Maurice entró a la habitación
sonriendo; se sentó en la cama junto a mí y me acarició la mejilla, negando. Me
corrí de su tacto, a lo que él volvió a sonreír con malicia y esta vez me tomó
del cuello.
- Si no te hubiera visto en mi
vida, creería que eres una adolescente violada.- se carcajeó.
Y la realidad era que sí; mi
aspecto no me ayudaba en nada. El maquillaje rojo y verde que llevaba la noche
pasada se había escurrido en mis mejillas junto a la máscara de pestañas y el
delineador; los rizos que esa mujer me había hecho estaban completamente despeinados;
y yo, estaba desnudo, con golpes y mordidas en mi cuerpo. Él me las miró y
comenzó a tocarlas.
- Vaya, sí que han tenido una
buena noche ayer.- yo no contesté. –Déjame mirar tu espalda.- Sonrió. Me di la
vuelta, importándome una mierda si me miraba desnudo. Después de todo ya lo
había hecho dos veces. –Huy… pero que horrible estás. ¿Fue hombre o mujer?
- H-hombre.
- Hmm, siempre creí que las
minas te lo hacían más fuerte.- y bueno, no se equivocaba del todo, al menos
los hombres me decían cosas lindas para calmarme. –Bueno, ve a darte una ducha
que te llevo de vuelta con tu hermano.
Increíblemente, eso ya no me
ponía feliz ahora.
By Tom
Son las cuatro por la tarde. He
estado con los pelos de punta desde que me encontré sangre en mi ropa interior,
y al ir al baño, pareciera que meaba sangre y no orina. Mi primera respuesta
fue que volvía a las crisis de anemia, y de ahí no quise salir, no quería
pensar que era algo malo. Pero la preocupación pasó de mí tan pronto como
timbraron en casa. Bajé las escaleras lo más rápido que mi débil cuerpo me
dejaba y abrí la puerta.
- He traído a tu hermano de
vuelta.- dijo con firmeza, mirándome serio. Yo sonreí.
- ¿Y qué esperas?,
¡regrésamelo!- caminó de vuelta a su auto. Regresó al umbral de la puerta,
tomando a mi hermano fuertemente del brazo.
Su piel estaba pálida por
completo, su delgadez era de espantarse, al igual que sus ojeras casi negras
que se le posaban bajo los ojos, los cuales estaban inexpresivos. Y no había
nada más que decir, parecía ser el mismo Bill de siempre, solo que ahora un
poco más triste. Le envolví en mis brazos, nunca un abrazo tan sincero como
este, de verdad me había hecho mucha falta estos días. Le acaricié el cabello
húmedo y lo apreté más en mis brazos. Él no contestó el abrazo, tan solo sacó
un gemido al ser apretado por mí; dejé de abrazarlo y lo volví a mirar, pero él
se salió corriendo a la planta alta.
- Supongo que está algo
aturdido.- dijo Maurice. No tuve de otra más que concordar con él.
- Puedes irte ahora.- dije
serio. Él asintió.
- Tú sabes que soy un hombre de
palabra, así que, mañana por la tarde tienes todo lo que te dije.- asentí.
No podía agradecerle, ¡ni en
pedo lo haría!, después de todo lo que nos ha hecho, es demasiado cortes la
forma en que me comportaba con él. Bufé en mi mente y después lo miré irse y
tocar el claxon una vez para despedirse, si era posible, para siempre. Cerré la
puerta y por unos segundos sentí mi corazón latir con felicidad, una felicidad
que jamás creí tener. Subí las escaleras y entré a esa recámara, en donde
estaba mi hermano, abrazando sus rodillas, serio.
- ¡Te dije que todo esto sería
diferente cuando llegaras!- suspiré con una gran sonrisa esbozada en mi rostro.
-¡Lo tendremos todo de vuelta!- y lo miré de nuevo, él no se había inmutado, ni
siquiera sacó un suspiro. -¿No estás feliz?, vamos, estar con él una semana
valió la pena, ¿verdad?
De pronto le vi la otra cara a lo que estaba pasando. Es típico
que siempre tenga que haber un lado malo en todo, y en este caso, no estaba
seguro de lo que era, no estaba seguro de lo que había pasado. No me asusté,
pero tampoco fue que dejara de importarme. Me senté frente a él, serio.
- ¿Qué te pasa?- solo negó
levemente. –Hey, ¿estás bien?
- Sí…déjame…-si no lo habría
tenido enfrente, no habría descifrado de quién era esa voz. Mierda, era tan
distinta, como una madre que ha tenido la suerte de mirar la muerte de su crío.
Tan entrecortada y rasposa.
No le quise dar más vueltas a
esto, parecía querer estar solo, y se lo respeta.
Por la tarde del próximo día,
teníamos nuestras cosas de vuelta. No podía expresar toda la felicidad que
sentía, esto se estaba acabando, y ninguno de los dos habíamos muerto. Subí a
la habitación a por Bill, quien seguía recostado en el colchón, envuelto en las
cortinas, con una seriedad inmensa y unos ojos tan abiertos, en los que
reflejaba más bien incomodidad.
- Bill, ¿por qué siento que no
estás feliz?- pregunté serio, quizá también algo enfadado. Él se sentó, aun
dentro de las cortinas, y me miró, negando.
- Lo estoy.- entrecerré mis
ojos con sarcasmo.
- Tenemos dinero para comida,
¿y sabes que es lo mejor?- bajó la mirada. –Que podemos ir por Scotty.- Ni
siquiera se inmutó. Me sentí estúpido tratando de subirle el ánimo, y es que ni
siquiera sabía la razón de su amargura, no entendía por qué no se ponía feliz.
Entonces me acerqué a él, colocándome a su lado. -¿Ya no lo recuerdas?, es el
perrito por el cual hiciste lo posible para que te dejara que viviera conmigo.-
me miró.
- Si lo recuerdo…pero ya no me
importa.- podría llegar a tocarme las pelotas el simple hecho de que hablaba
como un niño castigado, tan bajo, pero no lo hice, porque Bill no era un crío y
algo le pasaba.
- ¿Qué ya no te importa?,
vamos, eso ni siquiera tú te lo puedes creer.- bufó. –Tengo un plan. Primero
nos alimentamos y después vamos por nuestro hermanito, ¿bien?- se encogió de
hombros. De verdad le chupaba un huevo todo.
…
Ya habíamos ido a comer y
ahora, estábamos saliendo del centro comercial. Bill casi no hablaba, y tampoco
había comido lo suficiente, tan solo dos pedazos de carne y se acabó, porque
decía que no quería volver a comer carne. Metimos las bolsas en mi auto y
después nos subimos al mismo; miré a Bill, esperando que emitiera algunas
palabras. Pero no lo hizo.
- Yo no sé por qué estás así,
Bill, ¿qué te pasa?- recargó su cabeza en sus nudillos y negó, sacando un
suspiro. Uno doloroso.
- Vamos por Scotty… por favor…-
dejé salir el aire por mis fosas y arranqué.
Al llegar ahí, Bill bajó con
rapidez y entró al lugar. Yo le seguí caminando con más calma. Esperamos unos
minutos hasta que el veterinario nos atendió con una gran sonrisa. Bill también
sonrió ampliamente.
- ¿Cómo está nuestro perro?-
pregunté. Él se lamió los labios.
- Ha sido un mes entero desde
que no vienen a por él.
- Lo sé, lo sé, ¿pero él está
bien?
- Sufrió una depresión, dejó de
comer y de dormir.- tragué saliva con pesadez. –Hace unos cuantos días lo
encontramos en el pequeño jardín de rehabilitación. Muerto.
Y fue como si mi corazón
hubiera explotado. Escuché algunos sollozos graves de Bill. Lo miré. Se cubría
los ojos con las manos, y lo único que pude hacer para que se sintiera mejor
fue darle un abrazo con uno solo de mis brazos. No me detuve a que él me diera
más explicaciones sobre nuestro perro, solo me di la vuelta, junto a mi
hermano, y salimos de ahí.
En el auto, Bill no paraba de
llorar, así que me aparqué el auto y esperé paciente. Sus sollozos cambiaron de
ser graves a ser agudos. Nunca lo vi tan mal, pero algo me decía que no lloraba
solo por Scotty, sino también por algo más que le estaba jodiendo últimamente,
y no sabía cuál era la razón. De un
momento a otro, se reacomodó en el asiento y se sacó las lágrimas; pegó la
vista a la ventana y los sollozos acabaron, tan solo se sorbía la nariz. Si ya
estaba confundido, ahora me quedé perdido en él, en su comportamiento tan
extraño.
- ¿Te sientes mejor?- asintió,
sin poner en ningún momento la mirada en mí.
Arranqué.
…
Al paso de tres semanas, ni
siquiera había escuchado la voz de mi hermano; él había preferido dormir en la
habitación antes que en mi recámara conmigo. Compramos cobijas nuevas y
almohadones para que él pudiera dormir cómodo, pero aun así, nunca salía; era
como si viviera solo. No comía más que un pedazo de pan y medio vaso con agua.
Me preocupaba su salud mental y física; una mala alimentación le podría traer
los mismos problemas que a mí, y encima esas crisis de ansiedad. Así que hoy,
hablando con Bonny, me decidí a que esto se acabaría, de una u otra forma tenía
que saber que era lo que le pasaba para que se pusiera, según Bonny, bajo una
depresión de las gordas.
Subí a la habitación; Bill
estaba sobre las cobijas de lana blancas, abrazando un almohadón naranja.
Miraba a mis ojos con seriedad, casi inexpresivo. Cerré la puerta detrás de mí
y me senté en la cama. Fue un momento silencioso y debo aceptar que también
demasiado incomodo, pero después de unos minutos pensando las palabras que
podía usar para no herirlo, hablé.
- ¿Sabes? No sé qué es lo que
te pasa, de verdad me tiene enfermo que estés encerrado aquí siempre.- él no
habló. –Entiendo si estas así por Scotty, pero pasa que no, estás así desde
antes, desde que Maurice te regresó a casa.- él bajó la mirada, aun sin hablar,
pero ahora movía sus dedos con desesperación.
- Hmm…- se quejó. Sabía que iba
a llorar.
De pronto, como si hubiera
caído de mi nube, comencé a ligarlo todo, y me sentí tan estúpido e ingenuo,
¡maldita sea!, ¡lo tenía pegado en la frente y nunca me di cuenta!, ahora no
podía culpar a Maurice y mucho menos a Bill por no decírmelo. La culpa la tenía
yo por despistado e imbécil. ¡Nunca lo vi venir, esto si era un golpe de los duros!
Comencé a negar para mí mismo,
preocupado, completamente histérico.
- No…- me tomé la frente, intentando calmar mi
rabia. –Él me dijo que no iba a hacerte daño, ¡Ese hijo de puta me lo dijo!- y
lo miré, que tenía la mirada baja y acariciaba las cobijas. Le tomé las manos y
lo obligué a que me mirase. –Tienes que decirme lo que te hizo, Bill.
Sacó sus manos de las mías y
comenzó a deshacer la cama. Creí que se escondería bajo las cobijas, pero no lo
hizo; sacó un papel doblado y después me lo pasó. Al tiro lo desdoblé,
confundido. Era una imagen, en ella estaba Bill, con el cabello rizado y los
ojos maquillados de amarillo y los labios rojos; su ropa estaba llena de brillo
y aperturas. Estaba sentado con las piernas abiertas y los antebrazos recargados
en sus piernas; estaba serio, y en sus ojos podía ver que había llorado antes
de sacarse esa fotografía. En letras blancas decía >>Invitado
especial<< y debajo el nombre de un bar.
Miré a Bill.
- ¿Qué te hizo, Bill?- dije con
firmeza.
- M…- se quedó en silencio y
bajó la mirada.
- Vamos.
- Me… me prostituy-yó…
Quizá pudo ser estúpido no dar
con la respuesta yo solo, después de ver esa fotografía. Me quedaron muchas
dudad dentro, como, ¿por qué mierda aun seguía guardando esa fotografía?, es
decir, lo único que le traía era más dolor. Y otra fue que, ¿por qué no me lo
había dicho a mí?, habría puesto a Maurice en su lugar, bien lejos de aquí, ¡lo
habría asesinado al segundo de que me lo hubiera dicho!
Pero me quedé en silenció y lo
miré. Su cuerpo temblaba y sus labios estaban empapados por su saliva. Me sentí
tan idiota, nunca me había sentido de esta forma, y mucho menos por Bill, es
decir, por él apenas sentía pena. Pero hoy había cambiado, me sentía culpable,
porque era culpable de todo esto.
- Dime que no te hiciste más
daño del que te hizo él.- quitó su playera y la aventó. Su cuerpo estaba lleno
de cortadas. Todos los brazos desde los hombros y su pecho también. Negué,
espantado.
- Si quieres llorar, hazlo.- le dije. Él negó.
- Me dijiste que llorar es de
débiles.- tragué saliva en seco.
- Me equivoqué.- volvió a
negar.
- Ya pasó… ¿para qué llorar
entonces?
- Porque lo necesitas.-
suspiró.
- ¡No lo necesito, Tom!, ¡estoy
bien, ¿sí?!- se levantó de la cama. –No necesito que vengas a decirme que
hacer… ¡tú eres el culpable de esto!... lo hice por ti…- negué.
Era estúpido como Bill había perdido su virginidad en la preparatoria para obtener mi perdón, y ahora, la había terminado de perder con desconocidos para que pudiéramos tener lo que nos habían quitado. Era un hijo de puta, no tenía perdón de nadie, no me merecía si quiera ser llamado “ser humano”, ni siquiera ser llamado “animal”, los animales al menos tenían sentimientos, yo era una mierda, una blasfemia, la comida putrefacta que todos desechan por sus aspecto asqueroso y porque es dañina para otros. Incitar a mi hermano a ser lastimado para obtener mi propia comodidad había sido caer muy bajo, más incluso que el subsuelo.
Era estúpido como Bill había perdido su virginidad en la preparatoria para obtener mi perdón, y ahora, la había terminado de perder con desconocidos para que pudiéramos tener lo que nos habían quitado. Era un hijo de puta, no tenía perdón de nadie, no me merecía si quiera ser llamado “ser humano”, ni siquiera ser llamado “animal”, los animales al menos tenían sentimientos, yo era una mierda, una blasfemia, la comida putrefacta que todos desechan por sus aspecto asqueroso y porque es dañina para otros. Incitar a mi hermano a ser lastimado para obtener mi propia comodidad había sido caer muy bajo, más incluso que el subsuelo.
-Bill…
- Me han
lastimado demasiado, Tom…- hizo pucherito con sus labios para no llorar, pero
sus ojos ya estaban empañados.
- Llora,
hermano.- negó. –Lo necesitas de verdad.
- ¡Qué
no lo necesito, coño!, ¡no lo necesito!, estoy bien, en serio… estoy bien…
- No lo
estás.- bajó la mirada y asintió.
- Estoy
acabado…- y se echó a llorar. Lo abracé con fuerza, él esta vez si me contestó
el abrazo, sollozando, dando brinquitos.
- No
estás acabado, hermano, ese hijo de puta me va a escuchar después.- le acaricié
el cabello. Él no respondía, estaba sumido en sus lágrimas, desahogando todo lo
que no había podido durante tres semanas enteras. Le acaricié también sus
hombros desnudos, tratando de calmar las lágrimas que se avecinaban en mis
ojos.
Sería
estúpido culpar a Maurice. El de la culpa era yo, por aceptar que se llevaran a
mi hermano. Yo era el culpable, y estaba dispuesto a tomar las consecuencias y
no dejarlas ir; estaba dispuesto a asimilar y cargar con toda la culpa que
llevaba en los hombros. Era mía y solo mía, con nadie más tendría que
compartirla. Haría todo para devolverle la felicidad a mi hermano.
Mañana
será un día diferente. Él día en que todo esto cambie.
OH POR DIOS! Ayy! Tom mata al maldito de Maurice.. okno pero se lo merece el idiota! T__T Pobre Bill... como le hará Tom para devolverle la felicidad eso no es fácil ayy! yo si me meto en la historia haha!
ResponderEliminarME ENCANTO SUBE PRONTO Y CUÍDATE, TE MANDO UN ABRAZOTE! :D