- Tom, iré a comprar algunas
cosas para desayunar.- sonrió y tomó su bolso, dispuesto a salir por la puerta
sin más contratiempos.
- ¿Irás a comprar algunas cosas
para desayunar?- dije en tono burlón; él me miró extrañado y asintió.
- Pues sí, eso fue lo que dije.
- Lo sé, pero tú no puedes
salir.- se puso serio.
- ¿Por qué?
- Eres como un cachorro,
¿entiendes?, coleas de felicidad siempre que conoces a personas nuevas, y no
escuchas a los que te dicen que las personas aquí no son de confiar. Te han
llevado dos veces por andar de confiado, ¿y cómo has regresado?- bajó la
cabeza, sin dejar de mirarme; estaba avergonzado. –Golpeado, Bill, aterrado.
- Está bien, entonces me
quedo…- asentí.
- Podemos ir los dos juntos.-
torció los labios; yo le tomé la quijada e hice que me mirara. –Escúchame, no
te pongas así.
- Odio estar encerrado siempre,
y cuando salgo, lo hago como un niño con su madre.- sonreí.
- Eso no es cierto; salimos
como hermanos.
- Tú eres como un lobo, Tom.-
lo miré serio. –Le enseñas los dientes a toda persona nueva que conoces; tú no
te confías de nadie, ni siquiera de mí.
- Yo confío en ti.- negó.
- Entonces déjame salir solo.
- Entonces sal, pero esta vez
no voy a preocuparme por ti.
- No, me quedaré contigo.-
sonrió. –Lo siento.- le despeiné el cabello.
- Hoy no es día de trabajo, así
que podremos salir, ¿te gustaría?
- Sí, ¿pero a dónde vamos?
- No lo sé, podremos… ir a…
hmm, no lo sé, veremos.- asintió.
- Está bien.
Diiin dooong
Bill me dio la espalda y caminó
a la puerta a pasos largos. Él se quedó tieso al mirar a esa persona, que le
tomó las mejillas y se las acarició con el pulgar; se acercó a mi hermano, y le
besó los labios con fuerza, mas Bill no se inmutaba, estaba casi petrificado.
- ¡Hey, ¿qué coño te pasa?!-
grité; Maurice se carcajeó. -¡Vete de aquí, hijo de puta!
- Me voy después de que
hablemos.- tomó a mi hermano de los hombros y los arrojó al suelo para entrar;
yo me acerqué a él y ayudé a que se levantara.
- Bill, ve arriba, ¿sí?- negó.
- Puede hacerte algo.- decía
limpiándose los labios.
- Ve arriba y enciérrate en la
recámara con pestillo; iré a tocar cuando se haya ido.- susurré; él asintió sin
más y corrió escaleras arriba. Me viré con Maurice. -¿Qué quieres?
- Oh, pero qué educado eres. Se
nota que quieres mucho a ese maricón, ¿verdad?- se carcajeó. -¿Qué te parece si
vuelvo a llevármelo para follármelo?, debo de decirte que agujero es muy
amplio, y ahh, ¡qué bien sabe!
- ¡No hables así de mi hermano,
que no creas que a él le ha encantado sentirte dentro!
- Hmm yo no lo creo, ¿acaso te
contó la forma en que gemía tan agudo, o la forma en que se corrió sobre las
cobijas y mi mano?- sonrió. –Hombre, que nunca me acosté con un tío tan
ruidoso.- fruncí el entrecejo.
- No sé cómo te puedes sentir
orgulloso de abusar sexualmente de alguien.
- Estoy orgulloso.- sonrió.
–Obligar a tu hermanito a chupármela y amenazándolo para que no potara, pff,
eso es genial. Aparte es muy bueno dando mamadas.
- ¡Ya cállate! No te expreses
así de mi hermano, a menos que estés dispuesto a cargar con las consecuencias.
- ¿Y tú qué puedes hacerme?
- Oh, mejor no te atrevas ni a
preguntar, imbécil. ¡Dime a qué coño vienes a mi casa!
- Vengo a poner las cosas en
claro.- se cruzó de brazos. –No me importa si no te pagan lo suficiente en tu
trabajito de mierda, no me importa que no tengas alguna miga para meterte a la
boca; pero tienes que pagarme hoy.- tragué saliva, nervioso.
- Pues vete olvidando, no tengo
un puto duro.
- Yo no me voy olvidando de una
mierda, ese serás tú. Recuerda que te he embargado ya una vez, ¿quieres que lo
haga de nuevo, cuando el clima le puede hacer pésimo a tu hermano por el Sida?- sentí esa punzada en el pecho.
- No puedes hacer eso, esta
casa es mía, a ti jamás te perteneció.
- Pero sé quién te la ha
vendido.- sonrió con suficiencia. –Y no sólo puedo hacer eso; puedo hacerte
sufrir a ti por medio de tu hermano.
- ¡Tú no vas a tocar a mi
hermano, él no tiene nada que ver con esto!
- Tom, Tom, Tom- se carcajeó.
–tu hermanito es un medio para destrozar hasta la última partícula de tus
sentimientos. No sabes de lo que soy capaz, y me puedo basar en dos cosas: Bill
o esa perra asquerosa.
- Voy a pagarte el dinero.- él
se carcajeó. –Lo haré, pero dame al menos un par de semanas.- entrecerró los
ojos y se acercó a mí, tomando mis mejillas con fuerza, hasta hacerme daño.
- Una semana, no más.- se dio
la vuelta y salió.
- Mierda, mierda, mierda,
¡MIERDA!- suspiré, desesperado. Subí por las escaleras, y toqué a mi recámara;
Bill abrió al tiro, serio y preocupado.
- ¿Qué te dijo, Tom?
- Sólo tonterías, nada
importante, Bill.- sonreí; él ladeó la cabeza.
- No te escuchas muy
convencido, ¿Algo te pasa?- negué.
- Todo está bien, ¿sí?- mordí
mis labios. –Tengo que ir a conseguir otro trabajo, ¿quieres venir?
- ¿Otro trabajo?- asentí. –
Tom, tienes dos trabajos que te ocupan casi todo el día completo, ¿para qué
quieres uno tercero?
- Necesito dinero, Bill.
- ¿Tan urgente?- me mordí los
labios con más fuerza.
- Sí.
- Mejor déjame trabajar contigo
¿sí?- negué. – ¡por favor!, si no quieres que esté lejos de ti, podemos
trabajar los dos en el restaurante o en la panadería. Por favor, Tom.
- ¿Por qué quieres trabajar?-
sonreí.
- Porque estoy todo el día
aquí, esperando como un idiota a que tu traigas el dinero a la casa. Quiero
ayudarte.
- ¿De verdad?- asintió. –Está
bien, mañana iremos a pedir trabajo, mientras yo me voy a trabajar.
- ¿Por qué no lo pedimos hoy?-
eché el aire por la nariz, burlón.
- Bien, entonces vámonos.-
asintió, dando saltitos mientras bajaba por las escaleras.
- Es que no tengo vacantes.
- Por favor, puedo limpiar el
lugar o… hacerla de mesero, por favor.
- No lo sé, tendré que ver, ¿me
permiten un momento?- ambos asentimos. Bill me miró con preocupación; yo sonreí
y le acaricié el cabello.
- ¿Y si no me lo dan?- mordió
sus labios aún lastimados.
- Vamos a la panadería.-
sonrió. El hombre volvió mirando una lista; después nos miró a nosotros y
sonrió.
- ¿Limpiar los trastos te
parece bien?
- Lo que sea.- sonrió.
- Bueno, entonces ese está
libre, ¿comienzas hoy o mañana?
- ¡Hoy!- el hombre sonrió.
- Bien, entonces, llena estos
papeles y puedes comenzar. Tom puede decirte en dónde está la cocina y tal.-
asintió.
- ¡Gracias, gracias!
By Bill
No sabía si arrepentirme de
este trabajo de mierda, ¡que las personas eran guarras!, ¡dejaban pedazos
enteros de comida! Mierda, que asco. Causaba repelús tan sólo mirar cuanta
comida había desperdiciada en el lugar. Lo único bueno era que me habían
prestado unos guantes.
El restaurante había cerrado,
yo era el único que aún seguía trabajando; Tom estaba a mi lado, con los brazos
cruzados, mirándome. Yo trataba de apresurarme, pero es que había comida seca y
no quería salirse con nada.
- ¿Te gusta tu trabajo?- dijo
Tom burlón; yo sonreí, negando.
- Claro que no.- se carcajeó.
Cuando terminé de lavar todo, me saqué los guantes y los coloqué sobre el
lavamanos. –Listo, ¿y ahora?
- Ahora nos vamos a casa.
- ¡Al fin!- sonreí.
23 de diciembre.
Oficialmente llevo un año y un
mes en Frankfurt con Tom; pero en lugar de él estar feliz, parece que está muy
frustrado y asustado. Se hizo más sobreprotector conmigo y la semana pasada me
prohibió volver a ir al trabajo. No lo entendía, creía que le ayudaba, pero tal
parece que no es así.
- Mañana es navidad. Me
sorprende que mamá no haya llamado para juntarnos.
- Aún así no iremos nosotros.-
me quedé serio.
- ¿Por qué no te gusta pasar la
navidad con la familia?
- Porque no, Bill. Ese fue el
trato, sin visitas en navidad.
- Ya sé.- bajé la mirada.
-¿Odias la navidad?
- Bill es noche, por favor, no
quiero hablar de eso.
- Son las nueve.
- Son las diez.- bufé.
- No hagas eso.
- ¿Hacer qué?
- Bufar, no te comportes como
un crío.
- Lo siento.- sonreí. -¿qué
haremos para navidad, Tom?- me acerqué a él, acariciando su cuello con mis
uñas.
- Nada.
- ¡¿Nada!?- asintió. -¿Por qué?
- Porque nunca hago nada para
navidad.
- Por favor, hay que salir a
algún lugar, ¿sí?, a donde sea, pero no nos quedemos como amargados en navidad.
- ¿A dónde quieres ir?
- A donde quieras.
- Bueno, tengo toda la noche
para pensarlo, ¿sí?
- Bien, bien.- le besé el
cuello con fuerza, haciéndolo deshacerse en carcajadas.
- No te va bien la venganza,
hermanito, no me molesta que lo hagas.
- Imbécil.- me di la vuelta
para dormir.
- ¿Hola?
- Bill, soy yo, (tu nombre).
- Oh, hola.- sonreí. -¿Cómo
estás?
- Estoy muy bien, gracias,
¿cómo estás tú?
- Bien, gracias. Y… ¿a qué se
debe tu llamado?
- Bueno tengo noticias. La
primera es que mi primo se hará cargo de los gastos de mi bebé, tú ya no estás
en esto. Mi padre ni siquiera le creyó, él confía en ti.- sonreí. –Y la otra es
que el bebé es hombre, y lo llamaré William, una forma distinta de decir tu
nombre. Sé que pensarás que es para joderte y hacer que sientas lo mismo de
nuevo por mí, pero no es así, ni hablar; lo hice porque tú fuiste el único que
me ayudó siempre.
Me cubrí los labios,
patidifuso, lleno de sentimientos, lleno de dolor y también felicidad; Incluso
mis ojos de humedecieron rápidamente. Me había quedado sin habla. Mierda, esto
era tan hermoso y también tan triste.
- (Tu nombre)…
- ¿Qué tienes?
- No sabes cuan feliz me haces
con esto.- se escuchó su risita.
- ¿Vendrás para navidad?
- No lo creo… mi hermano no
quiere viajar.
- Hmm bueno, sino algún día te
mandaré una fotografía de Willy, ¿sí?
- Está bien, pero no vayas a
olvidarlo, ¿bien?
- Claro que no, pero no olvides
mandarme la dirección de tu hogar.
- No lo haré.- sonreí.
- Bueno, entonces me voy, tengo
que ayudar a mi papá a hacer la cena.
- Está bien, pásalo bien.
- Y tú. Adiós, Bill.- cortó.
Bajé mi móvil junto a mi brazo y dejé un fuerte suspiro salir por mis labios.
- No me puedes negar que aún la
quieres verdad.- me exalté al escucharlo detrás de mí.
- ¿A quién?- entrecerró los
ojos con incredulidad hacia esa pregunta tan idiota.
- A (Tu nombre) y su hijo.-
sonrió.
- Sí… la quiero a ella, a su
hijo no lo he mirado.- sonreí también.
- ¿Por qué no se lo dices?
- Nunca podrá ser lo mismo de
nuevo, ¿sabes?, prefiero dejarlo así.
- ¿De verdad?- Asentí. Me
abrazó, pegando mi espalda en su pecho. –Escuché que le decías a (tu nombre)
que yo no quería viajar.
- Bueno… no quería decirle que
fue un acuerdo.
- ¿Qué te parece si echamos el
acuerdo a la mierda y vamos a pasarlo con la familia.- lo miré; él aún me
abrazaba.
- ¡¿De verdad?!- asintió. -¡Sí,
sí!
- Pero nos regresaremos mañana
por la madrugada, también quiero pasarlo sólo contigo.- sonreí ampliamente.
- ¡Está bien!- hice que dejara
de abrazarme, para abalanzarme a él con fuerza. –Gracias, Tom, gracias.
Habíamos hecho una maleta para
los dos, y estábamos a punto de irnos, pero Maurice tocó la ventana del auto de
Tom, y lo hizo detenerse. Me miró con seriedad y asintió.
- Ahora vengo, Bill, ¿sí?-
asentí. Abrió la puerta del auto y bajó. Hablaban en voz baja, no podía
escuchar nada, pero parecía que hablaban de algo serio, pues los dos no
mostraban alguna pizca de felicidad en el momento, incluso Tom parecía querer
echarse a llorar de coraje, pues se jalaba las rastas con desesperación y
asentía ante todo lo que Maurice le decía.
Después volvió; respiraba
entrecortado, con más rabia que nunca. Me miró y sonrió, ni siquiera era una
sonrisa sincera. Pero no quise preguntarle nada más, tan sólo me quedé en
silencio en todo el camino, justo como él también lo había hecho.
ohhh que bonito capitulo
ResponderEliminaraunque cada que leo el fic me entra un no se que awww
espero el proximo
cuidate bye
H-E-R-M-O-S-O!!!!!!!!!! simplemente HERMOSO me encanotoo :33
ResponderEliminar7-7 Ahhhh! ....
ResponderEliminarSiento no haber comentado tus capítulos desde hace ya tiempo u-u me disculpo porque se que los comentarios son la inspiración de seguir escribiendo c: es que ya casi no me da tiempo de escribir, leer &&' comentar Dx la escuela esta pesada, pero ya mero salgo de vacaciones, tendré tiempo para muchas cosas ñ.ñ deja decirte que la historia va genial *--* me encanta ...aunque siempre alguien salga sufriendo...oww:3 el bebe de (Tu Nombre) jahsjaksak William *o* que hermoso! vale, sube pronto.
Cuídate mucho...Chao! ~~