By Bill
Las piernas y las manos me
temblaban. Estaba sudando. Ni siquiera sabía en donde estaba, y cuando me di
cuenta de todo, caí en la única posibilidad de que me había quedado solo, y esta vez, literalmente. No tenía muchas
opciones. ¡Esto apesta!, mierda, ¿Y ahora cómo encontraría a Tom en este lugar?
que digo, ni siquiera va a querer mirarme aunque lo encontrase.
>>-Estoy perdido.- pensé –Y
supongo que nadie ayudará a una persona como yo.-<<
Tras algunos minutos mirando
como el lugar empeoraba cada vez más, me di cuenta de que no podría caminar más
allá que algo horrible me pasara. Así que decidí dar la vuelta por el lugar con
mejor apariencia, aunque eso era totalmente falso, porque el lugar era horrible
por completo. La contaminación del ambiente daba cierto repelús; los cubos de
basura estaban en medio de la calle, tirados ahí sin preocupación. La música de
bares retumbaba ya tan tempano, y las personas entraban como si de un
supermercado se tratara. Caminé calle abajo, encontrándome con un viejo y
oxidado parque de diversiones, y a su alrededor, unos cuantos edificios que se
caían a pedazos, y ninguno de ellos se salvaba de no estar pintarrajeado con
obscenidades.
Vi muchas más cosas de las que
había visto en toda mi vida, y también estaba mucho más perdido que antes.
Jamás había visto a pequeños niños caminando solos por un barrio de mala muerte
como acababa de ver. Tampoco nunca había visto una universidad tan destrozada
como había visto en este barrio. Definitivamente me ponía mucho más asustado
pensar que tendría que dormir al menos un par de noches como esos vagabundos;
cubiertos con cartones a pesar del frío que hacía por las noches. Lo peor era
que me lo merecía, ¡todo esto y más!, estar perdido aquí, yo me lo había
buscado.
Ojalá no le hubiera dicho nada
de eso a Tom. Ojalá no hubiéramos peleado. Ojalá siguiéramos siendo los mismos
de antes. Ojalá nada de esto hubiera pasado.
- Mierda, Bill- me dije a mí
mismo, quitándome las lágrimas. -, lágrimas de cobarde no. ¡Llora cuando tengas
una razón!
Llegué a un mercado, repleto de
personas gritando y comprando. Tenía un hedor horrible, imposible de aguantar.
Carne cruda, fruta pudriéndose, sudor humano y hasta agua estancada. Decidí
alejarme de ahí con paso rápido, subiendo por unas escaleras que me llevaron a
un lugar solitario, vacío. Podría pasar a ser algo parecido a un parque. Había
mucha vegetación, aunque la mayoría estaba ceca, muriendo tan rápido como lo
hacía todo este barrio. Caminando un poco más al fondo, me encontré con unas
rampas de Skate, llenas de grafiti, y al igual que el lugar, vacío.
- ¡EH, ¿TÚ QUE HACES AQUÍ?!- di
un bote, virándome a mis espaldas. Un par de hombres robustos se acercaron a
mí, enfadados.
- Y-yo…
- ¡No puedes estar aquí, todos
lo saben!- Gritó uno de ellos, el que tenía el cabello rubio atado con un paliacate
negro.
- L-lo siento, ahora me iba,
solo…
- ¡PIRATE DE AQUÍ, MARICÓN!- Volvió
a gritar. El otro de los dos hombres, el de cabeza calva, detuvo al güero y se
acercó a mí.
- ¿Vienes por parte de ese Stark?
- ¿Q-quién?
- Stark.
- No sé quién es...- entornó
los ojos.
- Tal vez lo conozcas como el
hijo de puta de Kaulitz.
- ¿T-Tom Kaulitz?
- Oh, así que lo conoces. Nadie
le llama “Tom” últimamente.
- ¿P-por qué?
- ¿En dónde has estado? Todo el
pueblo de su lado lo llaman Stark ahora, solo que ese estúpido sobre nombre no
le queda en nada. Debería llamarse “Débil”.- los dos se carcajearon. -¿entonces
lo conoces o no?
- Sí… Es mi hermano.- sus caras
se pusieron pálidas de pronto.
- ¿Tu hermano?- asentí. Ellos
sonrieron con pena. –Oh, él juró no tener un hermano, siempre que se lo
preguntan lo niega.- Me quedé en silencio, dolido.
- Pero no llores, mariconcito,
no lo culpes. De seguro, si yo habría tenido un hermano como tú, haría lo
mismo.- bajé la mirada, rabiado y con la respiración entrecortada.
- Cállate.- dije, y ambos me
miraron con completo enfado.
- ¿Disculpa?
- ¡Que se callen!, Prefiero
tener un hermano que se auto nombra Stark antes que tener a alguno de los dos
como hermano. Seguro ustedes están del lado de Maurice, ¿no?, de ese imbécil
sin sentimientos, ¡pues quédense con él y disfruten que les dé por culo!
- Oh, pudiste ahorrarte todo
eso. Tú te lo has buscado.- el pelinegro me detuvo por los brazos. A pesar de
que me revolvía, era imposible soltarme de esa fuerza. El rubio sacó una
navaja, y se acercó a mí.
By Tom
Estábamos en la reunión, o como
todos solíamos llamarla >>fiestas de alcohol y tabaco<<. Música realmente
aturdidora, y tíos empujando a otros para conseguir bebida. Pero me sentía tan
mal, que tomé el quinto vaso de cuba y Salí al pequeño jardín para fumarme un
cigarrillo.
No pasaron más de dos minutos
cuando Dennis se me acercó, completamente sobrio, fumando tabaco. Se recargó en
la pared, a mi lado y me miró con una sonrisilla maricona.
- ¿Pero qué le pasa al
maravilloso Stark?- se carcajeó. –Muchos problemas combinados con alcohol,
¿cierto?- negué.
- Creo que esta mierda viene
muy cargada…
- Sí, eso creo.- dijo con
completo sarcasmo. –Dale, que te llevo a tu casa.
- ¿Qué? ¡Apenas comenzó la
fiesta!- dije, bebiendo un poco de la bebida y fumando después.
- Hmm, y tú estás difícilmente
recargado en una pared, ¡solo mírate, Tom!, tus piernas tiemblan más que
nunca.- me miré las piernas.
- Siempre me pasa, Dennis…
déjame solo…
- ¿Vas a ir a trabajar de esta
forma mañana?- asentí.
- No veo ningún problema con
eso…- terminé el cigarrillo y lo eché al pasto sin preocupación. -¿Tienes otro
cigarrillo?- me miró indiferente. Yo le tendí la mano, esperando tener uno
pronto; y él, a regañadientes, se sacó la cajetilla y la puso en mis manos. –Así
es…- tomé uno y me guardé la caja en mis pantalones.
- ¡Hey, Tom, que son míos!
- Luego te doy unos nuevos,
marica.- dije, prendiendo el cigarrillo y soltando el humo. – ¿Y tu madre?
- ¿Qué hay con ella?
- ¿Aún está en ese viejo
hospital?- él asintió.
- Sí, prácticamente esperamos
su muerte. Ella no quiere seguir más.
- Ese Maurice va a pagar por
todo.
- ¡Ojalá que uno de sus miles
juguetes sexuales le contagie Herpes o Sida!, ¡Merece todo el sufrimiento del
mundo por hacerle daño a mi madre!- me quedé en silencio, concentrándome en una
de las palabras que había dicho.
SIDA
“- Tengo…tengo VIH…
- Le contagiaste el VIH, hijo de puta.
-los problemas empezaron por tu culpa, Tom, ¡porque él quiso que falláramos por ti!
- ahora estoy malo y… puedo ponerte malo también…-
Quizá ya habría estado muerto si no las tomo.
-¿Te da asco tú propio reflejo?
–Te estás muriendo, Bill, ¿no te das cuenta?
- ¿Y qué les voy a decir, Tom?, ¡¿Qué me vendiste para volver a tener comida?! ¡¿Qué te importó un huevo que fuera tú hermano y dejaste que me llevaran!?
- Necesitaré medicamentos… por el resto de mi vida…
- ¡ES TU HERMANO GEMELO!, ¿ACASO LO QUIERES?
- Lo dejé para concentrarme más en el Vih, porque puedo morir y…
- ¡No hables de eso como si fuera un juego, Tom!
- ¡PARA MÍ LO ES!”
- ¿Tom?, hermano, ¿te
encuentras bien?- me dio un golpe en el hombro. Caminé unos pasos lejos de él,
pero me detuve. La cabeza me daba vueltas y el estómago se me revolvía.
- Estoy bien…- dije después.
Tomé un trago de cuba.
- ¿Estás seguro?- Me convulsioné
hacia adelante, incapaz de contenerlo más. -¡Tom, hombre, pero qué mierda!- y
lo eché todo. Vi como retrocedía ante mi acto, con sorpresa. Vomité sobre el
pasto, echando absolutamente todo. Con cada arcada que me hacía convulsionarme,
más débil y estúpido me sentía. Tuve una última arcada, con la que me di cuenta
de que no tenía nada más que echar. Fue entonces cuando me levanté erguido y
apretujé mi estomago con mis brazos. –Venga, te llevo a tu casa.- Me sacó el
vaso y el cigarrillo y los echó a un cubo de basura.
- Ve y acuéstate, Tom, no
salgas más hoy.- asentí y abrí la reja de la casa.
- Gracias, hermano… te debo
una.- él negó. –Adiós.
- Adiós.- y entré.
Subí las escaleras, con
completa debilidad y cansancio. Esperé encontrarme a Bill acostado en mi cama.
Pero no estaba.
- ¡Bill!- y buscando nuevamente
por toda la casa, me di cuenta que había escapado. -Mierda, otra vez no.- dije,
tomándome la frente, con mareo. Era muy tarde para que saliera a caminar. O
quizá hasta se había ido de vuelta a Hamburgo. – Sí, es mejor pensar en ello.
Bajé a la cocina por un vaso de
agua y después caminé de nuevo a las escaleras, en las cuales no pude subir al
menos un par, cuando tocaron al timbre. Le di un trago al vaso y me pensé mucho
ir a abrir, pero comenzaron a timbrar un sin par de veces, que mejor, y con una
mala cara, me decidí a abrir. La reja estaba abierta.
- ¿Qué coño quieren?
- Snif, snif…¡Tom..!- corrió
hacia mí, abrazándome con una fuerza enorme, que me hizo casi caer al suelo. Mi
fuerza no estaba bien ahora.
- Bill… ¿qué…- sus ropas
estaban rotas, sus manos y su cuello lastimados. Su labio sangraba a carne
viva. Terriblemente asqueroso. Cerré la puerta y lo miré con más detenimiento. Él
sollozaba como en mi vida lo había escuchado; lloraba con miedo y dolor, con angustia
y hasta en cierto punto, enojo y desesperación. - ¿En dónde te metiste, Bill?
- No…snif, snif…- se dejó caer
al suelo, y yo lo hice también. Me abrazó con fuerza, llorando en mi pecho,
como un crío que acababa de sufrir abuso.
- ¿Quieres decirme qué te pasó?-
dije al sentir que se calmaba.
- Tom… me golpearon…
- ¿Quién?
- N-no s-é…- le acaricié el
cabello, el cual tenía empapado. –Me han arrancado la… perforación…- abrí los
ojos con miedo y sorpresa. –…Con sus manos… y… me han echado al arrollo… y
ahí me apedrearon…- No podía estar
hablando enserio.
- Déjame ver eso.- dejé de
abrazarlo y tomé su labio con mis manos. El lloraba adolorido. –Esto está mal,
tenemos que llamar a alguien.- lo miré, y de
pronto su cara se deformó con miedo. -¿Qué?
- ¡MI SANGRE, TOM!- me empujó con
fuerza. - ¡límpiate las manos, por-por favor!- mierda. Me levanté y caminé al
baño con rapidez, después de lavar mis manos llamé al papá de Emil , que era
médico.
Tres puntadas, por los quejidos
de Bill, seguro muy dolorosas. El padre de Emil dijo que lo mejor era que
descansara, y que si había problemas, le llamáramos a cualquier hora.
Ahora Bill duerme; con la
respiración agitada, cubierto hasta las mejillas con las cobijas. Estaba aún
asustado y claramente adolorido. Lo miré por unos minutos; realmente no sabía
cómo era que siempre todo nos salía mal a ambos. No nos hacíamos bien estando
juntos, pero nos hacíamos peor mal estando separados.
Owww Me encanto... Pobrecito Bill lo golpearon :( Ayy que intriga mas grande, ya quiero saber que pasara... ESTUVO DIVINO EL CAPITULO!
ResponderEliminarSube pronto... y un gran abrazo! :)
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah Malditos hijos de su. . . . Ok'ya me controlo. .
ResponderEliminarPobrecito Bill. . .
Ahora que pasara?
Bill le habra contagiado El SIDA a Maurice?
Sube pronto
cuidate y un abrazo :D
Hola! Me paso por aquí para decirte que llevo poquito tiempo en blogspot y que estoy subiendo un fic de Tokio Hotel, por si quieres pasar, leer y decirme qué te parece :3
ResponderEliminarTe sigo!