domingo, 12 de agosto de 2012

Capitulo 10


Me desperté de un bote, de nuevo esa pesadilla entró en mi cabeza, pero ya no era tiempo de dormir, el sol había salido ya. Me senté en la cama, abrazando a mi león, mirando a mi hermano, quien dormía débilmente sobre su almohada, la cual no se miraba por completo, pues gran parte de sus rastas la cubría. Sus labios estaban cerrados y respiraba con delicadeza.

¡Ring, ring, ring, ring!

- ¡jumm!- se escuchó su quejido después de darle un fuerte manotazo a su reloj despertador, haciéndolo caer al piso por la dureza de su golpe. Se quedó por unos minutos con sus ojos cerrados, pero de apoco fue entreabriéndolos y tallándolos con delicadeza.

Su mirada se detuvo en mis ojos, mirándome serio, mientras yo me hacía de fuerzas para no sonreírle. Dio un estirón de brazos con un pequeño gemido y se recargó en la cabecera de la cama, respirando hondo, como si le fuera a esperar un horrible día. Mi habla era escasa –o mejor dicho inexistente.- solo le miraba, apresando a mi león con mí brazo; analizando su cuerpo al amanecer. La puerta se abrió de pronto, con delicadeza.

- Tom, ¿sabes dónde está…?- Era papá, que se había quedado de pie en el umbral de la puerta, mirándonos con sorpresa; ambos sabíamos que a papá le molestaba demasiado mirarnos dormir juntos.

Me levanté de la cama, dejando a Tom solo, pero él ni siquiera me miró. Abrí la puerta y salí de la recámara, volviendo a cerrar con delicadeza, casi sin hacer algún ruido. Bajé las escaleras.

- Pero eso no tiene nada de malo, Jörg, ya sabes cómo es Bill, le aterra estar solo por la noche.

- Por favor, Simone, nuestros hijos serán mayores de edad en un par de años y aun siguen durmiendo juntos.

- Yo no le miro el problema, ¿qué es lo que te molesta realmente?

- Ambos sabemos que Tom tiene comportamientos extraños con Bill; podría estarle haciendo cosas, Simone, podría estarle obligando a… Mantener relaciones sexuales.

- ¿Mantener relaciones sexuales?-papá asintió, con sus labios entreabiertos. Mamá se echó a reír. – Vamos, Jörg, ¡que son gemelos!, solo pasan la noche juntos, durmiendo; Tom siempre ha sido como una protección para Bill.

- ¡Que no da risa, mierda!, ¡Tom odia a Bill, no le quiere!- mi pecho sufrió de punzadas, bajé la mirada que comenzó a humedecerse.

- ¿Qué no le quiere?, ¡pero qué estás diciendo!

- Vamos, Tom nos lo dijo un sin par de veces mientras Bill no estaba, ¡Tom no le quiere!- mamá se quedó en silencio y de pronto, increíblemente, solo asintió.

- Tienes razón, ¿pero es que qué podemos hacer?, Bill es feliz creyendo que todo está bien con Tom.

- Solo hay que prohibirles dormir juntos otra vez.- ella volvió a asentir. Subí las escaleras torpemente, sacándome las lágrimas de mis ojos. Estaba devastado, enojado y decepcionado.

La realidad era que no sabía exactamente la razón de porqué lloraba y sollozaba de esa forma; quizás era porque Tom siempre fingía, siempre me humillaba y después venía a confundirme, pensaba que estábamos bien de nuevo, pero no era así. Y es que el cariño que yo le tenía a él era tan estrecho, que no estar a su lado me causaba incomodidad; lo necesitaba hasta para respirar, por muy estúpido que suene. Mi hermano era la persona más importante en mi vida, y saber que me odiaba de una forma inhumana me hacía tener el corazón hecho mierda.

Corrí a la recamara de Tom, en donde el aun estaba recostado en la cama, posando la mirada en mí.

- Tom…- dije en un sollozo. Él me miró serio, esperando a que volviera a hablar. -¡Por favor, Tom, dime que no me odias!, ¡dime que aun me quieres como antes, por favor!- me miró con la más pura seriedad y después negó.

- No te quiero igual que antes, mucho menos ahora.

- ¡Dime que no me odias, lo necesito!, ¡dímelo, Tom!- sollocé.

- No puedo decirlo, Bill.- mi pecho apretó con fuerza, mi corazón latió sin parar y sentí como mi garganta dolía gracias a que intentaba que mi llanto no saliera. Respiré entrecortado y pestañeé un sin par de veces, esperando a que las putas lágrimas no me salieran.

Corrí a mi recámara, cerrando la puerta con el pestillo, tragando saliva con rabia y tristeza. Me jalé el cabello, con la respiración faltante, sollozando tan alto y agudo que podían llegar a ser gritos. Caminé de un lado a otro, echando al suelo todo lo que se ponía en mi camino; ansioso, desesperado; mis manos temblaban y mi quijada se apretaba con fuerza, no queriendo dejar que todos mis sollozos salieran. Sentía mis músculos tensos, sentía mi estómago contraerse con cada suspiro entrecortado que salía de mis labios, los mismos que lamí con ansia cuando me dejé caer al suelo, sobre todas esas cosas en el suelo. Tomé mis materiales de la escuela y los estrellé en la pared, haciendo que algunas cosas saltaran sobre mí, y una de ellas fue mi exacto, el cual sin pensar encajé en mis brazos, llorando con fuerza.

 […]

Pasaron un par de meses; hemos vuelto a la escuela, y de alguna forma todo parece ser igual como lo era antes. Las críticas hacia Tom y hacia mí no paran, al contrario, aumentaron. A causa de la salida que había encontrado para calmar mi dolor, usaba siempre guantes que me cubrían hasta los antebrazos, o bien, usaba suéteres para cubrirme.

Iba caminando por el pasillo, concentrándome en mirar el suelo y abrazar mis libros; últimamente no podía mirarle la cara a los demás, sentía algo de vergüenza, no quería que se volvieran a burlar de mí en mi cara. Una presión en mis hombros me hizo detenerme y levantar la mirada. Ahí estaba Andreas, quien me miraba serio, ladeando la cabeza.

- Andy…

- Bill.

- ¿Qué pasa?

- Eso es lo que me pregunto. Últimamente te vez tan deprimido, ¿algo pasó?

- No, no ha pasado nada, Andy… solo me siento un tanto mareado.- negó.

- ¿Pues cuánto te dura el mareo?, has llevado un mes entero de esa forma, ¿estás seguro de que todo está bien?- suspiró. –Tú y Tom se han…

- No me menciones a ese idiota…- le interrumpí, bajando la mirada por obligación.

- Es por él, ¿cierto?, por Tom estás así.- negué.

- No, no, solo no quiero saber nada de él ahora.- él sonrió, acariciando mis hombros.

- Amigo, solo intenta tranquilizarte sí, ¿sabes quién es tu compañero de proyecto?- lo miré atento.

- ¿Quién?

- (Tu nombre).- lo miré serio. Quizá si nada de lo que está pasando existiera, me pondría a saltar y gritar de la alegría, pero pasaba que ahora no me sentía ni siquiera un poco feliz por la noticia. -¿Me escuchaste?- asentí. –Que, ¿ya no te agrada?

- Bueno, ya no tanto.- él suspiró.

- Me ha tocado con tu hermano, tu mamá me ha invitado a comer a tu casa.- sonrió.

- Bueno, entonces, ¿nos vamos?- asintió. –Oh, espera un momento, ¿me acompañarías a por (Tu nombre).

- Claro.- caminamos por el pasillo, sin hablarnos por ningún momento, y de pronto, ahí me la encontré, guardando sus libros en su casillero, con delicadeza. Me paré frente a ella, quien me miró con miedo y bajó la mirada, sin prestarme atención; y no era que yo quisiera ponerle mucha a ella, aun me daba vergüenza hablar con las personas que no conocía. –Eh… (Tu nombre), nos ha tocado juntos hacer lo del proyecto.- Ella me miró, asintiendo.

- Ajam…- dijo sin mirarme a los ojos.

 - Bien… ¿te gustaría ir a comer a mi casa?, es decir, para hacer el trabajo.- me miró a los ojos, negando.

- Yo… no puedo…- tomó su cabello, nerviosa. – Tengo que llegar a mi casa…

- Vamos, linda, que le llamas a tus padres y ya.- dijo Andy. Ella, volvió a negar.

- No sé, yo…- mordió sus labios. –Bueno… bueno, está bien…, pero, ¿y tus padres?

- No te preocupes por ellos…- ella asintió. Los tres caminamos a la salida, en donde mamá, ya estaba estacionada ahí, siempre en el mismo lugar. Nos miró a los tres, pasando la mirada a (Tu nombre), confundida. –Ellos vendrán a comer.- la miré, y ella asintió.

- Esta bien, entren.- los tres entramos en el asiento trasero, quedando yo en medio. – ¿Y en dónde se metió tu hermano?

- No sé…

- Ah, ese niño.- dijo molesta. Después de unos minutos, Tom caminaba con tranquilidad hacia el auto, abrió la puerta trasera y nos miró a los tres, serio.

- Mierda…- susurró. –Pasa enfrente, Bill.- dijo con seriedad, obligándome.

- N-no…

- ¿Cómo que no?, ¡que yo siempre voy atrás, mierda!

- ¡Pues irás enfrente hoy, Tom!- gritó mamá. Yo comencé a jugar con mis dedos.

- Imbécil.- me dijo, entrando al auto, junto a mamá.

Al llegar a casa, Tom y Andy subieron a su recámara. Bruno saltó sobre mí, lamiéndome las manos; yo sonreí, porque últimamente él era el único con el que me sentía bien; acaricié su cabecita y después él comenzó a oler a (tu nombre), quien se puso tensa y temblaba.

- Ven Brunito, vamos, que te doy de comer.- caminé hacia el jardín, cuando me di cuenta de que ella no me acompañaba. -¿Vienes?- pareció dudarlo, pero al final asintió y caminó tras de mí. Le puse comida y agua en sus platitos y él comenzó a comer con rapidez. Caminé hacia el comedor de jardín y me senté, mirándole. –Siéntate.

- Eh… gracias…- dijo, tomando la silla del lado opuesto al mío.

Fue un silencio bastante largo y algo incómodo, pero después de unos largos minutos, mi perro corrió hacia mí, chillando mientras movía su rabito, contento, lamiendo su nariz. Bajé la mano para acariciarle y él restregó todo su cuerpo en ella.

- Que bonito mi bebé.- dije, sonriéndole. -¿Qué quieres, chucho?-  mordió mi muñeca entera, haciéndome estremecerme del puro dolor. -¡Mierda!, ¡¿pero qué te pasa, pedazo de animal?! ...¡largo de aquí! Humm, mierda… que muerdes duro.- saqué mi guante con rapidez, colocándolo en la mesita, cuándo él volvió a darme lamiditas con la cola entre las patas. –Vete de aquí… me has lastimado, bola de pelos.

Me di la vuelta, para verificar que todo en mi mano estuviera bien, pero… mierda, mierda, mierda… ¡que era un imbécil, un idiota!... mi cuerpo empezó a temblar por completo, intenté poner mi guante con rapidez, escondiendo todas esas cortadas, pero tal parecía que ella ya las había visto, pues me miraba con pena. Tragué saliva, con el corazón latiéndome de nervios.

- Bill, cariño, es hora de comer.- escondí mi mano con rapidez.

- Sí, mamá, ahora vamos.- ella regresó a dentro de casa, seguidos de (Tu nombre) y de mí. Nos sentamos en la mesa, junto a papá, mamá, Tom y Andy; de alguna forma me sentía completamente indiferente, estaba algo paranoico.

- Buenas tardes…eh… ¿cuál es su nombre?- preguntó papá.

- Soy… (Tú nombre)…

- Mucho gusto.

- Igualmente…- bajó la mirada.

Después de eso, ninguno volvió a hablar, todos estábamos en silencio. Tras algo parecido a una hora, sentados en la mesa, nos levantamos y agradecimos a mamá; después, (tu nombre) y yo subimos a mi recámara, cerrando la puerta. Ella se quedó de pie frente a la puerta, mirando mi recámara con seriedad.

- Bueno…tenemos que hacer el trabajo.- la miré; ella asintió.

- Eh, marica, a que me das algo de tu material.- dijo Tom, sonriendo con malicia.

- No… es decir, no tenemos más…

- Oh, pero qué desconsiderado, ¿no piensas en tu hermano gemelo?

- Ya, Tom…por favor…- se acercó a mí, despeinando mi cabello con dureza.

- Aquí miro algo que me puedes prestar, tienes dos cartulinas.

- Tom… que vamos a usarlas… a ambas…

- No lo creo.- tomó una cartulina del suelo y caminó a la puerta.

- Tom… ¡Tom, por favor!

- Guarda silenció.- dijo cerrándola. Bajé la mirada, ocultando mi cara que sabía que empezaba a enrojecerse a causa de que mis lágrimas se avecinaban. Tomé mi brazo, encajando mis uñas con fuerza, pero sentí una cálida fricción en ella, la cual me hizo levantar la mirada y darme cuenta de que esa fricción era su mano, quien me pedía que parara.

- No te lastimes más…- dijo en un hilo de voz. La miré a los ojos, dejando inconscientemente que mis lágrimas salieran; mordí mis labios.

- Lo odio…- mis cejas bailaron por un instante, en una pequeña lucha por no fruncir el entrecejo para llorar con más fuerza.

- Tranquilízate un poco, ¿sí?...- bajó la mirada, parecía ser tan tímida. Su móvil comenzó a sonar, ella al tiro atendió al llamado. Su cara se deprimía con cada palabra que el emisor de la llamada hacía. Cuando terminó, apresó su celular entre sus manos y me miró.

- ¿T- tienes que irte?- asintió levemente.

- Mañana puedes ir a mi casa... después del colegio, mi padre nos lleva, ¿sí?

- Está bien.- intenté sonreír. Ella se levantó del suelo, tomando su mochila.

- Nos vemos mañana.- sonrió,  saliendo de la habitación; me levanté del suelo y la seguí, bajando las escaleras tras ella. Cuando salió, ahí estaba su padre, parado frente a la puerta. –Papá… él es Bill…- él sonrió y me miró a los ojos.

- ¿Con él haces el proyecto?

- Ajam…

- Oh, pues mucho gusto, Bill.

- Mucho gusto señor ehh…

- Puedes llamarme Spencer.- sonrió.

- Spencer.- sonreí igual. Era delgado, su color de piel era avellanada, su cabello era café y sus ojos brillaban; No se parecía en nada a (tu nombre).

- Bueno, nos vamos, ¿sí?- asentí. –Nos vemos luego, Bill.- y se marcharon.

By Tom

- Tom- dijo mientras recortaba las letras de una hoja azul. Dejé de escribir y le miré.

- ¿Qué pasa?- él también dejó lo que hacía y me miró a los ojos, serio.

- Bueno…me gustaría preguntarte algo.- la mí mis labios.

- Pues bien, hazlo.- él sonrió.

- ¿Por qué tratas así a tu hermano?- De pronto y casi inconscientemente, el lápiz que tenía en mi mano se partió a la mitad, miré a Andreas, serio.

- No lo trato de ninguna forma.

- ¿Qué no te has dado cuenta de que Bill se ha puesto bastante deprimido?, no lo reconocía cuando llegó a la preparatoria por primera vez.

- No juegues, Andreas, que Bill siempre ha sido así, un puto marica.

- Antes me habías dicho que darías la vida por él, ¿qué es lo que ha pasado?

- Que cambie de parecer. Bill no es más que un crío arrogante, un estúpido.

- Cuando va al baño en el colegio, lo hace para llorar.- suspiró. –Bueno, Tom, yo no sé qué es lo que le has hecho a tu hermano, pero lo has dejado completamente deprimido.

- No está deprimido.

- Tu mamá lo quiere llevar con el psicólogo, Tom.- me quedé en silencio.

- Pues me importa un huevo lo que le pase a ese imbécil.

- ¿Es que acaso lo odias?, porque eso parece.- lo miré con seriedad, escuchando con atención lo que tenía que decirme. –Vaya que lo secuestraron, ¿y qué piensas que le han hecho ahí?, le pudieron haber golpeado, dejado sin comer, amarrado o hasta violarlo, y tú le recibes como a una mierda, ¡qué el necesitaba tu apoyo, mierda!- No dije una sola palabra, estaba en silencio, analizando sus palabras. Quizá tenía razón, pero tal vez no.

[…]

Antes de largarme a dormir, caminé hacia la recámara de Bill, la cual estaba abierta y en ella se veía una pequeña lucecita. Era su lámpara de noche. La tenía prendida, quizá tenía miedo a la tormenta que explotaba fuera. Bruno estaba recostado a los pies de la cama, hecho bolita, y Bill, abrazaba su almohadón con el ceño fruncido. Me quedé unos largos minutos mirándole en el umbral de la puerta y de pronto, sonreí; y no lo hice por ternura, lo hice por… un sentimiento encontrado, era mi hermanito, pero me obligaba a odiarle, y hasta podía llegar a disfrutar realmente cuando sufría y lloraba.



4 comentarios:

  1. awwwwww! Estto es muy tristte Bill se hace daño lloro TT.TT
    me encantta, cada vez amo más tu fic. . . .
    Cuidate y un abrazo :)

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  2. Aww Amoo la fic siguelaa muy pronto... Me hace llorar tanto! T___T

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  3. u.u Bill && (Tu Nombre) es tímida :33 ojala que Bill ya no se lastime u.u saHGSA && que Tom ya no le haga daño !

    Sube pronto, cuídate && besos :***

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  4. Hehehe... Los padres de Tom y Bill estan como algo loquitos! Hahaha como piensan eso... hahaha pero ME ENCANTO!!!
    Y (Tu nombre)y Bill ya estan empezando a conocerse que bien!! ME ENCANTOOOO!! XD por eso escribi doble hehe XD cuidate y espero mucho... como no tienes idea el proximo... Mañana! hehe Ojala! ;-) Cuidate bye Alien!

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