sábado, 4 de agosto de 2012

Capítulo 6


Recostado en mi cama, mirando mis pies mientras escucho 50cent al más alto volumen en mis audífonos. Paz, pura paz reina en mi habitación, en la cual, la luz de la luna alumbra todo, es perfecto.  Pero nunca dura demasiado, siempre vienen a entrometerse, y esta vez, no fue nadie más que ese pequeño idiota de mi hermano. Me quité los audífonos y lo miré con seriedad; él jugaba con sus manos, mirándome con miedo.

- ¿Qué quieres?

- T-tom… ¿p-puedo dormir esta noche contigo?- me senté y mi mirada se posó en la ventana, hacía una tormenta fuerte. No me había percatado de ello, y sabía que él era muy nervioso cuando pasaban cosas así.

- Claro.- oh, no…espera, ¡no se suponía que debía hacer eso!, era mi venganza, era mi turno de arruinar su vida, ¡no podía aceptar que durmiera conmigo!...pero… claro que sí podía, sería un juego de bipolaridad, nunca sabrá de qué se trata mi juego.

Él sonrió y entró a mi recámara, cerrando la puerta. Levanté las cobijas, haciéndole un pequeño espacio; él se adentró mirándome sin quitar esa pequeña sonrisa. Puse las cobijas sobre su cuerpo, y comenzamos a dormir. Pero pasaba que los truenos retumbaban en mi ventana, tan fuerte que parecía que la misma se estrellaría; y Bill se sobresaltaba, gritando ahogado.

A la mañana siguiente, él seguía durmiendo, mientras tanto, yo me di una ducha. Al salir del baño, Bill estaba recostado, pero esta vez con sus ojos abiertos. Él me miró con una sonrisita, tallando sus ojos y sentándose en la cama.

- Tom, ¿ya no estás enojado conmigo?- lo miré con seriedad, sin decir alguna respuesta.

- Pasa, que durante el tiempo en que no has estado, han cambiado muchas cosas.

- ¿Cómo cuáles?- preguntó, confundido.

- Mi vida en sí, mi reputación dentro del colegio, el cariño que les tenía a mis padres y, sobre todo, lo que siento por ti.

- ¿De qué hablas, Tom?, estás diciendo que sientes repudio hacia mí.- afirmó para él mismo.

- Bueno, algo así.- sonreí. Su cara se transformó en la de un crío que ha sido golpeado fuertemente por su madre; mordió sus labios, intentando asimilar lo que estaba pasando.

- ¿Por qué?, ¿qué es lo que yo he hecho?- la desesperación comenzaba a notarse en su cara, apretó las cobijas fuertemente, mirándome a los ojos.

- El culpable de todo eso has sido tú.

- ¿Yo?- asentí.

- Me arruinaste la vida, Bill, y encima crees que lo nuestro sigue igual, que voy a seguir queriendo a mi hermano como lo hacía antes.

- No tengo idea de lo que hablas, no sé por qué me dices esto, ¡si todo el tiempo estuve lejos!

- No quieras hacerte el niño inocente, que lo único que me sacas son arcadas.

-  No te entiendo, ¡de verdad no te entiendo!, ¿qué fue lo que hice, Tom?- comencé a enfadarme causa de sus gritos, entonces caminé hacia él a paso rápido, mirándole a los ojos.

- Estoy harto de ti.- se levantó, haciendo que yo retrocediera.

-  ¡Pues perdóname! ¿Sabes?, no sé qué fue lo que yo hice, ¿sí?, ¡no sé que hice!- salió de la recamara, corriendo con algo de dolor.

No me inmuté, ni siquiera sentí algo de lástima o arrepentimiento. Baje a desayunar después de unos largos minutos, cuando mamá nos gritó a ambos. Bill tenía la mirada baja, su cara se cubría con su cabello húmedo, mientras esperábamos que mamá llevara la comida a la mesa. Ella se sentó y tomó el mentón de Bill.

- Hey, ¿qué te pasa, cariño?, ¿te sientes enfermo?- él negó levemente y levantó la mirada, serio.

- No me pasa nada, mamá.- sonrió.

- ¿Cómo has dormido con la tormenta, mi amor?, aun les tienes miedo, ¿verdad?- asintió.

- Tom me ha dejado dormir en  su cama…

- No deberías ir con tu hermano, tan solo toca la puerta de mi recámara y puedes estar conmigo.- miré a mamá con enojo, una vez más con la sangre hirviéndome.

- ¿¡Qué hay de malo con que Bill duerma conmigo?!- ella me miró, sorprendida.

- Nunca dije que habría algo malo, Tom.- rodee los ojos y me levanté de la mesa, molesto.

[…]

By Bill

Han pasado dos semanas, mamá al final me ha dejado volver a la escuela. Pero no parece ser una buena idea; Algo estaba pasando ahí dentro, todos me miraban y comenzaban a reír; por un momento creí que se burlaban de mi cara hecha mierda, pero al final me di cuenta de que no era así. Algo estaba pasando. Algo que quizá no me convenía saber hasta hablar con alguno de mis amigos. Pero ellos no querían hablar y entonces, lo supe a la hora de la salida, de la manera que no me habría gustado saber: por Nick.

- Tu hermano ha estado hablando mal de ti, ha dicho que le gustaría que algo malo te pasase. Es como si te odiara.

- ¿Por qué lo dice?, no lo entiendo, somos hermanos.- dije con un nudo en la garganta.

- Pues quizá el gran Tom no lo mire de esa forma; se volvió una persona realmente distinta, ahora todos se burlan de él, pero si él se acerca a ellos, puede llegar a matarlos de solo un par de golpes.

- Tom no golpearía a nadie.- le defendí.

- Estuviste lejos durante un largo mes y medio, las cosas han cambiado.

- ¿Él ya no me quiere?- él torció los labios.

- ¿Por qué no se lo preguntas tú mismo?- asentí, bajando la mirada. Él se largó a saber donde, dejándome completamente solo, con el corazón latiéndome de puras ganas de echar las lágrimas fuera; y sabía que era una tontería, primero tenía que hablar con Tom.

Me eché a llorar por unos segundos, tratando de descongelar ese horrible nudo en mi garganta que se apretaba con cada milésima de segundo. Cubrí mis ojos con mis manos, sintiendo la humedad en ellas, sintiendo mi desesperación y mi dolor. Y después de sacar algo de lo que yacía en mi interior, tomé mi mochila y caminé lentamente a la salida, esperando a mamá, buscando a mi hermano con la mirada. El auto se detuvo frente a mí, y sin más, me metí en el.

- ¿Cómo le fue al niño más lindo?- sonrió, dando un beso en mi frente.

- Bien, gracias, mami…- sonreí.

- Me alegra.- miré la ventana. Ahí estaba él, caminando lentamente, arrastrando la mochila por el suelo, serio. Entró al auto, dejando caer todo su peso en el asiento, y cerrando la puerta con fuerza.

Al llegar a casa, mamá caminó rápidamente a la cocina, aun no comenzaba a hacer la comida, así que caminé hacia mi recamara y saqué mi ropa con delicadeza y sin cerrar la puerta. Me coloqué un pantalón de mezclilla y una playera roja. Me quedé descalzo. Y entonces me decidí a hablar con él. Caminé hasta su recámara, y estando frente a su puerta, la toqué con mis nudillos un par de veces. Él abrió, dejándome ver una imagen de mi hermano algo enojado por interrumpir su siesta.

- ¿Qué quieres?

- Necesito hablar contigo.

- ¿De qué?

- Sobre algo que Nick me dijo.- sus ojos dieron una pequeña vuelta sobre mis hombros, y sin decir una palabra o dedicarme un sonido, asintió mirándome a los ojos, dándome el paso para pasar, y después, cerrar la puerta detrás de mí.

El se recargó en la puerta, dejando un cansado suspiro salir de sus labios; removió sus rastas con desesperación, y después de pasear la mirada por toda la recamara, sus ojos depararon en mí, haciendo que me intimidara un poco, pero no lo demasiado como para callar.

- Que has dicho cosas malas de mí; que querías que algo malo me pasara mientras estaba secuestrado; que me odias.- me estaba funcionando lo de hacerme el fuerte en su presencia, ni siquiera sentía ese molesto nudo en mi garganta. Lo estaba haciendo bien.

- ¿Me lo estás afirmando?- preguntó seco, levantando las cejas. Yo lamí mis labios.

- No. Quiero que seas tú quien me lo afirme.- encorvó una esquina de sus labios y negó.

- ¿Por qué estás dudando de mí?- mordí mis labios.

- Me has tratado como a una basura por dos semanas enteras.

- Bueno, si así te he tratado, no comprendo por qué te empeñas tanto en preguntarme lo que es obvio, ¿no crees?- fruncí el entrecejo, queriendo encontrar alguna mentira en sus palabras. Pero me resultaba difícil, era como si en un mes y medio, los recuerdos que tenía con él, habían cambiado y mi gemelo Tom se convertía en un desconocido.

- ¿A qué te refieres?- pregunté una vez más, tragando saliva con desesperación.

- No me cuestiones una cosa tan obvia, Bill.- sonrió. –Sí he dicho cosas malas de ti, y claro que también te había deseado dolor en tu jaula.- dijo sin quitar la sonrisa. –pero, vamos, ¿Qué te odio?, eso no es verdad. Ya no te quiero como lo hacía antes, pero creo que nunca podría llegar a odiarte…o bueno, solo dame tiempo si eso es lo que quieres.

- ¿Por qué me deseaste dolor, Tom?...

- Larga historia, me sorprende tu razonamiento, eh, ¿qué no te has dado cuenta?

- ¿Darme cuenta de qué?- rodeo los ojos y se acercó a mí. – Tom… es que no logro comprender que es lo que he hecho…

- Arruinaste mi vida de la forma más cruel y despiadada, Bill; me hiciste sentirme una mierda; hiciste que me humillaran y se burlaran de mí por tu culpa. A mí me etiquetaron como  el peor hermano, a ti, ¡como la víctima de mi dolor!- sacó una pequeña carcajada, cerrando los ojos; y en un acto reflejo, más rápido que la luz, me acorraló en la pared, tirando algunos objetos colgados en la misma. Su mano apretó mi cuello, quitándome la respiración tan pronto. –Y luego pensé, “No voy a darles el gusto de que inventen algo que no soy.”; porque yo no soy malo, ¿verdad, Bill?, ¿verdad que no lo soy?- sonrió, lamiendo sus labios. –No les daré el gusto a ellos, pero, a veces tenemos que ser alguien que no somos solo para ser aceptados por los demás, para que se rían de una realidad y no de una mentira. Creo que puedo vivir siendo el malo del cuento, puedo vivir lastimándote, y tú, como eres la víctima, cerrarás la boca, ¡ese es tu trabajo!

- T-Tom…- puse mi mano en la suya, intentando separarla de mi cuello.

- No quiero que le digas nada de esto a mamá, suficiente tengo con ella para que encima ella siga tratándome peor de lo que ya lo hace, ¿entiendes?- mis ojos se cerraban causa de la falta de aire, mis uñas ya no podían luchar más con su fuerte mano. -¡¿ENTIENDES?!

- S…sí… ¡Sí!- dije desesperado, con miedo, y él, me soltó, dejándome caer al suelo.

Recobraba la respiración en el suelo, evadiendo sus ojos, cerrando los míos para no mirarle. Más que aterrado estaba confundido. Aun no lograba comprender la razón de su repentino odio a mi persona.

- Largo de aquí.- dijo tan frío y seco, sin algún sentimiento.

- ¡Bill, Tom, bajen a comer!- escuché a mamá en la planta baja y suspiré. Me levanté del suelo y corrí escaleras abajo, espantado; aún a paso rápido me senté sobre la silla, con la mirada de papá y mamá sobre mí, confundidos.

- No bajes las escaleras de esa forma, cariño, que puedes zarparte en el suelo.- asentí.

- Lo siento.- Tom bajó, sentándose a mi lado, haciéndome estremecerme. –habrá un trabajo… en lo de Andreas… ¿puedo ir?- pregunté, metiéndome la comida a la boca con desesperación y nerviosismo.

- Sí, puedes ir.- sonrió mamá. -¿Y tú, Tom? También irás, ¿cierto?- él sacó un suspiro burlón.

- Pasa que desde que hice que ellos reprobaran gracias a que no me prestaban atención, ya no me quieren dentro de sus equipos otra vez. Felicidades, ¡reprobaré de nuevo!

- Vamos, Tom, que estábamos preocupados por tu hermano.- dijo papá.

- Y por preocuparse por mi hermano, serán ustedes quienes paguen el curso de verano… bueno, si es que no quieren que me quedé aquí, sin hacer nada.

- Deja de hablar así, Tom, ¿no ves que haces sentir mal a tu hermano?- sentí su mirada sobre mí, y comencé a temblar. –Aparte puedes hacer el proyecto tu solo, aquí, en casa.

- Claro que puedo hacerlo, ¿pero saben por qué no voy a hacerlo?, porque ni siquiera me han pedido disculpas por lo pasado.

Papá dejó de comer, dejando los cubiertos con delicadeza sobre el plato. Miró a Tom con seriedad, mientras él lo retaba con la mirada. Mamá me acarició la pierna, haciendo que la mirara; hizo que me calmara con la mirada, y llenó con agua mi vaso una vez más.

- Estos últimos meses me has estado colmando la paciencia.- emitió papá con completa firmeza, tanta, que Tom se removió en la silla, nervioso. –No me importa lo que quieras hacer con tu vida cuando no vivas en esta casa, pero mientras lo hagas, tu educación es una obligación y regla, y vas a cumplirlas sí o sí. Si no quieres hacer ese proyecto tú solo, ¡no lo hagas!, pero el curso de verano lo pagarás de tu propia bolsa y estarás castigado por un mes.

- No me importa lo que hagas con tu vida después de que me largue de esta casa; Tu obligación y regla como padre es querer a tus hijos por igual, sin importar que uno haya estado a punto de morir; debes de querer a los dos y dedicarles la misma atención. Si no quieres darme atención y amor a mí, ¡no lo hagas!, pero “Dar es recibir.” Y no daré un puto centavo por esa escuela de mierda.- se levantó de la silla, tomando sus platos y caminando a la cocina. –por mí mejor, que me dejes en la calle.

- ¡TOM KAULITZ!- gritó papá, pero mi hermano no le prestó la más mínima atención.

- Jörg, ahora no, después de comer, ¿sí?- papá miró a mamá y negó; se levantó igualmente de la silla y corrió hacia la cocina.

- ¡Tom!- mamá me miró preocupada, acarició mi mejilla y miró hacia la dirección en que los gritos se escuchaban. Los platos azotaron en el suelo y un grito agudo de Tom, como si estuviera sollozando, sonó por todo el comedor.

Y pesados pasos se escucharon regresando; era difícil saber de quien realmente eran esos pasos tan huecos; pero al mirar a mi hermano enfadado subir las escaleras, me di cuenta de que eran suyos. Papá regresó a la mesa, enfadado, y yo, con incomodidad y algo de miedo, me decidí a hablar.

- ¿P-puedo retirarme de la mesa?- pregunté sin mirarles a los ojos.

- No has comido ni la mitad, mi amor.

- Ya no tengo hambre, mami…- mi voz se entrecortó, como un puto miedoso.

- Esta bien, puedes hacerlo, cariño.- sonrió. –Haz tu tarea, ¿sí?, en un rato te llevo a la casa de tu amigo.

- Gracias, mami…- caminé hacia las escaleras, pero la voz de papá me hizo parar.

- Bill, hijo, por favor no entres a la recamara de tu hermano ahora, ¿sí?, que no quiero que comience a gritarte como lo hizo la noche pasada.

- Sí, papi…- corrí escaleras arriba, encerrándome en mi habitación, echándome en el pequeño sofá negro, pensativo. Mi familia antes no era así, en mi familia solíamos querernos y apoyarnos… no comprendía que era lo que había pasado.

By Tom

Cada día mi sangre se convertía en pura rabia. Estaba aprendiendo a confiar solamente en mí y no en nadie más. Estaba dispuesto a irme de este lugar lo más pronto posible, pero también me tenía en claro que antes, todos iban a sufrir mi venganza.

La puerta se abrió lentamente, y en el umbral de la puerta pude ver a mi hermano, entrando lentamente, sin mi permiso. Lamía sus labios con nerviosismo. Pero yo no iba a gritarle, no iba a obligarle que saliera de aquí; al final yo le conocía perfectamente, sabía que siempre regresaría con el corazón en sus manos, ofreciéndomelo para que le perdonara algo que quizá él no había ocasionado. Y eso me encantaba. Me gustaba que me ofreciera de todo para obtener mi perdón, que en este caso, sería más difícil de conseguir que antes.

- Tom…

- ¿Qué quieres?

- ¿Todo esto lo haces por la atención de papá y mamá?- rodee los ojos, mirando como cerraba la puerta lentamente, sin hacer ruido.

- Por favor, no digas esas tonterías.

- Mi papá te ha golpeado, ¿verdad?- bajé la mirada, asintiendo con las lágrimas al borde de mis ojos, pero ¡espera, yo debía ser fuerte y no caer!

- ¡Si me golpeo a ti no te importa!

- Sí me importa, hermano, no me gusta que te lastimen.- dijo con ternura, en un hilo de voz lo bastante alto para que yo pudiera escucharlo; pero en lugar de sonreír agradecido, lo hice burlón.

- ¿No te gusta que me lastimen?- me carcajee. -¿sabes una cosa?- me miró a los ojos, mientras yo me acercaba con pequeños y lentos pasos a él. –A mí me gusta que te lastimen.

- ¿Qué?- frunció el entrecejo. -¡yo no te entiendo! ¿A qué estás jugando, Tom?... eres bueno a veces, pero de pronto te comportas como una persona distinta.

- ¿Podrías perdonarme?- pregunté, fingiendo ternura y arrepentimiento.

- ¿Perdonarte?- sus labios comenzaron a formar una pequeña sonrisita. – ¿Lo dices enserio?- asentí.

- Creo que a veces me comporto un tanto extraño.- forcé una sonrisa.

- Creo que sí… entonces, ¿quieres decir que ya estamos bien?, ¿ya no me odias?

- Pero qué preguntas son esas, ¡largo de mi recámara!- él sonrió y asintió, regresando a su recamara.


Oh, pobre Bill, pobre pequeño tan ingenuo e idiota, no sabía lo que le esperaba, no sabía qué era lo que seguiría después de todo esto.



2 comentarios:

  1. Tom es un malditttooooooo! Mira que tratar a Bill así
    me enccanttan tus historiiasss lass amooo y me encantta como escribes. . . . .
    Cuidattee y un abrazo. . .
    Y muchas gccs por comentar mis fics :)

    ResponderEliminar
  2. PERO QUÉ?? y a Tom que rayos le pasa..?? porque trata tan mal a Bill... Como que le afecto mucho que sus papas le quitaran la atención!
    Síguela pronto ME ENCANTA y estoy aun más intrigada que en anterior....
    Cuídate Bye... ;-)

    ResponderEliminar