viernes, 21 de septiembre de 2012

Capítulo 14


By Bill
Tom llegaba apenas, era de noche y hacía bastante frío. Sus ojos estaban rojos y su respiración era insana. Sacó una bolsita de su sudadera y la aventó al colchón frente a mí. Fruncí el entrecejo y la tomé, abriéndola cuidadosamente; dentro había un virote caliente. Lo miré.
- Es para ti.- dijo en un suspiro cansino.
- ¿Cómo lo has conseguido?
- Me han pagado diez euros. Recuerda que me lo pagan cada dos semanas.- sí, llevábamos dos semanas enteras sin probar la comida o el agua. En Tom podían notarse muchos cambios, tales como que ahora, su cuerpo bien formado se había convertido en otro totalmente, los huesitos de su cadera resaltaban al igual que su columna; sus pómulos estaban succionados y dos grandes ojeras se le pusieron bajo los ojos. No me había visto a mí mismo, y daba las gracias por ello.
- ¿Diez euros?, vaya, ¿te dado un aumento?- sonreí. Él negó.
- De hecho… lo contrario.- se sentó frente a mí. –Me han despedido.- lo miré con completa sorpresa.
- ¿Despedido?, no puede ser, ¿por qué?
- Mi trabajo consistía en cargar y colocar los motores de los autos.- tragó en seco. – Y ahora el peso de ellos me ha lastimado la espalda y el cuello. Me dijeron que no podría seguir así.
- Puedes hacer otro trabajo que no consista en eso.
- No Bill, prácticamente me dieron por muerto, dijeron que no se podrían hacer cargo de mi salud si algo peor me pasaba.- lamió sus labios y bajó la mirada. –Come eso, Bill…- miré de nuevo la bolsa que tenía entre mis manos.
- ¿Has comido ya?- asintió.
- Lo comí en el camino.- sonrió, yo también lo hice, mientras me metía un pedazo de virote a los labios, muerto de hambre.
Fue puro silencio hasta que me terminé todo, sin dejar una sola migaja que no pudiera digerir. Me miré mis huesudas y sucias manos temblantes; a veces me daba pánico saber cómo me encontraba físicamente. Cuando me sentaba los huesos de mi coxis me lastimaban, y no sabía si era por los golpes que me había dado Maurice o por lo flacucho que me encontraba.
- ¿Bill, podemos hablar?- Había esperado pacientemente hasta que yo terminara de comer. Eso significaba que diría algo importante, algo que quizá no fuera a gustarme, y lo sabía por su mirada, la cual solo estaba en mis ojos, haciendo que me preocupara de una forma extraña.
- Sí.- suspiró pesado.
- Hace dos semanas me encontré con Maurice.- Todo me olió mal al escuchar su nombre y el timbre de voz que mi hermano usaba. –Después de burlarse intentó hacer un trueque conmigo.
- No tenemos una mierda, Tom.- asintió.
- Él me dijo que me lo devolvería todo a cambio de algo.- lo miré serio, escuchándole con atención. Al saber que su voz se partía, pensé en cosas horribles, pero esperé para no cagarla. –Que te fueras con él por una semana.
Había pensado cosas horribles, ¿pero intercambiarme por algo material?... no, eso jamás se me pasó por la mente, jamás creí que Tom fuera capaz de siquiera pensar que yo aceptaría tal cosa. Me tensé, pero me calmé para no gritarle, solo esperé a que volviera a emitir alguna palabra. A simple vista se miraba masacrado, cansado y hasta triste, sabía que le dolía de alguna forma.
- No te estoy pidiendo que lo aceptes…solo…
- ¿De verdad cambiarías a tu propio hermano por comida y comodidad?- su nuez subió y bajó, sus ojos se dilataron y sus labios fueron apresados por sus dientes. Negó.
- Me dijo que si no aceptaba…te arruinaría la vida y con ella la mía.- me dejó más calmado saber que esto lo hacía de alguna forma por mi bien, pero que yo no quería estar con ese hijo de puta, mierda. –Él vendrá hoy, para dejar en claro lo del trueque.
¿Palabras?, no eran necesarias, creo que mi cara mostraba absolutamente todo lo que sentía y opinaba sobre esto. ¿Gritos?, tampoco lo eran, aunque tuviera que gritar por la desesperación, no lo haría, porque sabía que esto tampoco le gustaba a mi hermano. Solo guardé silencio, intentando llegar a la paz interior para verle el casi inexistente lado bueno a la situación. Miré a mi hermano, que jugaba con sus clavículas bien marcadas. Bajé la mirada.
Lágrimas de desesperación caen de mis ojos; escuchó a Maurice gritarle a Tom en la planta baja; Tom le contesta lo más cortés que pude, pero después de unos segundos se escucha un fuerte gemido de él. Seguro ese hijo de puta le había golpeado. Me abracé las rodillas y limpié mis lágrimas con mi pantalón. La puerta se abrió y en el umbral me encontré con Maurice y con Tom, quien tenía la mirada en el suelo y tragaba pesado. Maurice se acercó a mí y acarició mi mejilla.
- Entonces tú y yo nos vamos.- asentí. Después de todo teníamos una recompensa: no volvería a dirigirnos la palabra en toda su vida. Me levanté difícilmente del colchón y me saqué las lágrimas. Una cosa era aceptar, pero ahora que estaba haciéndose realidad… solo pude ponerme histérico.
- Mejor me quedo…quiero estar con Tom…- Maurice me miró serio y después miró a Tom, quien me miraba a mí con confusión. -¡Quiero quedarme!
- El trato está hecho.- dijo él, tomándome del brazo.
- Q-quiero estar con Tom…
- Regresarás, Bill… todo será diferente cuando lo hagas.- fingió una sonrisa, y yo solo negué, desaprobando toda palabra que emitió Tom.
- >>Estamos juntos en esto. Juntos hasta que esto se acabe<< ¿¡lo olvidaste?!- sollocé. Él bajó la mirada y negó. –No quiero irme, Tom…, si nos arruinan la vida ¡qué importa! Moriremos juntos… p-por favor…
- No, Bill.- me quedé paralizado. –El trato está hecho, ya no quiero cambiarlo, así es mejor.- negué.
- No…- abrí los labios para respirar. -¡L-lo único que te importaba era tu propia vida… no la mía!
- No digas eso…
- No te importa nada… más que tú…- bajé la cabeza y caminé, siento sometido a un fuerte agarre por parte de Maurice.
- Hermano, todo será mejor después…- lo ignoré por completo; ninguna de sus palabras me habían lastimado tanto como lo habían hecho esas.
Bajamos las escaleras y salimos de la casa. No miré hacia atrás; ni siquiera me molesté en despedirme de mi hermano, ya nada me importaba en ese momento, tan solo sobrevivir. Entramos a su auto, me senté en el asiento copiloto, junto a él. Bajé la mirada a mis rodillas, tragándome las lágrimas y los gemidos agudos.



Era una casa hermosa y grande, con un ventanal en la parte frontal. Él me tomó del brazo con fuerza y caminamos dentro de ella. Había una sala de piel blanca y un comedor de vidrio con sillas que hacían juego con la sala, un Picasso en una de las paredes y un mini bar junto al mismo. Subimos por unas escaleras caracol de mármol; ahí arriba estaba vacío, a excepción de las incontables puertas en él. Me llevó a uno de los muchos cuartos que había, uno con una pequeña cama y un espejo. Y era lo único que había en ella.
- Aquí vas a quedarte hasta que te diga que hacer.- asentí y él al tiro se fue.
8:59 Pm
Me habían obligado a tomar una ducha y a comer. Yo no quería hacerlo, ni siquiera me sentía con los ánimos de respirar, me ponía enfermo saber que todo esto lo hacía para salvar nuestras vidas. Es imposible que mi vida haya terminado en esto.


Maurice apareció en el umbral, sonriendo con una bolsa negra en sus manos; entró a la habitación y cerró la puerta tras de él. Se acercó a mí y puso la bolsa a su lado; yo, inconscientemente, le eché un vistazo, pero no pude ver una mierda.
- Harás algunos trabajos, sé que terminarán gustándote.- abrió la bolsa y de ahí sacó una variedad de ropa abrillantada; escogió un pantalón negro repleto de brillos y una playera blanca, con las mangas abiertas hasta la cintura;  y por último unas plataformas plateadas. Lo miré confundido, o quizá tal vez asustado por lo que se tenía en mente. –Ponte eso.- negué.
- ¿Para qué?- dije en un susurro, temiendo que no fuera a gustarle mi forma de reproche.
- ¡APRESURATE!- me levanté de la cama de un brinco y tomé la ropa con las manos temblándome terriblemente. Hice ademán de salirme de la habitación, pero él se aclaró la garganta y me hizo detenerme. –Cámbiate aquí, frente a mí.- me quedé mirando el suelo, sorprendido y asqueado ante sus palabras. Apreté la ropa en mis manos y me la pegué al pecho, con los ojos abiertos. -¿QUÉ ESPERAS?, ¡HAZLO YA!
Tragué saliva difícilmente y me saqué la ropa hasta quedar en ropa interior. Tomé esas prendas y me las puse con rapidez, a excepción de esas plataformas, que me era difícil atarlas con las manos como las tenía. Al finalizar, él se levantó de la cama y me tomó la mano.
- Ayúdame a darte una vuelta.- levantó su brazo, aunque no era muy necesario, él era enorme y robusto. Me di una vuelta, tensándome como jamás lo había hecho. –Llamaré a Emilie.- fruncí el ceño.
Llegó con una mujer algo mayor que yo. Unos treinta y ocho o cuarenta años. Me miró de pies a cabeza y sonrió ampliamente, al igual que lo hizo Maurice, quien se acercó a mí y me tomó de los hombros, acercando a esa señora a mí.
- Quiero que dejes perfecto a este niño.- asintió. Me maquillaba y peinaba, y yo, sumiso, obedecía todas sus órdenes. Esto me olía a mierda, nada de esto estaba bien, algo malo iba a pasarme. Lo sabía. Puso labial en mis labios y algunas piedrecillas por el rabillo de mis ojos. Maurice aplaudió, sonriente. –Pero qué habilidad, Emilie, ¡se mira perfecto!, todos lo querrán.- ella sonrió con suficiencia. –Vamos, ¿qué esperas?, ¡mírate en el espejo!- me ayudó a levantarme frente al espejo.
Pestañas postizas, sombra plateada y piedrecillas negras; pómulos rosados y labios con brillo rojizo. Cabello alisado y con brillo. Era horrible, y no entendía que clase de trabajo era para humillarme de esta forma. Maurice me tomó la mano y me llevó escaleras abajo. Se podía escuchar la música retumbante y gritos de personas. Me hizo entrar a una de las habitaciones. Hombres en su mayoría se sentaban en las mesa aplaudiendo a mujeres y hombres semidesnudos que bailaban sobre las mesas; algunos en jaulas, otros en los escenarios. Mi corazón dio un terrible vuelto.
- No… ¡no, por favor!- él sonrió y se acercó a mí.
- Si lloras te atienes a las consecuencias. Si haces lo que yo te digo, saldrás victorioso. Harás todo lo que te digan y ¡no te atrevas a negarles algo!
- Por favor…- negó.
- Ven por aquí.- me arrastró por la multitud y me subió al escenario, en donde esas personas habían dejado de bailar. Maurice tomó el micrófono y comenzó a gritar. - ¡Este niño que tenemos aquí es hermano de Tom Kaulitz!- todos se miraron entre sí, sonriendo. -¡Le encantará tener una noche espectacular con alguno de ustedes, sean hombres o mujeres!- sonaba como una subasta… me estaba subastando.



Ahora me encontraba en mi recámara, serio, asustado, junto a un hombre blanco y robusto… la persona que había dado más de doscientos euros por una noche conmigo. Me miró con una sonrisa, la misma que yo no respondí.
- ¿En serio eres hermano de Tom?- asentí. -¿Cómo te llamas?
- B-Bill…- volvió a sonreír.
- Me encanta.- me tomó la mano y la colocó en su entrepierna, comenzando a restregarme en ella. –hmm… Maurice me dijo que podía hacerte las poses y juegos que quisiera.- el nudo en mi garganta iba a desatarse, y con él, mis lágrimas que no me dejaban ver más allá de mi brazo extendido.
- No me hagas daño, por favor…- ladeo la cabeza.
- Siempre he querido un muñequito de trapo al cual maltratar.
- No…- chillé.
- Quítate la ropa frente a mí.- me levanté de la cama y lo hiec; me saqué toda mi ropa hasta quedar desnudo completamente. Él se acariciaba. –Te creía más robusto, pero así delgadito me pareces perfecto.- se sacó solo su pantalón junto a su ropa interior y me tomó de la cintura. De un momento a otro estaba a cuatro sobre la cama, con él intentando metérmela. Sentí como mi orto se cortaba para darle cavidad a una cosa de ese tamaño, una cosa que no cabía en mí. Sentí dolor, jamás un dolor comparable; sentí mi piel quemar.


Mis lágrimas se habían encargado de arruinar el horrible maquillaje que llevaba. Estaba recostado bocabajo, había terminado con dificultad, lo había hecho sobre la cama, mientras él lo había hecho dentro de mí. Tenía mis piernas abiertas y mis caderas levantadas aun. No podía moverme, me dolía demasiado. Él ya se había ido, llevándose mi pudor y con él, mi orgullo. A pesar del dolor, bajé mis caderas. Me importó poco volver a restregar mi cuerpo en mis propios fluidos.
- ¿Te ha gustado tu trabajito?- me quedé en silencio, hasta que él se sentó a mi lado, haciéndome abrazar mis rodillas con fuerza para no acercarme más a él. –Me han dicho que lo pasaste gimiendo como una putita.- sonrió. Y después suspiró. –Tu hermano sí que no te sabe aprovechar. Quiero probarte esta noche.- mi pecho dio punzadas fuertes.
- L-le dijiste a mi hermano que no me harías daño…- sonrió.
- Yo no te hice daño, te lo hizo ese maricón. Además, a Tom le gustará saber que su hermano es uno de los juguetes sexuales que más pedirán de ahora en adelante.
- Snif…snif…
- Oh, lagrimitas de crío no, por favor.- pegué mi frente a mis rodillas. –No me hagas enfadarme más. Vamos, ponte ropa que hace frío para que andes desnudo y baja a comer.


Al paso de dos días me habían quitado las últimas sobras de mi virginidad, había tenido todas las relaciones sexuales que no tuve en dos años, y una de ellas fue con Maurice. En mis brazos no cabía otra herida, en mi estómago y en mis piernas tampoco… yo mismo ayudaba a acabar con mi vida.
Pero esa noche tuve un sueño. Soñé que estaba en los brazos de mamá, soñé que todo en mi vida volvió a cobrar sentido. Nuestra casa era igual a como era antes. Mamá me acariciaba el cabello mientras platicábamos acerca de nuestros días; volví a ser la persona con la que estaba bien, con la que se llevaba perfecto con su hermano. No nos faltaba nada.
Soñé que todo era igual que antes. Soñé que aun había esperanza, que esto que hacía por mi hermano valdría de alguna forma la pena; que él me lo agradecería y obtendría su perdón; que las amenazas y heridas se irían.
Pero ahora tenía una nueva perspectiva de todo.


3 comentarios:

  1. hdgsghaja! Pobre Bill u-u sufre demasiado! && Tom ¬¬ ow! ><' Quiero que haya felicidad! aunque aun así me gusta ñ.ñ vale sube pronto, cuídate, chao...

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  2. Haaayyyyyyyy! Auch auch! Juro que llore ToT me hiciste llorar estos capitulos son fuertecitos, pero me gustan. . .
    Amo como escribes, es tan triste y horrible lo que hicieron con Bill
    cuidate y un abrazo :D

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  3. TT____TT POR DIOS! me hiciste llorar... U__U Todo es tan triste... pobrecito Bill... MALDITO, AHORA SI MALDITO MAURICE! Espero no lastimen mas a Bill....
    Me encanto el capitulo, es tan emocionante... Pasan cosas tan inesperadas que simplemente ME FASCINAN!!!
    Cuídate mucho mucho mucho y te mando un abrazotote ;-)

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