Sentí un tacto tibio en mi
cuello que me hizo revolverme en el colchón; una pequeña y grave risa penetró
mis oídos, y después sentí cosquillitas en el cuello de nuevo. ¿Quién mierda
tenía la insensibilidad de despertarme de esa forma?, ¡mierda, que molesto!...
Sacudí la cabeza y me rodé en el colchón. Esa risita se escuchó de nuevo, y al
tiro, ese tacto volvió; creo que gruñí, no lo recuerdo, estaba más metido en
intentar que mi sueño no se esfumara. Y de pronto, cuando el sueño se volvía
gris y desaparecía, pude percatarme de que ese tacto eran unos labios. Abrí los
ojos de golpe, quizá todo lo había soñado y era mamá o…que se yo, no sé ni que
mierda pensaba.
- Agh…- gruñí. La risita
comenzó de nuevo y los besos molestos en el cuello también. – Tom…- dije
cerrando los ojos para intentar dormir de nuevo, pero él siguió con los labios
en mi piel. -¡Vale, Tom, ya basta!- le empujé débilmente con mi mano. –Déjame
en paz…
- ¿Qué no te gusta que tu
hermano te despierte así?- se carcajeó. Negué, tratando de acoplar mi vista al
sol de plena mañana.
- Eres extraño, Tom…demasiado…
- ¿Por qué?- dijo burlándose.
- No es normal que despiertes a
las personas así, ¡y encima sigues cuando te he dicho que no!
- No me has dicho que no, solo
gruñías y suspirabas.- lo miré incrédulo. Él se carcajeó. –Mira como ese hijo
de puta te dejó la cara.- dijo, mirándome con seriedad.
- Creo que me han roto todas
las costillas.
- ¡No digas esas cosas,
marica!- fruncí el entrecejo.
- No, en serio me duele.- me
levanté la playera por la parte de la espalda. Tom sacó un grito ahogado, el
cual me hizo revolverme con miedo. -¿Qué tengo?- Intenté en vano mirar mi
espalda. Sentí las yemas de los dedos de Tom en mi espalda; era increíble como
un simple tacto me hacía casi gritar de dolor.
- Estas…mierda, Bill, estas
todo amoratado y cortado.- me baje la playera y lo miré. –Tenemos que llamarle
a un doctor.- negué.
- Claro que no, Tom, no tenemos
dinero ni para comer. Aun puedo aguantar.
- ¿Estás seguro?- asentí, sin
mirarle.
La realidad era que no podía
mantenerme erguido por mucho tiempo, pero supongo que mi cuerpo se
acostumbraría. No quería hacer que encima Tom se rompiera la espalda para pagar
un doctor que no era lo suficientemente necesario.
Tom se levantó del colchón e
hizo crujir sus dedos.
- No hagas eso, Tom, te puede
dar algo.- sonrió.
- ¿Algo como qué?; mis dedos
están más deformes que nunca. Puedo vivir con eso.
- No, alguna enfermedad.
Artritis o algo parecido.
- Solo lo hago de vez en
cuando.- decía mientras se colocaba las zapatillas. –Bien, saldré para buscar
trabajo, ¿sí?
- ¿Puedo ir contigo?- él negó.
- Prefiero que te quedes aquí,
así te alivias más pronto.- bufé.
- ¿Y si te encuentras con
Maurice?
- Me las arreglo yo solo.-
Había esperado más bien mucho para poder formularle una pregunta que me tenía
malo desde ayer por la tarde, la cual no me había dejado dormir hasta caer en
mi peso propio. No sabía cuál sería la reacción de mi hermano, pero sus
palabras parecían haber sido muy sinceras y directas. Y la realidad era que yo
no quería que algo malo nos pasara a ambos.
- ¿Tom?
- Hmm.- me miró, mordiendo sus
uñas.
- ¿Cuál fue la nota que dejó
Maurice en el baño?- Si no fuera porque Tom se ponía terriblemente pálido
cuando no comía gracias a la anemia, podría jurar que se había puesto tan
blanco como la leche. Con sus dientes empujaba la perforación de sus labios, y
la tensión le succionó cada músculo.
- ¿Una nota?- asentí, aunque
sabía que él no me miraba.
- Ajam.
- No, nunca vi una nota, ¿de
qué hablas, Bill?, no había ninguna nota.- me acomodé el cabello, jalándome un
poco. -¿Maurice te dijo algo sobre una nota?- me miró. Y yo asentí.
- Me dijo que te preguntara
sobre eso, y que de mí dependía si volvía a vernos.- tragué saliva con el
corazón bombeándome con fuerza. –Me dijo que yo pagaría las consecuencias.
Despegó los labios, como si
necesitara más aire para respirar bien; escuché algo parecido a un jadeo, y
después se tomó la frente, quitando su mirada de la mía. Sabía por sus ojos
apagados que algo estaba ocultando y que no le salía nada bien. Él sabía
exactamente de la nota de la cual le hablaba, sabía perfectamente lo que decía
en ella, y que ambos pagaríamos por su culpa, porque él trataba de ocultarlo,
cuando sabía que no era lo correcto.
- Bueno, sí había una nota.-
confesó. Le miré con confusión, esperando una explicación de lo que decía en
ella. –Pero no es tan importante. No debes preocuparte por eso.
- ¿Qué decía en ella, Tom?,
¿Maurice no nos quiere ver en la calle?
- Depende de que te refieras.-
dijo con sarcasmo.
- Me refiero a que, él no
quiere que salgamos de esta casa, no quiere que salgamos adelante.- Bajó la
mirada y frunció el entrecejo. Dejó salir aire de sus labios con delicadeza y
estrujó su cuello.
- ¿Sabes?, no hay nada por lo
que tú debas preocuparte, ¿sí?
- Pero si Maurice…
- Maurice no te puede hacer
daño otra vez.- interrumpió.
- ¿Y tú?
- Si me lo encuentro intentaré
poner las cosas en su lugar.
- ¿Intentarás?- entornó los
ojos y volvió a sentarse a mí lado; me tomó delicadamente por los hombros y
negó.
- Intentaré hacerlo todo, y si
no lo logro, no hay nada que podamos perder, es decir, mira el lugar en el que
vivimos; si nos echan de esta casa, haré todo por conseguir otra nueva.-
asentí, serio, sin convencerme del todo.
- No entiendo porqué no me
dejas conseguir un trabajo yo también.- Resopló, mirándome fijamente a los
ojos.
- No puedes, en verdad créeme,
no puedes. Simplemente no.
- No es coherente…- me tomó el
mentón con delicadeza.
- Te lo contaré al regresar,
¿sí?- asentí. Se levantó y caminó a la puerta, para detenerse ahí y mirarme.
–Si tengo suerte podré traer algo para comer hoy.- Se carcajeó, a lo que yo
sonreí.
Me daba pena la forma en que
Tom se llevaba todo el peso de la situación; cómo no quería aceptar mi ayuda
para salir juntos adelante. Pero desde ahora haría lo que estuviera en mis
manos para no quedarme solo aquí recostado, mirando como mi hermano se da por
vencido. Esta vez prometo que nunca dejaré todo para verle sufrir.
By Tom
- ¿En qué puede servirme
alguien como tú? Es decir, no quiero que te ofendas, pero tu imagen no
concuerda con este trabajo.- dijo ese estúpido hombre trajeado y relamido.
- Puedo limpiar el lugar.- se
echó a reír con fuerza.
- ¡Es que ni siquiera tienes
imagen de eso!, eres de la calle, no puedo darte un trabajo.- Mis manos se
hicieron dos grandes puños; nunca había sentido tanto repudio hacia una
personas que no fuera Maurice.
-Supongo que es mejor ser
alguien de la calle a ser un hijo de puta que se lo pasa fingiendo que ayuda a
las personas cuando lo único que hace es tocarse las pelotas.- y me retiré de
ahí, con las manos en la cara, completamente desesperado.
Cinco lugares en los que había
sido ignorado tan solo por mi estúpida apariencia. Las opciones se me estaban
acabando. Una semana buscando el día entero un puto trabajo y en todos era lo
mismo. Mi única opción era quedarme en el taller de autos con cinco euros por
dos semanas. Caminé por unos callejones, enfadado, con el corazón pulsándome al
cien de la pura rabia. ¿Cómo le haría para mantenernos?, de nuevo volvería a la
venta de drogas… tal vez esa sería la única solución a todo esto.
- Oh, pobre tío.- Me di la vuelta.
- ¡¿Y tú qué mierda quieres,
Maurice?!- se carcajeó y se acercó a mí.
- ¿Le has dicho a tu hermanito
lo que decía la nota?
- No…
- Oh, ¿por qué no, es que acaso
te da miedo?- entorné los ojos.
- ¿Miedo?, quizá sea esa una
palabra que tú uses mucho.- me burlé.
- Sí, tienes razón, me lo han
dicho, que todos me tienen miedo.- levantó las cejas, autosuficiente.
- Por favor, tú no nos puedes
hacer daño.- se carcajeó.
- Lo he hecho tres veces-
levantó su índice. –Te embargué- levantó el dedo medio. –Lastimé a esa estúpida
bola de pelos. – Y por último, levantó el anular. –Y golpeamos a tu hermanito.
Si tú lo deseas, puedo darles otra advertencia; Para mí es tan fácil como
respirar.
- No te será tan fácil respirar
por medio de tubos, así que te recomiendo no volver a acercarte a nosotros.-
volvió a carcajearse.
- Vaya amenazas tan maricas,
Thomas. Pasa, que yo no te tengo miedo.
- Pasa, que no volverás a ver
la luz si te atrever a tocar a Bill.- abrió los ojos con sorpresa, y después
sonrió.
- Oh, entonces prefieres
lastimar tu cuerpo antes que el de ese hermano tuyo, ¿no?
- No digas tonterías.
- La única forma en la que
puedo regresarte toda esa mierda que llamabas muebles y el dinero que tenías
guardado, es haciendo un trueque.- me lo pensé por unos pequeños segundos, pero
la realidad era que haría absolutamente todo por volver a tener la humilde pero
servible vida que llevaba antes.
- Habla.- sonrió. Se lamió los
labios y lo quiso hacer de intriga, pero no me dejé llevar por el momento, tan
solo lo miraba y esperaba paciente, a pesar de que el cielo se volvía
anaranjado y los últimos rayos del sol se desvanecían.
- Te daré todo, absolutamente
todo, incluso te daré mucho más dinero del que guardabas.- dijo, creyendo que
comenzaba a excitarme su estúpida, pero quizá no descartable propuesta. –Pero a
cambio tendrás que darme algo quizá muy valioso para ti.- se puso el pulgar en
el mentón y levantó las cejas.
- ¡Habla de una vez!- se puso
serio de pronto, y negó.
- Tendrás que darme a tu
hermano.- ladeo la cabeza. Abrí los labios para contestarle, pero él levanto
las manos y me silenció. –No lo quiero para siempre, solo lo quiero a lo mucho
una semana a mi lado.
- ¿Estás pirado?- me burlé.
-¿Por qué querría yo cambiar a una persona por el dinero?
- Porque ambos salimos ganando,
¿no te parece? Te quedas con todo, y con un trabajo que yo te proporcionaré,
uno donde te paguen bien y puedas mantener a tu hermano y a ese horrible perro;
Tendrías la hipoteca de tu casa; volverás a tener esa popularidad que tenías en
este barrio.- sonrió. –Todo eso a cambio de cinco días con tu hermano. Es
justo, ¿no?
Tragué saliva y me lamí los
labios como un completo desesperado. Al final su propuesta me excitaba un poco;
y comencé a dudarlo, a crear un sí en mis labios para pronunciarlo. Pero me
mordí la lengua, pensándomelo mejor, pues bien dicen que “Una mala decisión
puede arruinarte la vida.”
- Y, si llegas a rechazar todo,
perderás.- lo miré a los ojos, esperando una explicación. –Le arruinaré la vida
a tu hermano.- bufé con sarcasmo. – y quizá te preguntes, ¿a mí que mierda me
importa su vida?- sonrió. –Pero estoy seguro de que el sentimiento de culpa que
sentirás será tan fuerte, que tú propio interior será un infierno, no podrás
vivir contigo mismo. Y terminarás muriendo.
Sus palabras me hicieron
sentirme más ingenuo, me hicieron sentir de nuevo ese hueco que años atrás
quise enterrar con los recuerdos. Me hice más débil; estaba a punto de ceder
tan solo porque no quería de nuevo vivir en ese pasado en el que Bill seguía
significándome una mierda. Tal como creía que seguía siendo. Me metí las manos
a los bolsillos del pantalón y lo miré a los ojos, los cuales no quitaba de los
míos, mientras sonreía con suficiencia.
- ¿Para qué quieres a mi
hermano?- pregunté. Él alzó las cejas y rió.
- No lo sé, quiero probar
algunas cosas con él.
- ¿Le lastimarás?- ladeo la cabeza.
- No lo sé.
Y de nuevo, me quedé en
silencio.
- Piénsalo. En dos semanas iré
a tu casa… o lo que queda de ella.
…
- Habló (Tu nombre) a mi
móvil.- me dijo con una pequeña sonrisita.
- Es la primera llamada que te
hace desde que salen juntos.
- Mhh…
- Lo siento, no me quise
referir a eso.- él negó y dejó el celular en la pequeña bardita de las
escaleras.
- ¿Cómo te fue?
- Mierda, ni me lo menciones.
- ¿Tan mal?- asintió.
- He estado pensando en una
cosa, ¡pero no quiero que te enfades y empieces a gritar!- me miró serio y
asintió.
- ¿En qué?
- Podría… vender droga.- su
cara se puso sería completamente. Sabía que trabajos como esos violaban los
principios de mi hermano, pero yo era totalmente diferente, a mí no me
importaban ni mis principios ni mi moral si eso tenía que jugársela con mi
vida.
- Estás loco.- fue lo único que dijo antes de correr escaleras
arriba, sin importarle todo el dolor que seguro sentía en su cuerpo.
Lo seguí hasta llegar a esa
habitación, en donde él estaba sentado en el colchón, abrazando sus rodillas.
Me senté a su lado y me saqué las zapatillas con delicadeza; después lo miré a
los ojos, esperando una palabra suya, porque sabía que diría algo acerca de
esto aunque no lo quisiera realmente.
- Por favor, Tom, no te metas
en eso…
- Es de la única forma que
podemos volver a tener algo para comer, ¿no es eso lo que quieres?- negó.
- Prefiero morir de hambre.-
recargó su quijada en sus rodillas.
- ¿Serías capaz de ir a un
lugar por cinco días? Ya sabes, para recobrar todo.- me miró.
- Sí.- sonreí.
- ¿Enserio?- asintió.
- Pero solo si vamos juntos.-
mi sonrisa se borró de pronto. Negué.
- No, tú solo.- negó,
entreabriendo los labios.
- No, entonces no…
- ¡Mierda, Bill, es que tú
nunca comprendes cierto!
- ¿Qué?
- ¡Que no te quiero cerca de mí
siempre!- cerró sus labios y sus cejas comenzaron a bailar.
- ¡No entiendo entonces porqué
finges que después de todos estos años estamos bien de nuevo!
- ¡Para empezar yo no te quería
en mi casa, lo hice por papá!
- ¡Creí que volvería a ser
igual!
- ¡Te dije que no lo sería, te
dije que nunca volvería a quererte…!- no me había dejado terminar cuando sus lágrimas
increíblemente ya caían sobre sus mejillas. –Bill, no llores…
- Quise estar contigo, no quise
dejarte solo con esto… ¿crees que no sería fácil tomar un camión que me lleve devuelta
a Hamburgo?... lo peor de esto es…que lo veía venir, Tom, ¡sabía que tarde o
temprano esto sucedería de nuevo, y aun así no quise dejarte!
Me acerqué a él y limpié sus
lágrimas; le aparté el cabello de la cara y le envolví en mis brazos. Él me lo
contestó, respirando entrecortado. Me separé de él y le miré a los ojos,
volviendo a quitar sus lágrimas.
- Lo siento.- tragó saliva. –Estamos
juntos en esto, ¿sí?
- Hjumm…- asintió.
- Juntos hasta que todo se
arregle, ¿bien?, perdóname… pero es que todo esto es tan difícil para mí…
- Ya lo sé…
Nunca creí que una de las
decisiones que hace unos años podría haber tomado con los ojos cerrados, se volviera
una de las decisiones más difíciles en toda mi vida.
u-u Perdón por dejar de comentar tanto tiempo, no había tenido espacio para leer, ni escribir, espero no te moleste, u-u espero que Tom cambié su forma de ser con Bill jskdhjhfh ¬¬ maldito Maurice .i.
ResponderEliminar¡¡¡ Quiero que todo se arregle!!! Okyá ._.
Vale, sube pronto, cuídate && bye ^^
awwwwwwwwwwwwwwwwwwww! Por que todo es tan triste, tan dificil tan hay ya no se? ToT
ResponderEliminarHay me dio cossita lo ultimooo!
Esperemos y Tomy vuelva a ser el mismo!
Cuidate y un abrazo :D
amo tu fic! Yeahhhh! :B
Esta por darme un ataque de ansiedad! ME ENCANTOOOO..!!!!
ResponderEliminarAwnn pobres los gemelitos, ojala ese MALDITO de Maurice no les haga mas daño! T__T
Espero subas pronto, esto es como una adicción de verdad xD haha sin exagerar!
Espero el próximo, cuídate mil besos! :D