, a las personas a las que
les tengo confianza o, las personas con las que paso buenos ratos a pesar de
las peleas. ¿Por qué?
- Entonces consideras incluso
amigos a Emil o a Roldhan.- asintió. -¿Incluso a Dennis?
- Bueno, Dennis es un
egocéntrico que solo piensa en él. Pero supongo que sí es amigo mío.
- Me han dicho que yo solo
pienso en mí también.
- Y es que es verdad, Tom. Tú
mismo lo has dicho.
- Entonces me consideras amigo
también.
- Sí, pero hay algo distinto
entre tú y Dennis.
- Él no tiene que contar los
centavos y yo sí, ¿no?- negó.
- Tú, aunque no lo aceptes,
tienes un gran corazón. Siempre piensas en los demás.
- No es verdad.
- Bueno, quizá no lo hagas con
todos, pero definitivamente lo haces con tu hermano.
- ¡Siempre tiene que estar Bill
en todo!
- Sí, porque aunque no lo
creas, él te ha cambiado. Y tú lo has cambiado a él.
SIENTO MUCHO LA TARDANZA, pasa que no tuve mucho tiempo hoy. Lo siento.
Cuídense y un abrazo c:
Cuídense y un abrazo c: