jueves, 2 de agosto de 2012

Capítulo 5


Han pasado cuatro semanas más, un mes y medio. Mamá parece darse por vencida, pero los oficiales le han dicho que encontraron un lugar completamente sospechoso, lo cual puede resultar que mi hermano se encuentre ahí, pero no en un muy buen estado, quizá muerto.

Estoy en la escuela, sentado, alejado de mis amigos; últimamente no me place estar con ellos. Las miradas de todos se detienen en mi las últimas dos semanas, como si fuera un bicho extraño, como si yo fuera el culpable de lo que pasaba con mi hermano. Toda la escuela se enteró de lo que pasaba, y encima quedé como “el mentiroso.” Empezaron a meterse conmigo, a burlarse de mí sin alguna razón, y yo, comencé a volverme una persona sin escrúpulos, indiferente a todos ellos.

Esperaba en la salida a que mamá llegara por mí; últimamente se había vuelto muy olvidadiza, sus problemas y horarios se centraban en solo una persona: Bill. Mi móvil sonó y rápidamente lo tomé, sin saber quién era.

- ¿Hola?

- Tom, iré en una hora por ti, ¿está bien?

- ¡¿Una hora?!

- Hay cosas que hablar con los oficiales, Tom.- corté antes de maldecirle. Tomé mi mochila y me decidí a irme caminando de vuelta a casa.

[…]

Abrí la puerta de la casa, jadeando del puto cansancio. Mamá y un par de oficiales me miraron confundidos, mas la cara de mamá se puso roja del puro coraje y se acercó a mí, jalándome con delicadeza de los brazos.

- ¡Te he dicho que yo pasaría por ti!

- No iba a quedarme una hora esperando a ver si aparecías por ahí.

- Vete a tu recamara, Tom, ahora no quiero pelear contigo.- me solté de sus brazos con fuerza y ella me miró, aun más molesta.

- Ahí es donde estoy siempre, ¡por tu culpa!- caminé, sin esperar alguna respuesta, porque sabía que no la habría. Pero me detuve a la mitad de las escaleras, al escuchar al oficial hablando de un lugar, en el cual habían visto movimiento.

- Los vecinos cercanos de ahí dicen que escuchan gritos.- mamá tragó saliva tan pesado, que pude mirarla desde donde estaba. – Gritos de dolor.

- ¿Puede estar mi hijo ahí?

- Puede. Pero no sabremos nada hasta inspeccionar el lugar.- dijo el segundo oficial.

- Iremos mañana por la mañana, ¿de acuerdo?- mamá asintió. Corrí las escaleras rápidamente y me encerré en mi habitación, sacando mi playera y mis zapatos, tirándolos por donde quiera, echándome en mi cama bocarriba.

Tomé una bocanada de aire. Algo me tenía inquieto y no sabía qué era exactamente. Alguna sensación dentro de mí me decía que no quería mirarlo, no quería que volviera de alguna forma; sabía que me comportaría de una forma estúpida frente a él.

By Bill

- ¡Ahh! ¡Ahh!- abrí los ojos de golpe, sintiendo el dolor en mi estómago. Parpadee una per de veces y ahí lo miré, dándome de patadas con nerviosismo.

- ¡Levántate de ahí, maricón!- me tomó los brazos y me obligo a mantenerme de pie. Pero mis rodillas se doblaban, no podía caminar, me dolían las piernas.

- No…no puedo…

- ¡¿Quieres morir?!- negué. -¡Entonces camina, nos vamos de aquí!

- ¿Nos vamos?, ¿a dónde nos vamos?- pregunté con miedo.

- Acaban de localizarme, los policías llegaran en pocas horas.- me arrastró con fuerza hasta la puerta.

- ¿Qué?... no, me duele…espera…- se detuvo, mirándome con nervios, enojado. –Mis papás si me quieren, ¡no dejaron de buscarme!- sonreí; pero mi sonrisa se esfumó al sentir su enorme puño en mi mejilla.

- ¡Voy a matarte! ¿¡Es eso lo que quieres?!

- NO…

- ¡Entonces camina!- volvió a arrastrarme, pero una vez más, nos detuvimos por mi culpa.

Me aventó al suelo, haciendo que mi cuerpo rebotara sobre el mismo. Me retorcí adolorido y entonces él amarró mis manos tras mi espalda y comenzó a patearme. Me golpeo la cara con fuerza, haciéndome tragar mi sangre.

- ¡Por favor...!

- Cállate.- de su bolcillo trasero sacó un arma y la apuntó en mi quijada.

Mi cuerpo nunca había temblado de esa forma, había quedado completamente asustado que las lágrimas no me salían y mis dientes empezaban a castañear. Él sonrió y colocó su índice en el gatillo.

- No me mates… por favor no me…

- ¡CALLATE!- guardé silencio. Sentía mi corazón golpear mi pecho con fuerza y escuché el primer disparo.

- ¡AHH!- grité con miedo y lo miré, extrañamente sin dolor. Él sonrió, y de pronto, sangre cayó por sus labios. Mi corazón latió aun más fuerte si cabía y comencé a llorar.  Él comenzó a tener convulsiones y gemir con dolor. -¡AYUDENME, POR FAVOR! ¡AYUDENEME! ¡UNA AMBULANCIA, POR FAVOR!- sollocé mirándole sin poder tocarlo, pues mis manos aun estaban atadas.

Sus ojos se dilataron y de pronto dejó de moverse, pero aun respiraba un poco. En la puerta vi a un par de oficiales, ambos cargando unas pistolas grandes.  Con ayuda de mis piernas, retrocedí, huyendo de ellos hasta la pared, mirando al hombre que moría, mirando como los dos lo miraban morir sin ayudarle. Uno de los policías arrastró al hombre hasta que pude dejar de mirarlo; y el otro, me miró y se acercó.

- Hey, ven aquí, no tengas miedo.- quizá creía que era un perro, un cachorro perdido.

- Déjame…

- No voy a hacerte daño, quiero ayudarte.- tragué saliva pesado, sin dejar de mirarlo. Él se acercó a mí. –Bill Kaulitz, ¿no?- asentí repetidas veces. Desató mis manos y mis pies, mirándolos con asombro. –Estás muy lastimado, ¿puedes caminar?- negué.

Me levantó en sus brazos, ayudándome a caminar lentamente, hasta salir de esa casa y entrar a una patrulla. Él cerró la puerta y se sentó en el asiento piloto, arrancando.

- ¿A dónde…vamos…?- pregunté, nervioso.

- A tu casa, pequeño.- sonrió.

Succionaba  mi sangre de los labios con ansia, viendo la ventana sin mirar afuera; pensando. Aun asustado por la escena. Mi cuerpo no dejaba de temblar y de tener pequeñas convulsiones del dolor que me causaba cada centímetro de mi piel. El auto se detuvo en una luz roja y él me miro con algo de suficiencia. Feliz. Pero mi mirada no tenía expresión, no estaba ni siquiera feliz por haber salido de ese lugar; me sentía enfermo, estupefacto. 

El auto volvió a avanzar, y una brisa entró en mis fosas. Miré mis pies desnudos y sucios algo preocupado por cómo podrían estar. Abracé mi cuerpo, sin importarme el dolor que podía sentir y volví a mirar a la ventana, con los labios entreabiertos, respirando con ansia y algo entrecortado. El auto se detuvo, aparcándose; me viré a mis espaldas y miré mi casa, y una vez más, mi corazón palpitó con fuerza. El oficial abrió la puerta y me ayudó a salir.

- Vamos a darle una hermosa sorpresa a tu familia.- asentí, tratando de formar una sonrisa. Porque a pesar de ahora ponerme realmente contento por estar de vuelta en mi hogar, la sonrisa no podía salirme.

Tocó el timbre un par de veces. Mamá tardó unos minutos en abrir, esos mismos minutos en los que mi corazón se atrancaba de puros nervios y felicidad. Abrió la puerta, mirando al oficial y después mirándome a mí, cubriendo sus labios con ambas manos; sus ojos se humedecieron y rápidamente, a pesar del dolor de mis pies, me le tiré encima, abrazándole y dejando mis lágrimas caer en su hombro.

- Mami…- nunca me había sentido tan feliz en toda mi vida. Ella acarició mi cabello.

- ¿Qué te hicieron en tu cabello, mi amor?... no puedo creerlo… no puedo…

Abrí mis ojos y por las escaleras, miré a Tom, quien se asomaba con sigilo, completamente serio. Y al saber que le había pillado, corrió. Mamá dio un beso en mi frente, acariciando mi mejilla.  Papá salió de la cocina y miró hacia la puerta; solté a mamá y corrí hacia él, cayendo al suelo gracias a mi dolor, pero volví a levantarme y él se acercó a mí, abrazándome con fuerza.

- Bill…hijo…- su abrazo era tan fuerte que me impedía respirar correctamente, pero no me importaba, me gustaba sentirlo así.

El oficial se marchó y mamá se acercó a nosotros, acariciando mi cabeza, aun sacando lágrimas.

- Vamos, mi amor, ve a darte una ducha, ¿sí?, llamaré a un doctor.- papá me levantó en sus brazos, subiendo las escaleras y llevándome a mi habitación. -¿Necesitas ayuda, mi amor?- negué.

- No, mami, gracias.- sonreí. Ella asintió y sacó un pijama y ropa interior de mis cajones, colocándolo en la cama.

- Llamaremos al doctor ahora.- asentí. Papá y mamá salieron de la recámara, cerrando la puerta. Me metí a la ducha, el agua caliente caía en mi cuerpo, y un olor delicioso salió al tallar mi cabeza con el jabón para mi cabello.

Al salir, sequé mi cuerpo con delicadeza, rápidamente, y coloqué mi pijama. Cepillé mi cabello, mirándome por primera vez en el espejo; mi cara estaba llena de moretones y mi cabello se veía extraño, con algunos mechones más largos que los otros. Al salir, mamá y papá me esperaban ahí con un doctor a su lado.

- Ven, cariño, el doctor va a revisarte.- caminé lentamente hasta él.

- Por favor, siéntate en tu cama.- asentí y me recosté. Él levantó mi playera, tocándome las heridas que ya estaban cicatrizando. Asintió mientras revisaba mi cuello y mis muñecas. Revisó mis pies y su cara de puso de sorpresa; él se acercó a mi oído. -¿Han abusado de ti?- negué.

- Me han…- me quedé en silencio, avergonzado.

- Te han metido cosas ahí, ¿no?- me sorprendía como lo supo tan pronto. –Tendré que revisarle los genitales a su hijo- dijo mirando a mamá y a papá.

- Tengo que quedarme, por favor.- dijo mamá.

- Puede hacerlo, solo con el consentimiento de su hijo.- los tres me miraron y yo asentí, con algo de vergüenza. Mamá se acercó a mí, tomando mi mano. El doctor me bajó los pantalones y me abrió las piernas, quedando completamente a su vista. –Meteré mis dedos.- avisó, y sin más, lubricó sus dedos cubiertos por guantes y los metió.

- Ahh…

- Tranquilo, bebé.- Dijo mamá. Yo contraje el estómago cuando él sacó sus dedos y miró sus guantes.

- Puedes colocarte tu ropa.- asentí, subiéndola con cuidado. –Las heridas de su hijo son todas de primer grado. Sus pies deben deshincharse y usar una pomada. Pero todo estará bien. En su esfínter no hay nada malo, tan solo un pequeño desgarre que se solucionará solo con el tiempo, será normal el dolor al expulsar y quizá haya algo de sangre, pero no debe preocuparse.

- Muchas gracias, doctor.- papá y él doctor bajaron, y mamá, se quedó mirándome con una sonrisa. –No puedo creer que estés a mi lado de nuevo.- sonreí. - ¡¿Cómo pude ser tan tonta?! Debes estar muriendo de hambre, ¿cierto?, bien, bien, ahora te hago algo y te lo subo.

Me levanté de la cama, con la mentalidad de ir a la recamara de mi hermano, pues no le había visto, pero papá subía las escaleras y me tomo delicadamente por los hombros.

- ¿Qué pasa, pequeño?

- Solo quiero ver a mi hermano.- sonreí, pero él negó.

- Tu hermano no está de muy buen humor, ha estado encerrado todo el día, quizá haya dormido ya, ¿por qué mejor no le miras mañana?- ladee la cabeza, confundido, pero no me quedó más opción que aceptar  y volverme a la cama.

Mamá subía las escaleras con una pequeña charola de madera repleta de comida. Sonreía, entrando a mi recámara.

- Aquí está tu comida, mi amor.

- Gracias, mami.- sonreí. Ella la puso la charola en mis piernas y besó mi frente.

- Te amo, Bill.- sonrió.

- Yo también te amo, mami…- ella salió de la recámara, cerrando la puerta. Comencé a comerlo todo con rapidez, completamente muerto de hambre.

Al terminarlo todo, coloqué la charola en mi mesita de noche y deshice la cama, para después levantarme al baño y cepillar mis dientes. Regresé a mi cama y por primera vez en un mes y medio, tuve la comodidad de dormir caliente en mi cama.

By Tom

Sábado, 12:30 am.

Abrí mis ojos, con el corazón acelerado, había tenido una pesadilla la cual no recordaba, la misma pesadilla que se había producido hace dos días, y que por más que intentaba, nunca recordaba.  Bajé las escaleras, ahí estaban los tres, desayunando, algo tarde a decir verdad. Me acerqué al comedor, caminando con sigilo, mirándole. Él me devolvió la mirada y con una gran sonrisa, se levantó de la silla y corrió hacia mí.

- ¡Tom, Tom!- se abalanzó sobre mí, dándome uno de esos fuertes abrazos, el mismo abrazo que no contesté.

- Al menos podrías saludar bien a tu hermano.- miré a papá con enfado, estaba cansado, completamente harto de sus palabras, que sin más, y con puro orgullo, le empujé del pecho haciéndole casi caer al suelo.

- ¡No, no voy a saludarle bien!- les di la espalda y caminé hasta la sala, acostándome en el sofá.

- Ven, mi amor, no te preocupes.- escuché una silla arrastrarse.

- Mami… ¿qué le pasa a Tom?- se escuchó su débil voz después de unos segundos.

- No lo sé, ha estado así desde hace unas semanas, nunca sale de su recámara, y cuando lo hace, es solo para gritarnos.

- Pero yo no voy a aceptar ese comportamiento. Por favor, Bill, si Tom vuelve a tratarte así, háznoslo saber, ¿sí?

- Esta bien…

- Promételo, pequeño.

- Lo prometo.- sonreí, con sarcasmo. -¿y puedo ir a la escuela el lunes?

- Mi amor, aun estás mal.

- Por favor.

- Ya veremos, pero ahora no te preocupes por eso.

Cansado de la estúpida conversación, salí al jardín, llenando mis poros con esa brisa que empapaba mis sentidos con calma. Me recosté en el pasto, cerrando los ojos, volando hasta un planeta distinto.

- ¿Tom?...- suspiré pesado.

- ¿Qué?

- ¿Estás enojado conmigo?

- No estoy de humor, ¿sí?

- ¿Qué te pasa?... creí que estarías feliz de verme otra vez…

- ¿Por qué debes importarme tú, si yo no te he importado a ti?- abrí los ojos, sentándome, clavando mi mirada en sus pequeños y lastimados ojos.

- Me importaste cada segundo, ¿por qué piensas que no es así?

- Por algo que se llama “experiencia.”

- ¿Experiencia? Es no tiene…

- Sí, y no te daré más explicaciones, quiero estar solo.- interrumpí.

- No te entiendo, Tom.- me levanté del pasto, mirándole a los ojos fijamente. -¿Por qué te comportas así?

- No quiero hablar contigo ahora, ¿por qué no entras a casa?, a mamá no le gusta verte mal.- caminé con pasos largos y pesados hacia adentro.

- ¡Tom!- no me detuve, solo fingí que no le había escuchado.

Planeaba algo que le hiciera sentirse de la misma forma que yo. Esta vez, mi venganza había comenzado.


3 comentarios:

  1. Waa... que le hará Tom a Bill... ayyy muero por saber espero el próximo....! estoy tan intrigada...! Ahhh me encanto!

    Sube pronto y cuídate... Bye ;-)

    ResponderEliminar
  2. oh esta muy interesante tu nuevo blog amiga, sigue asi

    ResponderEliminar
  3. Que estara planeando ese Tom? Ummm quien sabe esperar es lo que hay que hacer. . . .
    Me encanto y que bien que lo de Bill no es tan grave. . . .
    Cuidatte :)

    espero y puedas pasar por mis 2 fics te lo agradeceria muchoo:

    hoyquierodecirte-bk.blogspot.com

    icanfeelyouallaroundme-bk.blogspot.com

    ResponderEliminar