By Tom
- Tom, despierta.- sentí sus manos en mi hombro,
sacudiéndome un poco. Abrí mis ojos, adormilado, cansado, y la miré. –Ve y date
una ducha, que llegarás tarde a tu examen.
- Bien…- me saqué las cobijas del cuerpo y esperé a
que se largara para cerrar la puerta con el pestillo y quitar mi ropa por
completo y caminar al baño después. Encendí la ducha y esperé a que el agua se
calentara un poco. Al hacerlo, me metí, dejando que el agua quemara mi piel.
Me coloqué mi ropa e hice una coleta con mis rastas.
Bajé las escaleras rápidamente y caminé al desayunador, en donde mamá y Bill
comían, riendo, ladee la cabeza al ver a mi hermano despierto tan temprano en
sábado.
- Siéntate a desayunar, Tom.- asentí y me senté a su
lado. Bill bajó la mirada, y pronto comenzó a mover sus pies, nervioso, dejando
la cuchara en sus labios por unos largos segundos.
Al terminar, me levanté y dejé los platos en la
cocina, caminé al baño y cepillé mis dientes rápidamente. Bill estaba tras de
mí, esperando a que yo terminara para él hacer lo mismo.
- Bill nos acompañará, ¿bien?- asentí, sin mirarle.
[…]
Al llegar a la escuela, abrí la puerta del auto y
Bill hizo lo mismo. Lo miré incrédulo, esperando una explicación.
- ¿Qué pasa, Tom?- preguntó mamá, seria.
- Nada. Yo me voy.
- ¿Y tú a dónde vas, cariño?
- Eh… pasa que he olvidado mi libro de ciencias en
el cubículo, necesito ir a por él.
- Está bien, pero no tardes mucho, ¿bien?
- Sí, mamá.- sonrió y ambos caminamos a la puerta,
en silencio. -¿has estudiado después de que me echaste?- lo miré, abriendo la
puerta de la entrada. El lugar estaba vacío; por primera vez había visto el
colegio de esta forma.
- No.- contesté seco, observando todo a mí
alrededor. Él miró la pantalla de su móvil y después me miró a mí, sonriendo.
- Aún quedan ocho minutos para que sea tu examen,
¿quisieras que te ayude?- una vez más lo miré con incredulidad; no comprendía
nada de lo que estaba pasando. Me quedé en silencio durante el camino hacia el
cubículo; inconscientemente lo seguía, para acompañarle por ese pasillo tan
grande y estrecho.
- No necesito que me ayudes, aun así no pienso
contestarlo.- me miró enojado, mordiendo sus labios.
- ¿No vas a contestar la prueba?- asentí. -¿Por qué no? irás al curso de verano.
- No lo contestaré y ya.- nos quedamos en silencio,
escuchando nuestros pasos por ese pasillo. A estas horas de la mañana mi único
pensamiento era dormir, descansar por un par de horas más.
- Está mal- lo miré. -, está mal lo que haces, Tom.
La otra noche, en la cena, papá te lo advirtió, ¿es que no te importa?- se puso
molesto, lo podía ver en esos pequeños ojos desmaquillados.
- No, no me importa.
- Sabes que al final papá acabará rompiéndose la
espalda por ti, ¿por qué no haces nada por ayudarle?, al menos con tu promedio.
- Oh, ¡estás muy equivocado! Papá ya se ha roto la
espalda, ¡y lo hizo por ti, no por mí!, por tu culpa todo esto está pasando,
¡¿acaso crees que estaría en esta situación si tu hubieras estado aquí?! ¡No,
no habría sucedido!, estoy aquí por tu culpa, porque nuestros padres no me
dejaron salir ¡porqué podría pasarme algo como a ti! No contestaré esa
prueba, porque tú y ellos me hicieron
tener que presentarla.
- ¡No digas que es mi culpa, Tom!, yo no estaba
cuando pasó todo eso.
- Exacto, no estuviste, y por eso pasó, ¡porque los
idiotas se preocupaban por ti y no me dejaron hacer nada! ¡He pasado la puta
navidad castigado por tu culpa; me querían hacer rezar por ti!- bajó la mirada.
- ¡Y yo he pasado la navidad en un cuarto oscuro
siendo cortado y casi sodomizado por un hombre desconocido!- tragué saliva con
sorpresa. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero rápidamente las quito, como si
le diera vergüenza que lo mirara llorar.
- Papá me ha dicho que yo no importaba, me ha hecho
comprender que para esa puta familia yo no valgo.
- Tom… pero…
- ¡Oh, guarda silencio!- le di un pequeño empujón y
caminé con rapidez, hacia el cubículo donde sería la prueba.
- Buenos días, Tom.- la miré, que estaba sentada
ahí, tomando un café y escuchando música a lo bajo por la radio.
- Hola, buenos días.- dije con voz queda, mirando el
lugar, esperando.
- Bueno, aquí está la prueba, ¿has estudiado?-
asentí. –Bueno tomate tú tiempo.
Leí la prueba por completo antes de contestarla.
Mierda. Al tiro me puse completamente nervioso, no sabía nada de lo que había
ahí. Al cambiar la hoja, miré algunos de los ejercicios que Bill me había
enseñado la noche pasada, y sonreí, contestando todo con facilidad; pero al
terminar esos ejercicios tan solo pude contestar unas cuantas cosas.
Empecé a jugar con una rasta, jalándola mientras
intentaba recordar algo; pero de pronto mis ojos se cerraron, dejando mi cuerpo
y mi cabeza caer en el escritorio, sin pensar que estaba en una prueba lo
suficientemente importante, y que era claro que no debía dormirme. Pero pareció
que poco me importo, pues simplemente me recosté y comencé a dormir.
- Tom, hey, Tom.- me levanté de golpe, levantando la
cabeza para mirarla. –De nuevo te has quedado dormido.- dijo negando. – ¿Cómo piensas
aprobar si no te importa?- me quedé en silencio, mirando la prueba. –Se ha
acabado el tiempo, puedes regresar a tu casa.
Me levanté de la silla y caminé fuera, en silenció.
Algo me apretujaba el pecho, la verdad es que sabía el nombre del sentimiento y
estaba consciente de que lo estaba sintiendo. Era la culpa. Pero no hice nada
por calmarla, solo respiré hondo y caminé al baño para echarme agua en la cara.
Me miré en el espejo, tocando mi perforación que comenzaba a salirse de su
lugar, pero que va, si llevaba cuatro años sin cambiarlo. Bajé las escaleras y
corrí a la puerta de la entrada. Ahí estaba el auto de mamá, aparcado enfrente.
Bill paró su mirada en mí, me miraba desde la ventana, serio. Abrí la puerta,
enfadado, algo estresado también.
- ¿Cómo te ha ido en la prueba, Tom?- preguntó mamá,
mirándome.
- Oh, no lo sé, no me han dado los resultados.-
mordí mis labios, abriendo la ventanilla.
- Bueno, pero ¿cómo te has sentido?, ¿seguro?
- Sí, mamá.- el móvil de mamá emitió un sonido
agudo; ella lo tomó y respondió.
- ¿Hola?...sí, sí, soy yo, ¿quién habla?... ahh, sí…
ajá…-su voz se tornó más queda, pareció molestarse de pronto. -¿No hay nada que
podamos hacer?... humm…no, no, entiendo, de verdad… sí, no se preocupe… ¿Cuándo
comenzará?... bueno, muchas gracias por avisar… igualmente, adiós.
- ¿Quién era?- preguntó Bill, abrochando el cinturón
de seguridad en su cuerpo. Mamá negó, haciendo lo mismo que Bill, dejando su
móvil dentro de su bolso de piel negro.
- Era su maestra, la de matemática.- miré a mamá con
sorpresa, hecho una mierda, nervioso.
- ¿Ella cómo consiguió tu número?- volvió a
preguntar él, mientras mamá arrancaba y salía del aparcamiento de la escuela.
- Oh, no tengo idea, cariño, y es que la verdad no
me importa tampoco.- puso sus lentes de sol, pues la luz de la mañana pegaba
tan fuerte, tanto que Bill bajó la visera para ocultarse del sol. –Tom, ¿es que
te preocupa reprobar la prueba?- comencé a jugar con mis dedos, un poco
nervioso.
- Eh… sí…- emití sin saber realmente la respuesta.
- ¡Pues es que no parece, Tom!- dí un bote,
sobresaltado. -¡No has estudiado nada, ¿cierto?!
- ¡Sí he estudiado!
- ¡No lo demostraste, has reprobado la prueba, con
calificación menor!- tragué saliva, decepcionado de mí. -¡Encima te quedas
dormido y después me dices que te ha ido bien! ¿Cómo piensas que tu padre va a
ponerse cuando lo sepa?, Es que no has pensado en él, ¡no hay dinero suficiente
para pagar el curso!, vas a ser tú quien le diga a tu padre que has reprobado.
- Pero… mamá…- dije con la voz entrecortada.
- Te atienes a las consecuencias. Es lo que te ganas
con tus actitudes necias de crío, ¡mira que te dieron la oportunidad y la
dejaste ir, no te importó! Tienes un hermano que ha aprobado matemática, ¡¿Por
qué no le pediste ayuda?!
- ¡Guarda silencio, mamá!, ¡No quiero escucharte
ahora!
- ¡Encima te pones los moños para hablarme así!- mi
mirada se clavó en la calle, no quería llorar, pero sin duda lo acabaría
haciendo.
Al llegar a casa bajé rápidamente del auto y entré a
casa, corriendo hasta mi recámara, deshaciéndome del puto uniforme. Tomé algo
de ropa y la eché en la cama. En la puerta se escucharon dos golpecitos
pequeños; me viré, ahí estaba Bill. Pero que idiota, me había olvidado de
cerrar la puerta.
- ¡Lárgate de aquí! ¿Qué no ves que estoy casi
desnudo?
- No le veo el problema, ya te he visto
completamente desnudo.- rodeé los ojos y coloqué mi pantalón, sin abrocharlo.
- ¡Vete de aquí, no quiero verte!
- Quiero estar contigo, sé cómo te sientes.- coloqué
mi playera y volví a mirarle.
- ¡PÍRATE, IDIOTA, VE A CONSOLAR A TU JODIDA MADRE!-
me miró con miedo, retrocediendo.
- ¡Bajen a comer!- ambos miramos a las escaleras y
caminamos hacia ellas, bajándolas con rapidez. Nos sentamos en el comedor, en
donde mamá y papá ya se sentaban en la mesa, esperándonos.
Bill tomó el tenedor y comenzó a picar su comida,
partiéndola con el cuchillo delicadamente. Mordí mis labios, imitándole,
evitando la mirada hacia papá y mamá. Por primera vez, la hora de la comida los
cuatro lo pasamos en silencio, algo que me incomodó un poco, pues mamá no había
dicho nada acerca de mi examen y me ponía los pelos de punta. Al terminar, me levanté de la mesa y
fregué los platos rápidamente, para ir a esconderme en mi recámara. Sequé mis
manos en mi pantalón y al levantar la mirada, miré a mamá, que estaba seria frente a mí,
mirándome. Caminé rápidamente para no estar más con ella, pero me tomó el
brazo.
- Yo no le diré a tu papá ni una sola palabra, eh,
¡se lo vas a decir tú!- susurró. Mis dientes apresaron mis labios una vez más,
y yo solo me encaminé hacia mi recamara.
[…]
Ya eran las 8:50 por la noche, aun no pensaba como
podía encararme a mi padre, pero sin siquiera volverlo a pensar, me saqué los
auriculares de mis oídos y me levanté de la cama, encaminándome hacia la
recamara de papá y mamá. Toqué la puerta un par de veces.
- ¡Adelante!- gritó él. Abrí la puerta, y antes de
entrar, quité la goma que sostenía mis rastas, dejándolas caer por mis hombros
a peso propio. Caminé hacia adentro, mirando a ambos recostados en la cama,
mirando la TV, serios. -¿Qué necesitas, Tom?
- Decirte una cosa.- lo miré a los ojos y me paré
frente a la cama. Papá bajó el volumen de la TV y me miró con atención. –Bueno…
yo….- ¡mierda, que era tan difícil!, respiré hondo y apresando mi brazo con mi
mano contraria, hablé. –He reprobado la prueba… tendré que ir al curso de
verano.- mi mirada se mantuvo en sus ojos, sin bajarla ni una vez.
- ¿Qué tienes que decir ahora?- dijo con una voz tan
pasiva, sin subir el tono de su voz.
- L-lo siento.
- Lo siento- negó, levantándose de la cama. -¡¿Crees
que con un “lo siento” podrás revertir todo?!- me tomó los brazos con fuerza.
-¡EN QUÉ ESTABAS PENSANDO, TOM! Tú sabías que no hay dinero ahora, tenemos que
pagar los medicamentos de tu hermano, ¡piensa un momento!- me miró a los ojos.
-¿sabes una cosa, Tom?, ¡estoy muy decepcionado de ti! Has cambiado demasiado,
¡me has decepcionado por completo!
- Pero…- dije en un hilo de voz, pero él me silenció
con un fuerte grito.
- ¡ESTAS CASTIGADO, NO PODRAS SALIR A NIGUN LADO EN
LAS VACACIONES!, ¡Vas a encargarte de la limpieza en la casa!, no puedo
creerlo, Tom, ¡pero qué inconsciente eres!- me zafé de sus brazos con fuerza,
con los ojos llenándose de lágrimas.
- ¡LO SIENTO, PAPÁ, ¿SÍ?, LO SIENTO!- y me largué a
mi habitación, cerrando con un portazo y echándome al suelo recargado en la
puerta.
By Bill
Estamos solos en casa. Tom friega los trastos en la
cocina, escuchando esa horrible música sin diversos ritmos, tan solo el
mismo en todas las canciones: el Rap.
Tal parece que le ha chupado un huevo lo del castigo que papá le ha metido,
pues no renegó en la mañana que papá le despertó para que hiciera el aseo diario
de la casa. Me acerqué a él, con un vaso lleno de agua, el mismo que bebía
lentamente. Él me miró, serio.
- ¡No jodas, Bill! ¿Qué no ves que estoy fregando y
tú vienes a echarme más trastos?
- Eh, tranquilo, ¿sí?, que he venido a ayudarte
ahora que papá y mamá no están.
- ¿Ayudarme?, lo siento, pero no recuerdo haber
solicitado tu ayuda.- me miró serio, apartando después la mirada de mí.
- Pasa que Andy y Georg vendrán hoy.- él me miró.
- No me importa.
- No mientas, llevas meses ansiando estar con ellos,
no entiendo porque te separaste de pronto. ¡Eres un puto orgulloso!- no me
devolvió una respuesta. Tomé un sorbo de agua y me recargué en la pared.
- ¡EH!, fuera de aquí, estoy limpiando.- me miró,
apagando la llave. –mierda, que te vayas.- me dio un fuerte empujón en el
pecho, haciéndome caer al suelo, empapándome de agua y cortándome mis pies
desnudos. Lo miré con miedo, algo mareado por el golpe.
- ¡¿Pero qué te pasa, Tom?!- él sonrió. Mi
respiración se entrecortó, acaricié mi pie y lo miré asustado y algo enojado.
-¡ERES UN HIJO DE PUTA!- me levanté del suelo, cuidando que mis pies no
volvieran a tocar los vidrios.
- ¡No vuelvas a llamarme así!
- Has cambiado demasiado, Tom…- dije secando las
lágrimas que aun no dejaba que salieran del todo.
- Deja de llorar por todo, marica.
- Si ya no me quieres, ¡al menos déjame solo, deja
de lastimarme!- se acercó a mí, apretando mis mejillas con su mano, haciéndome
sentir un dolor imposible de calmar gracias a la fuerza que ponía en su mano.
- Lo siento, hermanito, pero es tan difícil no
hacerlo, ¿sabes? ¡Adoro mirarte sufrir!- sonrió tan rápido, por un medio
segundo, y después se puso serio, sacando su mano de mis mejillas con fuerza.
Sonó el timbre, Entonces sin pensarlo más, caminé hacia la puerta, acariciando mis mejillas. Me asomé por la ventana, ahí estaban Georg y Andy, platicando con unas grandes sonrisas. Abrí la puerta y les dejé pasar.
- ¿Cómo estás, Bill?- dijo Andy, mirándome con una
sonrisa.
- Estoy… bien…- sonreí.
- Oh, pues no parece, niño, ¿qué te paso en esas
redondas mejillas?- rió, mirándome. Yo al tiro me las cubrí con ambas manos.
- Peleas con mi hermano, ya sabes.
- ¿Aún siguen de los cabellos?- asentí. –Vaya,
oficialmente es la pelea más larga que han tenido.- dijo Georg.
- Eh, pero no me culpes a mí, yo he intentado que no
sea así, pero el hijo de puta no responde.- él negó.
- Pues que se puede hacer, ¿no?- asentí. Tom salió
de la cocina con la escoba y el recogedor, nos miró y después bajó la mirada al
suelo, barriendo, sin saludarles. –Oh, Tom, ¿te han puesto de criada por eso de
la prueba?- miré a Georg, algo sorprendido.
- ¿Cómo sabes eso de la prueba?- pregunté.
- Por eso de que nuestras madres irían a tomar un
café. A Andy y a mí nos han traído en el auto, y tu madre comenzó a hablar acerca
de la prueba de Tom.
- ¿Entrarás a la preparatoria el próximo año, Tom?-
preguntó Andy. Tom lo miró, dejando la escoba.
- Me chupa un huevo lo que mis putos padres quieran
hacer.- contestó seco,
- No hables así de nuestros padres, Tom, ¡ellos no
han tenido la culpa de que tú no quisieras estudiar!, no te hagas el
fuerte, hasta una persona que no te
conoce sabe que esto te duele.- grité, mirándole un poco enfadado. Él me miró
con rabia y de pronto, dejó caer la
escoba al suelo.
- ¿sabes una cosa?, ¡estoy hasta los huevos de ti y
tus estúpidas palabras!, ¡no ayudas a nadie, ¿sí?! ¡Lo único que haces es que
las personas se cansen cada segundo más de ti!
- ¡No te estoy diciendo nada para que reflexiones,
Tom! ¡Solo no me gusta que hables así de papá y mamá!, ¡quieres buscar a un
culpable y el único eres tú! Yo intenté ayudarte a estudiar, pero fuiste tú
quien no quiso.
- ¡No necesito la ayuda de un marica, ¿entiendes?!
¡NO NECESITO NADA DE TI!
- ¿Sabes lo que pasa?, ¡PASA QUE ESTAS CELOSO! ¡Solo
quieres llamar la atención!
- ¡Quien quiere llamar la puta atención eres tú,
haciéndote la puta víctima, fingiendo que aun tienes pesadillas acerca de la
tarde en que te secuestraron!
- ¡Tú no sabes que es lo que sueño, tú no sabes cómo
me siento!
- ¡Y TÚ TAMPOCO SABES CÓMO ME SIENTO YO!
- ¡Que te follen hijo de puta!- se acercó a mí,
tomándome los brazos fuertemente y echándome al suelo.
- ¡Tom!- grité, con miedo.
- Hey, viejo, deja a tu hermano, ¿bien?- dijo Georg,
asustado.
- ¡Tú cierra la puta boca!- abrió sus piernas y se
sentó en mí, tomando mi cuello. -¿sabes?, ¡estoy hasta los huevos de ti y tu
estúpida hipocresía!
- ¡Te odi-o!- sentí su puño en mis dientes.
- ¡TOM!, ¡hey, amigo, que sueltes a tu hermano,
vale, POR DIOS!- gritó Andreas.
- ¡Vas a pagar por todo lo que me has hecho!, ¡por
mi puedes morir, solo deja de joderme!, ¡deja de creer que eres mejor!- volví a
sentir su puño en mi nariz.
- ¡Deja-me, Tom… Mierda por-favor!- sorbí mi nariz,
sorbiendo también la sangre en ella.
- ¡No, no voy a dejarte!
- ¡AHH, MIERDA, TOM!- me apresó las bolas sin
piedad.
- ¡No parece que las tengas bien puestas!, ¡¿no
crees que sería mejor quitar algo inservible!?- pataleé, tratando de que me
soltara.
- ¡Hey, Tom, ya basta!- gritó Georg, quitando su
mano de ahí abajo y también la de mi cuello. Comencé a toser con fuerza,
recobrando la respiración. –Bájate de tu hermano, ¿bien?, ¡pero qué loco,
viejo!- dijo enfadado. Tom lo miró con enojo y con orgullo y enfado, dejó caer
su peso en mí. Me quedé afónico, enrojeciendo del puto dolor… me la había
partido en dos. Su mirada se puso sorprendida, pero ya no le prestaba tanto
dolor a su peso, sino a mis genitales; él comenzó a reír y comenzó a moverse,
restregándose en mí, partiéndome de dolor.
- ¡No lo creo!- Andy y Georg lo miraron. -¡Se te ha
empalmado!- negué, mirándome ahí, aunque no podía hacerlo, pues Tom estaba
sobre ella. -¡Se te empalmó!- se echó a reír con fuerza. -¡Eres un jodido
sadomasoquista!, ¡Mira esto, no puedo creerlo, Bill!, ¡te has empalmado a causa
del dolor!- Escondí mi cara con mis manos, llorando, humillado.
- Vamos, Tom, ¿Por qué sigues humillándole, qué es
lo que te pasa?
- Hey, viejo, levántate de tu hermano, vas a
lastimarle más.
- Pero qué maricas.- se quitó de mí y yo al tiro coloqué mis manos ahí. Definitivamente
me había empalmado, estaba tan avergonzado. Andreas se acercó a mí.
- Ven, levántate.- me levanté del suelo y les eché
una mirada a los tres, quienes miraban mi gran problema; si cabía, me avergoncé
a un más.
- Mi-erda…. Snif… ¡ya basta!... dejen…snif… ¡dejen
de mirarme!- corrí a mi habitación, escuchando las carcajadas de mi hermano.
Me encerré con el pestillo y me saqué la ropa con
rapidez. Caminé al baño y abrí la llave de la que calló el agua helada; no iba
a deshacerme de eso con mis manos. Me dejé azotar la espalda en la pared,
congelándome, esperando a que se me bajara con el agua fría. Estaba llorando
como un crío, estaba muerto de la vergüenza, estaba asustado y adolorido. Me la miré, ya había bajado por completo; me
lave el cuerpo, restregándome ahí con fuerza, quitando los pocos fluidos que se
habían formado; y después salí. Me coloqué el pijama, a pesar de que apenas
eran las cinco por la tarde, y me cubrí el cuerpo dentro de mi cama, llorando
con fuerza.
DEFINITIVAMENTE ODIO A TOM! QUE MALDITO POBRE DE BILLY!
ResponderEliminarPURAS PELEAS
SIGUELA ME ENCANTTA
CUIDATTE Y UN ABRAZO :)
¬¬ La actitud de Tom me da miedo! Dx' ashdjsad pobre Bill T^T
ResponderEliminar*-* Sube pronto vale(? adoro tu fic *-*
Cuídate si(? besos :****