sábado, 24 de noviembre de 2012

Capítulo 45


Me llevó, a lo que según él me dijo, eran los barrios altos; y la verdad es que no había mucha duda. El lugar se veía mucho más vivo que antes, y a decir verdad, había personas más preocupadas por su físico que en el barrio donde Tom vivía. Travis aparcó frente a una cafetería, y abrió la puerta de su auto.
- Si quieres yo te lo traigo, aquí espera, que no creo que dejen entrar al perro.- asentí; él se salió del auto y caminó con pasos largos hasta entrar ahí y perderme de su imagen tras la puerta. Me quedé ahí sentado, acariciando a Zander, algo nervioso por estar lejos de lo de Tom.
Después él volvió, con un café en cada mano; batalló un poco al abrir la puerta, pero al hacerlo, se sentó en el asiento rápidamente y puso los cafés en el portavasos tras el freno de mano; sonrió con amabilidad y después se viró para cerrar la puerta. Yo seguía acariciando a Zander, mirando a Travis con completa seriedad, incluso más de lo que debería, pero no podía negarme que Tom tenía los amigos más extraños de todos.
- ¿No piensas decir algo?- me preguntó, con una sonrisilla; yo ladeé la cabeza.
 - No sé qué decir, ¿qué quieres que diga?
- ¿Por qué no vives en lo de Tom hasta ahora?
- Pues, si no lo sabías, somos de Hamburgo, sólo que, bueno… hubo algunos problemas y tal, que hicieron que Tom decidiera separarse de la familia.
- Ah- le dio un sorbo a su café. –Pues creo que su decisión no fue muy buena, ¿sabes?, aquí todos le odian, nadie se lo banca.
- Sí lo hacen, tiene al menos un par de amigos que lo quieren, ¿para qué quieres más?
- Bueno, sí, pero para tener a todo el barrio en tu contra tuviste que hacer algo muy malo, ¿no?
- O sólo expresar lo que realmente piensas. Tom nunca ha tenido problema con herir a otros diciéndoles sus verdades.
- Queremos vengarnos de él.- me silencié por completo, sintiendo una presión terrible en mi pecho. Ni siquiera pude cuestionarme la razón; sabía que Tom no era algo parecido a un santo, sabía que él estaba metido en muchas cosas ilegales y tal, pero no creía que fuera tan malo para que quisieran vengarse de él. –Te explico. Al principio Tom sólo era uno más, ¿entiendes?, incluso era de los débiles. Llegó aquí a los dieciocho, pero en realidad parecía de dieciséis; nadie lo tomaba enserio, y siempre estaba solo y al parecer deprimido. Antes lo bancaban más que ahora, porque era incluso amable con todos; pero de la noche a la mañana tomó una navaja; él creía que nadie lo miraba, pero bueno, al menos yo sí lo hice.
- ¿Qué hizo?- pregunté con algo de miedo.
- Se cortó los brazos.- me cubrí los labios. –De una forma impresionante, tan adentro que no me habría sorprendido una hemorragia interminable o hasta la muerte.  Lo que más me sorprendió fue que ni se inmutaba, ni un gemido, ningún quejido, ¡ninguna expresión de dolor!- negué. –Desde ese día pareció darse cuenta que ver sangre o dolor era de alguna forma su salida; él quería hacerle daño a todos, por eso ahora es tan insensible.
- ¿Por eso nadie lo banca?- asintió.
- Todos empezaron a temerle a Tom, a excepción de las únicas personas que lo acompañaron desde que llegó al barrio; los demás le temían, ni siquiera se le acercaban, y a él parecía gustarle demasiado aquello. Cuando conoció a Maurice, que creía Tom no sería una amenaza para él, empezó la rivalidad, ¿sabes?, desde peleas callejeras hasta amenazas con armas y amenazas a sus familiares. Al contrario que Tom, para Maurice es necesario el apoyo que los demás le dan; para Tom no, él está satisfecho consigo mismo, y cuando le das la mano te toma los hombros y te avienta lejos, no te necesita, por eso ahora casi nadie está de su lado; son pocas las personas que él acepta tener a su lado.

By Tom

- ¡Tom, venga, detente un segundo, tengo que hablarte!- era Roldhan, corriendo tras mi auto; frené el auto y bajé la ventanilla. Trataba de recuperar la respiración, mirándome para poder hablar después. –Tom… ¿dónde está tu hermano? ¿Acaso sabes?
- Sí, fue a darle un paseo a Zander, pero creo que ya ha regresado a casa, ¿para qué lo necesitas?- mi voz sonó como la de una madre sobreprotectora.
- Deberías tenerlo más observado, él aún no llega a casa.
- ¿Y tú por qué lo sabes?, ¿Lo estás siguiendo o algo así?- negó.
- Tom- tragó saliva. -, Travis estuvo hablando con él.
- ¿Hablando con él? ¿¡Por qué!?
- No lo sé; lo último que vi fue que lo subió a su auto y se fueron.
- ¡¿A dónde se fueron?!- saqué el brazo para tomarle el cuello de la playera y atraerlo a mí. -¡¿A DÓNDE FUERON!?
- ¡No sé, Tom, no sé! – graznó asustado; yo lo solté. –Si quieres puedo ayudarte a buscarlo.- asentí.
- Bien, bien, ¡ahora muévete!- aceleré en busca de Bill.
Pasaba de la media noche, y mi hermano aún no aparecía, me estaba poniendo algo nervioso, ni siquiera sabía si Roldhan seguía buscándolo, pero eso en realidad no me importaba mucho; lo importante era que estaban ambos en manos de Travis, y eso no era muy bueno.

Mi celular sonó; me lo saqué rápidamente y contesté.

- ¡Tom, creo que lo he visto!- era Roldhan.
- ¿En dónde?- mordí mis labios.
- En Wertheimer Straße; creo que lo vi, tenía un perro y se estaba adentrando calle abajo, por la iglesia.
- ¡¿Está solo?!
- Sí.
- ¡No lo pierdas de vista, estoy cerca de ahí!
- Bien.- y corté.



Al llegar, aparqué el auto rápidamente y bajé de él; corrí calle abajo. Agradecí haber estado cerca de ese lugar, pues ahí miraba el boceto de esa persona, apenas dando la vuelta por la esquina; aceleré mis pasos hasta mi esa persona; esa persona que inconfundiblemente era mi hermano.
- Tú.- vociferé; él se detuvo, dándose la vuelta lenta e indecisamente. Corrí sólo metros más, hasta estar frente a su cara asustada frente a mí. Su cabello estaba despeinado, su ropa estaba rota, y en su pecho había marcas y heridas. Zander estaba lastimada.
Inhalé y exhalé un sin par de veces, tratando de reincorporarme. Quería contenerme, no quería golpearlo y hacerlo llorar una vez más; pero era imposible. Mis brazos temblaban causa de la desesperación y la fuerza que iban obteniendo; quería matarlo, hacer que de rodillas, mientras potaba sangre y temblaba, me pidiera perdón.
- Tom…- tragó saliva. –Antes de que me hagas algo…o…
- ¡¿De qué vas, Bill?!, ¡¿DE QUÉ MIERDA VAS!?- se puso aún más tieso, acojonado y hasta horrorizado. -¡Te he estado buscando por horas enteras!, ¿dime que mierda haces aquí?, ¡¿no puedes estar quieto ni un puto segundo!?- él se encogió un poco. -¡Contéstame!- él se quedó en silencio, mirándome con miedo; y yo sólo conseguí enojarme más y no poder contener mis impulsiones. Levanté la mano, dispuesto a golpearlo; él se encogió.
- ¡NO, TOM!- gritó. - ¡déjame explicarte antes!- graznó en forma de sollozo. Estaba muy asustado. –Por favor, Tom…no me pegues, déjame decirte… por favor…- le miré los ojos, aún más aterrados que su voz; incluso comenzaba a llorar.
El brazo me tembló con tanta fuerza, y casi con inconsciencia, le di un manotazo en la mejilla.
- No hice nada malo…no nos ha pasado nada, en absoluto; estamos bien.- se tragaba todo intento por no llorar; trataba de mostrarse fuerte, trataba de no llorar frente a mí.
Mis expectativas se habían ido a la mierda, nada de lo que tenía planeado había salido como yo lo esperaba, incluso, sentía que tenía que hacer algo para que él no se pusiera de esa forma. Me dolía verlo mal, debo aceptar, me dolía ver que sólo conmigo intentara hacerse el fuerte e intentaba que yo no lo mirara mal. Lo escondía todo, hasta sus sentimientos. El cuerpo comenzó a temblarme, la rabia se había combinado con mi sangre que hervía. Ya no iba a pegarle, ya era suficiente.
Grité.
Grité a todo pulmón, rasgándome la garganta y acabando con mi voz; di patadas a la acera y apreté los puños con tanta fuerza que enterré mis uñas en las palmas de mis manos; en estos momentos sólo deseaba un pedazo de carne humana para golpear con toda la fuerza que tenía. Pero después paré, aún furioso, y miré al suelo.
- T-tom… ¿está bien?- musitó, con la voz temblante, tomándose la mejilla.
- Vámonos de aquí.- le arrebaté la correa de Zander y caminé.
- Tom, está lastimada porque intentó defenderme cuando Travis me dio un manotazo… ni siquiera lloró, todo es superficial…- le miré.
- Lo de ella es superficial; lo tuyo no.
- Sí es, ni siquiera me duele.
- Odio que me mientas.- entramos al auto.


- Si así siguen las cosas, no te dejaré salir a menos que sea conmigo.- le limpié las heridas, mientras él, recostado en la cama, fruncía el entrecejo con dolor.
- Me odian porque somos hermanos.
- Ya lo sé, pero eso no debe afectarte. Listo, ya está.- dejé todas las cosas en mi mesa de noche. Me recosté a su lado, cerca de él, sintiendo la humedad y el olor de su cabello.
- No me afecta.- se quedó pensativo, mirando el techo de la recámara.
- ¿Qué tienes?
- Me preocupas.
- ¿Por qué?- me tomó la mano y la puso frente a sus ojos; después me la mostró.
- Por esto.- apuntó una cicatriz en mi muñeca. –Te cortaste los brazos.
- No.
- Sí.
- ¡No, Bill!
- Te sentías solo, por eso lo hiciste.
- Que te follen.- me di la vuelta y cerré los ojos para dormir.
- Tom, háblame.- me acarició la espalda. –Háblame, no te duermas aún.
- Cállate.
- No te entiendo, ¿por qué te enojas?, para mí es algo normal, ¿por qué me lo ocultaste?, ¿te da miedo, Tom?, ¿te sientes estúpido al recordarlo?, porque yo no creo que seas estúpido, yo creo que… que bueno… te fue difícil acoplarte a un lugar como estos, ¿no?- guardé silencio. –Tú también te has sentido odiado por todos, ¿verdad?, te escondes bajo las pintas de malote, pero en el fondo te sientes destrozado.- dejó de acariciarme la espalda y se alejó.
- Eso es lo que sientes tú, yo no necesito a nadie.
- No pareces reflejar lo mismo.
- ¡Guarda silencio, Bill, tú no sabes nada!
- Sé que necesitas el apoyo de alguien.
- Ya hemos hablado de esto, ¡te he dicho que no!, ¿¡qué más quieres que te diga?!
- La verdad.
- Guarda silencio, no quiero hablar más ¿sí?, quiero dormir, me tienes hasta las pelotas.
- Bueno, entonces… me callo.
- Sí.- me cubrí el cuerpo con las cobijas y apagué la luz. –Y no me corté por soledad, lo hice por desesperación.- se quedó en silencio. –Desesperación porque nadie me tomaba enserio, a nadie le importaba lo que yo tenía que decir.

Sólo él sabía cómo hacerme sentir peor, cómo tocarme las pelotas y cómo estallar en lágrimas. Sólo él entendía realmente lo que me pasaba, o al menos, era el único que se interesaba realmente en lo que sentía. No sabía si eso era bueno o malo, no sabía si realmente me gustaba que él lo hiciera, que comenzara a cuestionarme siempre sobre mis sentimientos. ¡Mierda, era castrante! Pero en sí, era el único al que yo me atrevía a contarle todo, y al mismo tiempo odiarlo a él y a mí mismo por ser tan sincero. En unos meses Bill había aprendido más cosas de mí que yo mismo, era espeluznante, pero de alguna forma reconfortante.
Bill es mi hermano, y lo odio; lo odio porque sin él, no tendría nada, estaría sólo completamente. Y necesito que él me necesite.


2 comentarios:

  1. asldkjsaldk "necesito que él me necesite" que dulce :3 , sin duda amo como escribes , hasta ahora la mejor fanficc que eh leido , saludos ;)

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  2. awwww! me encanta
    ame tanto las palabras de Tom awww
    espero el proximo cuidate bye

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