lunes, 26 de noviembre de 2012

Capítulo 46


- Tom, iré a comprar algunas cosas para desayunar.- sonrió y tomó su bolso, dispuesto a salir por la puerta sin más contratiempos.
- ¿Irás a comprar algunas cosas para desayunar?- dije en tono burlón; él me miró extrañado y asintió.
- Pues sí, eso fue lo que dije.
- Lo sé, pero tú no puedes salir.- se puso serio.
- ¿Por qué?
- Eres como un cachorro, ¿entiendes?, coleas de felicidad siempre que conoces a personas nuevas, y no escuchas a los que te dicen que las personas aquí no son de confiar. Te han llevado dos veces por andar de confiado, ¿y cómo has regresado?- bajó la cabeza, sin dejar de mirarme; estaba avergonzado. –Golpeado, Bill, aterrado.
- Está bien, entonces me quedo…- asentí.
- Podemos ir los dos juntos.- torció los labios; yo le tomé la quijada e hice que me mirara. –Escúchame, no te pongas así.
- Odio estar encerrado siempre, y cuando salgo, lo hago como un niño con su madre.- sonreí.
- Eso no es cierto; salimos como hermanos.
- Tú eres como un lobo, Tom.- lo miré serio. –Le enseñas los dientes a toda persona nueva que conoces; tú no te confías de nadie, ni siquiera de mí.
- Yo confío en ti.- negó.
- Entonces déjame salir solo.
- Entonces sal, pero esta vez no voy a preocuparme por ti.
- No, me quedaré contigo.- sonrió. –Lo siento.- le despeiné el cabello.
- Hoy no es día de trabajo, así que podremos salir, ¿te gustaría?
- Sí, ¿pero a dónde vamos?
- No lo sé, podremos… ir a… hmm, no lo sé, veremos.- asintió.
- Está bien.

Diiin dooong

Bill me dio la espalda y caminó a la puerta a pasos largos. Él se quedó tieso al mirar a esa persona, que le tomó las mejillas y se las acarició con el pulgar; se acercó a mi hermano, y le besó los labios con fuerza, mas Bill no se inmutaba, estaba casi petrificado.
- ¡Hey, ¿qué coño te pasa?!- grité; Maurice se carcajeó. -¡Vete de aquí, hijo de puta!
- Me voy después de que hablemos.- tomó a mi hermano de los hombros y los arrojó al suelo para entrar; yo me acerqué a él y ayudé a que se levantara.
- Bill, ve arriba, ¿sí?- negó.
- Puede hacerte algo.- decía limpiándose los labios.
- Ve arriba y enciérrate en la recámara con pestillo; iré a tocar cuando se haya ido.- susurré; él asintió sin más y corrió escaleras arriba. Me viré con Maurice. -¿Qué quieres?
- Oh, pero qué educado eres. Se nota que quieres mucho a ese maricón, ¿verdad?- se carcajeó. -¿Qué te parece si vuelvo a llevármelo para follármelo?, debo de decirte que agujero es muy amplio, y ahh, ¡qué bien sabe!
- ¡No hables así de mi hermano, que no creas que a él le ha encantado sentirte dentro!
- Hmm yo no lo creo, ¿acaso te contó la forma en que gemía tan agudo, o la forma en que se corrió sobre las cobijas y mi mano?- sonrió. –Hombre, que nunca me acosté con un tío tan ruidoso.- fruncí el entrecejo.
- No sé cómo te puedes sentir orgulloso de abusar sexualmente de alguien.
- Estoy orgulloso.- sonrió. –Obligar a tu hermanito a chupármela y amenazándolo para que no potara, pff, eso es genial. Aparte es muy bueno dando mamadas.
- ¡Ya cállate! No te expreses así de mi hermano, a menos que estés dispuesto a cargar con las consecuencias.
- ¿Y tú qué puedes hacerme?
- Oh, mejor no te atrevas ni a preguntar, imbécil. ¡Dime a qué coño vienes a mi casa!
- Vengo a poner las cosas en claro.- se cruzó de brazos. –No me importa si no te pagan lo suficiente en tu trabajito de mierda, no me importa que no tengas alguna miga para meterte a la boca; pero tienes que pagarme hoy.- tragué saliva, nervioso.
- Pues vete olvidando, no tengo un puto duro.
- Yo no me voy olvidando de una mierda, ese serás tú. Recuerda que te he embargado ya una vez, ¿quieres que lo haga de nuevo, cuando el clima le puede hacer pésimo a tu hermano por el  Sida?- sentí esa punzada en el pecho.
- No puedes hacer eso, esta casa es mía, a ti jamás te perteneció.
- Pero sé quién te la ha vendido.- sonrió con suficiencia. –Y no sólo puedo hacer eso; puedo hacerte sufrir a ti por medio de tu hermano.
- ¡Tú no vas a tocar a mi hermano, él no tiene nada que ver con esto!
- Tom, Tom, Tom- se carcajeó. –tu hermanito es un medio para destrozar hasta la última partícula de tus sentimientos. No sabes de lo que soy capaz, y me puedo basar en dos cosas: Bill o esa perra asquerosa.
- Voy a pagarte el dinero.- él se carcajeó. –Lo haré, pero dame al menos un par de semanas.- entrecerró los ojos y se acercó a mí, tomando mis mejillas con fuerza, hasta hacerme daño.
- Una semana, no más.- se dio la vuelta y salió.
- Mierda, mierda, mierda, ¡MIERDA!- suspiré, desesperado. Subí por las escaleras, y toqué a mi recámara; Bill abrió al tiro, serio y preocupado.
- ¿Qué te dijo, Tom?
- Sólo tonterías, nada importante, Bill.- sonreí; él ladeó la cabeza.
- No te escuchas muy convencido, ¿Algo te pasa?- negué.
- Todo está bien, ¿sí?- mordí mis labios. –Tengo que ir a conseguir otro trabajo, ¿quieres venir?
- ¿Otro trabajo?- asentí. – Tom, tienes dos trabajos que te ocupan casi todo el día completo, ¿para qué quieres uno tercero?
- Necesito dinero, Bill.
- ¿Tan urgente?- me mordí los labios con más fuerza.
- Sí.
- Mejor déjame trabajar contigo ¿sí?- negué. – ¡por favor!, si no quieres que esté lejos de ti, podemos trabajar los dos en el restaurante o en la panadería. Por favor, Tom.
- ¿Por qué quieres trabajar?- sonreí.
- Porque estoy todo el día aquí, esperando como un idiota a que tu traigas el dinero a la casa. Quiero ayudarte.
- ¿De verdad?- asintió. –Está bien, mañana iremos a pedir trabajo, mientras yo me voy a trabajar.
- ¿Por qué no lo pedimos hoy?- eché el aire por la nariz, burlón.
- Bien, entonces vámonos.- asintió, dando saltitos mientras bajaba por las escaleras.



- Es que no tengo vacantes.
- Por favor, puedo limpiar el lugar o… hacerla de mesero, por favor.
- No lo sé, tendré que ver, ¿me permiten un momento?- ambos asentimos. Bill me miró con preocupación; yo sonreí y le acaricié el cabello.
- ¿Y si no me lo dan?- mordió sus labios aún lastimados.
- Vamos a la panadería.- sonrió. El hombre volvió mirando una lista; después nos miró a nosotros y sonrió.
- ¿Limpiar los trastos te parece bien?
- Lo que sea.- sonrió.
- Bueno, entonces ese está libre, ¿comienzas hoy o mañana?
- ¡Hoy!- el hombre sonrió.
- Bien, entonces, llena estos papeles y puedes comenzar. Tom puede decirte en dónde está la cocina y tal.- asintió.
- ¡Gracias, gracias!

By Bill
No sabía si arrepentirme de este trabajo de mierda, ¡que las personas eran guarras!, ¡dejaban pedazos enteros de comida! Mierda, que asco. Causaba repelús tan sólo mirar cuanta comida había desperdiciada en el lugar. Lo único bueno era que me habían prestado unos guantes.
El restaurante había cerrado, yo era el único que aún seguía trabajando; Tom estaba a mi lado, con los brazos cruzados, mirándome. Yo trataba de apresurarme, pero es que había comida seca y no quería salirse con nada.
- ¿Te gusta tu trabajo?- dijo Tom burlón; yo sonreí, negando.
- Claro que no.- se carcajeó. Cuando terminé de lavar todo, me saqué los guantes y los coloqué sobre el lavamanos. –Listo, ¿y ahora?
- Ahora nos vamos a casa.
- ¡Al fin!- sonreí.



23 de diciembre.
Oficialmente llevo un año y un mes en Frankfurt con Tom; pero en lugar de él estar feliz, parece que está muy frustrado y asustado. Se hizo más sobreprotector conmigo y la semana pasada me prohibió volver a ir al trabajo. No lo entendía, creía que le ayudaba, pero tal parece que no es así.
- Mañana es navidad. Me sorprende que mamá no haya llamado para juntarnos.
- Aún así no iremos nosotros.- me quedé serio.
- ¿Por qué no te gusta pasar la navidad con la familia?
- Porque no, Bill. Ese fue el trato, sin visitas en navidad.
- Ya sé.- bajé la mirada. -¿Odias la navidad?
- Bill es noche, por favor, no quiero hablar de eso.
- Son las nueve.
- Son las diez.- bufé.
- No hagas eso.
- ¿Hacer qué?
- Bufar, no te comportes como un crío.
- Lo siento.- sonreí. -¿qué haremos para navidad, Tom?- me acerqué a él, acariciando su cuello con mis uñas.
- Nada.
- ¡¿Nada!?- asintió. -¿Por qué?
- Porque nunca hago nada para navidad.
- Por favor, hay que salir a algún lugar, ¿sí?, a donde sea, pero no nos quedemos como amargados en navidad.
- ¿A dónde quieres ir?
- A donde quieras.
- Bueno, tengo toda la noche para pensarlo, ¿sí?
- Bien, bien.- le besé el cuello con fuerza, haciéndolo deshacerse en carcajadas.
- No te va bien la venganza, hermanito, no me molesta que lo hagas.
- Imbécil.- me di la vuelta para dormir.



- ¿Hola?
- Bill, soy yo, (tu nombre).
- Oh, hola.- sonreí. -¿Cómo estás?
- Estoy muy bien, gracias, ¿cómo estás tú?
- Bien, gracias. Y… ¿a qué se debe tu llamado?
- Bueno tengo noticias. La primera es que mi primo se hará cargo de los gastos de mi bebé, tú ya no estás en esto. Mi padre ni siquiera le creyó, él confía en ti.- sonreí. –Y la otra es que el bebé es hombre, y lo llamaré William, una forma distinta de decir tu nombre. Sé que pensarás que es para joderte y hacer que sientas lo mismo de nuevo por mí, pero no es así, ni hablar; lo hice porque tú fuiste el único que me ayudó siempre.
Me cubrí los labios, patidifuso, lleno de sentimientos, lleno de dolor y también felicidad; Incluso mis ojos de humedecieron rápidamente. Me había quedado sin habla. Mierda, esto era tan hermoso y también tan triste.
- (Tu nombre)…
- ¿Qué tienes?
- No sabes cuan feliz me haces con esto.- se escuchó su risita.
- ¿Vendrás para navidad?
- No lo creo… mi hermano no quiere viajar.
- Hmm bueno, sino algún día te mandaré una fotografía de Willy, ¿sí?
- Está bien, pero no vayas a olvidarlo, ¿bien?
- Claro que no, pero no olvides mandarme la dirección de tu hogar.
- No lo haré.- sonreí.
- Bueno, entonces me voy, tengo que ayudar a mi papá a hacer la cena.
- Está bien, pásalo bien.
- Y tú. Adiós, Bill.- cortó. Bajé mi móvil junto a mi brazo y dejé un fuerte suspiro salir por mis labios.
- No me puedes negar que aún la quieres verdad.- me exalté al escucharlo detrás de mí.
- ¿A quién?- entrecerró los ojos con incredulidad hacia esa pregunta tan idiota.
- A (Tu nombre) y su hijo.- sonrió.
- Sí… la quiero a ella, a su hijo no lo he mirado.- sonreí también.
- ¿Por qué no se lo dices?
- Nunca podrá ser lo mismo de nuevo, ¿sabes?, prefiero dejarlo así.
- ¿De verdad?- Asentí. Me abrazó, pegando mi espalda en su pecho. –Escuché que le decías a (tu nombre) que yo no quería viajar.
- Bueno… no quería decirle que fue un acuerdo.
- ¿Qué te parece si echamos el acuerdo a la mierda y vamos a pasarlo con la familia.- lo miré; él aún me abrazaba.
- ¡¿De verdad?!- asintió. -¡Sí, sí!
- Pero nos regresaremos mañana por la madrugada, también quiero pasarlo sólo contigo.- sonreí ampliamente.
- ¡Está bien!- hice que dejara de abrazarme, para abalanzarme a él con fuerza. –Gracias, Tom, gracias.
Habíamos hecho una maleta para los dos, y estábamos a punto de irnos, pero Maurice tocó la ventana del auto de Tom, y lo hizo detenerse. Me miró con seriedad y asintió.
- Ahora vengo, Bill, ¿sí?- asentí. Abrió la puerta del auto y bajó. Hablaban en voz baja, no podía escuchar nada, pero parecía que hablaban de algo serio, pues los dos no mostraban alguna pizca de felicidad en el momento, incluso Tom parecía querer echarse a llorar de coraje, pues se jalaba las rastas con desesperación y asentía ante todo lo que Maurice le decía.
Después volvió; respiraba entrecortado, con más rabia que nunca. Me miró y sonrió, ni siquiera era una sonrisa sincera. Pero no quise preguntarle nada más, tan sólo me quedé en silencio en todo el camino, justo como él también lo había hecho.




3 comentarios:

  1. ohhh que bonito capitulo
    aunque cada que leo el fic me entra un no se que awww
    espero el proximo
    cuidate bye

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  2. H-E-R-M-O-S-O!!!!!!!!!! simplemente HERMOSO me encanotoo :33

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  3. 7-7 Ahhhh! ....

    Siento no haber comentado tus capítulos desde hace ya tiempo u-u me disculpo porque se que los comentarios son la inspiración de seguir escribiendo c: es que ya casi no me da tiempo de escribir, leer &&' comentar Dx la escuela esta pesada, pero ya mero salgo de vacaciones, tendré tiempo para muchas cosas ñ.ñ deja decirte que la historia va genial *--* me encanta ...aunque siempre alguien salga sufriendo...oww:3 el bebe de (Tu Nombre) jahsjaksak William *o* que hermoso! vale, sube pronto.

    Cuídate mucho...Chao! ~~

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