Me desperté de un bote, de nuevo esa pesadilla entró
en mi cabeza, pero ya no era tiempo de dormir, el sol había salido ya. Me senté
en la cama, abrazando a mi león, mirando a mi hermano, quien dormía débilmente
sobre su almohada, la cual no se miraba por completo, pues gran parte de sus
rastas la cubría. Sus labios estaban cerrados y respiraba con delicadeza.
¡Ring, ring, ring, ring!
- ¡jumm!- se escuchó su quejido después de darle un
fuerte manotazo a su reloj despertador, haciéndolo caer al piso por la dureza
de su golpe. Se quedó por unos minutos con sus ojos cerrados, pero de apoco fue
entreabriéndolos y tallándolos con delicadeza.
Su mirada se detuvo en mis ojos, mirándome serio,
mientras yo me hacía de fuerzas para no sonreírle. Dio un estirón de brazos con
un pequeño gemido y se recargó en la cabecera de la cama, respirando hondo,
como si le fuera a esperar un horrible día. Mi habla era escasa –o mejor dicho
inexistente.- solo le miraba, apresando a mi león con mí brazo; analizando su
cuerpo al amanecer. La puerta se abrió de pronto, con delicadeza.
- Tom, ¿sabes dónde está…?- Era papá, que se había
quedado de pie en el umbral de la puerta, mirándonos con sorpresa; ambos
sabíamos que a papá le molestaba demasiado mirarnos dormir juntos.
Me levanté de la cama, dejando a Tom solo, pero él
ni siquiera me miró. Abrí la puerta y salí de la recámara, volviendo a cerrar
con delicadeza, casi sin hacer algún ruido. Bajé las escaleras.
- Pero eso no tiene nada de malo, Jörg, ya sabes
cómo es Bill, le aterra estar solo por la noche.
- Por favor, Simone, nuestros hijos serán mayores de
edad en un par de años y aun siguen durmiendo juntos.
- Yo no le miro el problema, ¿qué es lo que te
molesta realmente?
- Ambos sabemos que Tom tiene comportamientos
extraños con Bill; podría estarle haciendo cosas, Simone, podría estarle
obligando a… Mantener relaciones sexuales.
- ¿Mantener relaciones sexuales?-papá asintió, con
sus labios entreabiertos. Mamá se echó a reír. – Vamos, Jörg, ¡que son
gemelos!, solo pasan la noche juntos, durmiendo; Tom siempre ha sido como una
protección para Bill.
- ¡Que no da risa, mierda!, ¡Tom odia a Bill, no le
quiere!- mi pecho sufrió de punzadas, bajé la mirada que comenzó a humedecerse.
- ¿Qué no le quiere?, ¡pero qué estás diciendo!
- Vamos, Tom nos lo dijo un sin par de veces
mientras Bill no estaba, ¡Tom no le quiere!- mamá se quedó en silencio y de
pronto, increíblemente, solo asintió.
- Tienes razón, ¿pero es que qué podemos hacer?,
Bill es feliz creyendo que todo está bien con Tom.
- Solo hay que prohibirles dormir juntos otra vez.-
ella volvió a asentir. Subí las escaleras torpemente, sacándome las lágrimas de
mis ojos. Estaba devastado, enojado y decepcionado.
La realidad era que no sabía exactamente la razón de
porqué lloraba y sollozaba de esa forma; quizás era porque Tom siempre fingía,
siempre me humillaba y después venía a confundirme, pensaba que estábamos bien
de nuevo, pero no era así. Y es que el cariño que yo le tenía a él era tan
estrecho, que no estar a su lado me causaba incomodidad; lo necesitaba hasta
para respirar, por muy estúpido que suene. Mi hermano era la persona más
importante en mi vida, y saber que me odiaba de una forma inhumana me hacía
tener el corazón hecho mierda.
Corrí a la recamara de Tom, en donde el aun estaba
recostado en la cama, posando la mirada en mí.
- Tom…- dije en un sollozo. Él me miró serio,
esperando a que volviera a hablar. -¡Por favor, Tom, dime que no me odias!,
¡dime que aun me quieres como antes, por favor!- me miró con la más pura
seriedad y después negó.
- No te quiero igual que antes, mucho menos ahora.
- ¡Dime que no me odias, lo necesito!, ¡dímelo,
Tom!- sollocé.
- No puedo decirlo, Bill.- mi pecho apretó con
fuerza, mi corazón latió sin parar y sentí como mi garganta dolía gracias a que
intentaba que mi llanto no saliera. Respiré entrecortado y pestañeé un sin par
de veces, esperando a que las putas lágrimas no me salieran.
Corrí a mi recámara, cerrando la puerta con el
pestillo, tragando saliva con rabia y tristeza. Me jalé el cabello, con la
respiración faltante, sollozando tan alto y agudo que podían llegar a ser
gritos. Caminé de un lado a otro, echando al suelo todo lo que se ponía en mi
camino; ansioso, desesperado; mis manos temblaban y mi quijada se apretaba con
fuerza, no queriendo dejar que todos mis sollozos salieran. Sentía mis músculos
tensos, sentía mi estómago contraerse con cada suspiro entrecortado que salía
de mis labios, los mismos que lamí con ansia cuando me dejé caer al suelo,
sobre todas esas cosas en el suelo. Tomé mis materiales de la escuela y los
estrellé en la pared, haciendo que algunas cosas saltaran sobre mí, y una de
ellas fue mi exacto, el cual sin pensar encajé en mis brazos, llorando con
fuerza.
[…]
Pasaron un par de meses; hemos vuelto a la escuela,
y de alguna forma todo parece ser igual como lo era antes. Las críticas hacia
Tom y hacia mí no paran, al contrario, aumentaron. A causa de la salida que
había encontrado para calmar mi dolor, usaba siempre guantes que me cubrían
hasta los antebrazos, o bien, usaba suéteres para cubrirme.
Iba caminando por el pasillo, concentrándome en
mirar el suelo y abrazar mis libros; últimamente no podía mirarle la cara a los
demás, sentía algo de vergüenza, no quería que se volvieran a burlar de mí en mi
cara. Una presión en mis hombros me hizo detenerme y levantar la mirada. Ahí
estaba Andreas, quien me miraba serio, ladeando la cabeza.
- Andy…
- Bill.
- ¿Qué pasa?
- Eso es lo que me pregunto. Últimamente te vez tan
deprimido, ¿algo pasó?
- No, no ha pasado nada, Andy… solo me siento un
tanto mareado.- negó.
- ¿Pues cuánto te dura el mareo?, has llevado un mes
entero de esa forma, ¿estás seguro de que todo está bien?- suspiró. –Tú y Tom
se han…
- No me menciones a ese idiota…- le interrumpí,
bajando la mirada por obligación.
- Es por él, ¿cierto?, por Tom estás así.- negué.
- No, no, solo no quiero saber nada de él ahora.- él
sonrió, acariciando mis hombros.
- Amigo, solo intenta tranquilizarte sí, ¿sabes
quién es tu compañero de proyecto?- lo miré atento.
- ¿Quién?
- (Tu nombre).- lo miré serio. Quizá si nada de lo
que está pasando existiera, me pondría a saltar y gritar de la alegría, pero
pasaba que ahora no me sentía ni siquiera un poco feliz por la noticia. -¿Me
escuchaste?- asentí. –Que, ¿ya no te agrada?
- Bueno, ya no tanto.- él suspiró.
- Me ha tocado con tu hermano, tu mamá me ha invitado
a comer a tu casa.- sonrió.
- Bueno, entonces, ¿nos vamos?- asintió. –Oh, espera
un momento, ¿me acompañarías a por (Tu nombre).
- Claro.- caminamos por el pasillo, sin hablarnos
por ningún momento, y de pronto, ahí me la encontré, guardando sus libros en su
casillero, con delicadeza. Me paré frente a ella, quien me miró con miedo y
bajó la mirada, sin prestarme atención; y no era que yo quisiera ponerle mucha a ella, aun me daba vergüenza hablar con las personas que no conocía. –Eh… (Tu
nombre), nos ha tocado juntos hacer lo del proyecto.- Ella me miró, asintiendo.
- Ajam…- dijo sin mirarme a los ojos.
- Bien… ¿te
gustaría ir a comer a mi casa?, es decir, para hacer el trabajo.- me miró a los
ojos, negando.
- Yo… no puedo…- tomó su cabello, nerviosa. – Tengo
que llegar a mi casa…
- Vamos, linda, que le llamas a tus padres y ya.-
dijo Andy. Ella, volvió a negar.
- No sé, yo…- mordió sus labios. –Bueno… bueno, está
bien…, pero, ¿y tus padres?
- No te preocupes por ellos…- ella asintió. Los tres
caminamos a la salida, en donde mamá, ya estaba estacionada ahí, siempre en el
mismo lugar. Nos miró a los tres, pasando la mirada a (Tu nombre), confundida.
–Ellos vendrán a comer.- la miré, y ella asintió.
- Esta bien, entren.- los tres entramos en el asiento
trasero, quedando yo en medio. – ¿Y en dónde se metió tu hermano?
- No sé…
- Ah, ese niño.- dijo molesta. Después de unos
minutos, Tom caminaba con tranquilidad hacia el auto, abrió la puerta trasera y
nos miró a los tres, serio.
- Mierda…- susurró. –Pasa enfrente, Bill.- dijo con
seriedad, obligándome.
- N-no…
- ¿Cómo que no?, ¡que yo siempre voy atrás, mierda!
- ¡Pues irás enfrente hoy, Tom!- gritó mamá. Yo
comencé a jugar con mis dedos.
- Imbécil.- me dijo, entrando al auto, junto a mamá.
Al llegar a casa, Tom y Andy subieron a su recámara.
Bruno saltó sobre mí, lamiéndome las manos; yo sonreí, porque últimamente él
era el único con el que me sentía bien; acaricié su cabecita y después él
comenzó a oler a (tu nombre), quien se puso tensa y temblaba.
- Ven Brunito, vamos, que te doy de comer.- caminé
hacia el jardín, cuando me di cuenta de que ella no me acompañaba. -¿Vienes?-
pareció dudarlo, pero al final asintió y caminó tras de mí. Le puse comida y
agua en sus platitos y él comenzó a comer con rapidez. Caminé hacia el comedor
de jardín y me senté, mirándole. –Siéntate.
- Eh… gracias…- dijo, tomando la silla del lado
opuesto al mío.
Fue un silencio bastante largo y algo incómodo, pero
después de unos largos minutos, mi perro corrió hacia mí, chillando mientras
movía su rabito, contento, lamiendo su nariz. Bajé la mano para acariciarle y
él restregó todo su cuerpo en ella.
- Que bonito mi bebé.- dije, sonriéndole. -¿Qué
quieres, chucho?- mordió mi muñeca
entera, haciéndome estremecerme del puro dolor. -¡Mierda!, ¡¿pero qué te pasa,
pedazo de animal?! ...¡largo de aquí! Humm, mierda… que muerdes duro.- saqué mi
guante con rapidez, colocándolo en la mesita, cuándo él volvió a darme
lamiditas con la cola entre las patas. –Vete de aquí… me has lastimado, bola de
pelos.
Me di la vuelta, para verificar que todo en mi mano
estuviera bien, pero… mierda, mierda, mierda… ¡que era un imbécil, un
idiota!... mi cuerpo empezó a temblar por completo, intenté poner mi guante con
rapidez, escondiendo todas esas cortadas, pero tal parecía que ella ya las
había visto, pues me miraba con pena. Tragué saliva, con el corazón latiéndome
de nervios.
- Bill, cariño, es hora de comer.- escondí mi mano
con rapidez.
- Sí, mamá, ahora vamos.- ella regresó a dentro de
casa, seguidos de (Tu nombre) y de mí. Nos sentamos en la mesa, junto a papá,
mamá, Tom y Andy; de alguna forma me sentía completamente indiferente, estaba
algo paranoico.
- Buenas tardes…eh… ¿cuál es su nombre?- preguntó
papá.
- Soy… (Tú nombre)…
- Mucho gusto.
- Igualmente…- bajó la mirada.
Después de eso, ninguno volvió a hablar, todos
estábamos en silencio. Tras algo parecido a una hora, sentados en la mesa, nos
levantamos y agradecimos a mamá; después, (tu nombre) y yo subimos a mi
recámara, cerrando la puerta. Ella se quedó de pie frente a la puerta, mirando
mi recámara con seriedad.
- Bueno…tenemos que hacer el trabajo.- la miré; ella
asintió.
- Eh, marica, a que me das algo de tu material.-
dijo Tom, sonriendo con malicia.
- No… es decir, no tenemos más…
- Oh, pero qué desconsiderado, ¿no piensas en tu
hermano gemelo?
- Ya, Tom…por favor…- se acercó a mí, despeinando mi
cabello con dureza.
- Aquí miro algo que me puedes prestar, tienes dos
cartulinas.
- Tom… que vamos a usarlas… a ambas…
- No lo creo.- tomó una cartulina del suelo y caminó
a la puerta.
- Tom… ¡Tom, por favor!
- Guarda silenció.- dijo cerrándola. Bajé la mirada,
ocultando mi cara que sabía que empezaba a enrojecerse a causa de que mis
lágrimas se avecinaban. Tomé mi brazo, encajando mis uñas con fuerza, pero
sentí una cálida fricción en ella, la cual me hizo levantar la mirada y darme
cuenta de que esa fricción era su mano, quien me pedía que parara.
- No te lastimes más…- dijo en un hilo de voz. La
miré a los ojos, dejando inconscientemente que mis lágrimas salieran; mordí mis
labios.
- Lo odio…- mis cejas bailaron por un instante, en
una pequeña lucha por no fruncir el entrecejo para llorar con más fuerza.
- Tranquilízate un poco, ¿sí?...- bajó la mirada,
parecía ser tan tímida. Su móvil comenzó a sonar, ella al tiro atendió al
llamado. Su cara se deprimía con cada palabra que el emisor de la llamada
hacía. Cuando terminó, apresó su celular entre sus manos y me miró.
- ¿T- tienes que irte?- asintió levemente.
- Mañana puedes ir a mi casa... después del colegio,
mi padre nos lleva, ¿sí?
- Está bien.- intenté sonreír. Ella se levantó del
suelo, tomando su mochila.
- Nos vemos mañana.- sonrió, saliendo de la habitación; me levanté del
suelo y la seguí, bajando las escaleras tras ella. Cuando salió, ahí estaba su
padre, parado frente a la puerta. –Papá… él es Bill…- él sonrió y me miró a los
ojos.
- ¿Con él haces el proyecto?
- Ajam…
- Oh, pues mucho gusto, Bill.
- Mucho gusto señor ehh…
- Puedes llamarme Spencer.- sonrió.
- Spencer.- sonreí igual. Era delgado, su color de
piel era avellanada, su cabello era café y sus ojos brillaban; No se parecía en
nada a (tu nombre).
- Bueno, nos vamos, ¿sí?- asentí. –Nos vemos luego,
Bill.- y se marcharon.
By Tom
- Tom- dijo mientras recortaba las letras de una
hoja azul. Dejé de escribir y le miré.
- ¿Qué pasa?- él también dejó lo que hacía y me miró
a los ojos, serio.
- Bueno…me gustaría preguntarte algo.- la mí mis
labios.
- Pues bien, hazlo.- él sonrió.
- ¿Por qué tratas así a tu hermano?- De pronto y
casi inconscientemente, el lápiz que tenía en mi mano se partió a la mitad,
miré a Andreas, serio.
- No lo trato de ninguna forma.
- ¿Qué no te has dado cuenta de que Bill se ha
puesto bastante deprimido?, no lo reconocía cuando llegó a la preparatoria por
primera vez.
- No juegues, Andreas, que Bill siempre ha sido así,
un puto marica.
- Antes me habías dicho que darías la vida por él,
¿qué es lo que ha pasado?
- Que cambie de parecer. Bill no es más que un crío arrogante,
un estúpido.
- Cuando va al baño en el colegio, lo hace para
llorar.- suspiró. –Bueno, Tom, yo no sé qué es lo que le has hecho a tu
hermano, pero lo has dejado completamente deprimido.
- No está deprimido.
- Tu mamá lo quiere llevar con el psicólogo, Tom.-
me quedé en silencio.
- Pues me importa un huevo lo que le pase a ese
imbécil.
- ¿Es que acaso lo odias?, porque eso parece.- lo
miré con seriedad, escuchando con atención lo que tenía que decirme. –Vaya que
lo secuestraron, ¿y qué piensas que le han hecho ahí?, le pudieron haber
golpeado, dejado sin comer, amarrado o hasta violarlo, y tú le recibes como a
una mierda, ¡qué el necesitaba tu apoyo, mierda!- No dije una sola palabra,
estaba en silencio, analizando sus palabras. Quizá tenía razón, pero tal vez
no.
[…]
Antes de largarme a dormir, caminé hacia la recámara
de Bill, la cual estaba abierta y en ella se veía una pequeña lucecita. Era su
lámpara de noche. La tenía prendida, quizá tenía miedo a la tormenta que
explotaba fuera. Bruno estaba recostado a los pies de la cama, hecho bolita, y
Bill, abrazaba su almohadón con el ceño fruncido. Me quedé unos largos minutos
mirándole en el umbral de la puerta y de pronto, sonreí; y no lo hice por
ternura, lo hice por… un sentimiento encontrado, era mi hermanito, pero me
obligaba a odiarle, y hasta podía llegar a disfrutar realmente cuando sufría y
lloraba.
awwwwww! Estto es muy tristte Bill se hace daño lloro TT.TT
ResponderEliminarme encantta, cada vez amo más tu fic. . . .
Cuidate y un abrazo :)
Aww Amoo la fic siguelaa muy pronto... Me hace llorar tanto! T___T
ResponderEliminaru.u Bill && (Tu Nombre) es tímida :33 ojala que Bill ya no se lastime u.u saHGSA && que Tom ya no le haga daño !
ResponderEliminarSube pronto, cuídate && besos :***
Hehehe... Los padres de Tom y Bill estan como algo loquitos! Hahaha como piensan eso... hahaha pero ME ENCANTO!!!
ResponderEliminarY (Tu nombre)y Bill ya estan empezando a conocerse que bien!! ME ENCANTOOOO!! XD por eso escribi doble hehe XD cuidate y espero mucho... como no tienes idea el proximo... Mañana! hehe Ojala! ;-) Cuidate bye Alien!