sábado, 15 de diciembre de 2012

Capítulo 55



By Bill
Los escuchaba gritarse el uno al otro en la planta baja; estaba muriendo de miedo. Las piernas me temblaban y las manos me sudaban; yo sólo quería que esto acabara pronto, que Maurice regresara a su casa y que Tom y yo nos mudáramos a Hamburgo.
- Voy a matarte, voy a destrozarte.- escuché gritar a Maurice, y Tom se quedaba en silencio, seguramente estaba histérico. Los ladridos de Zander se escuchaban fuertes por toda la casa, y yo, para concentrarme en algo más, saqué la navaja nueva de mis pantalones y la acerqué a mis brazos, quitándome las lágrimas para mirar mejor.
Apreté el botoncito, y la navaja salió disparada hacia arriba, tocando mi piel; lentamente la fui pasando por mis brazos, mirando mi sangre, pero no era suficiente, aún los escuchaba gritar, aún podía sentir el miedo de Tom. 
- Por favor, que ya paren…- susurré llevando la navaja a mi cuello, cortándolo un sin par de veces, hasta que sentí la sangre escurrirse hasta mi pecho; comencé a llorar, no sólo por el dolor, sino también porque lo estaban amenazando… -…van a matar a Tom…- me cubrí los oídos con mis manos, todo se había alejado un poco.
Se escuchó un disparo, tan fuerte que taladró mis oídos un teniéndolos cubiertos; Zander comenzó a ladrar más fuerte. Mis ojos se llenaron de lágrimas completamente, y mi cuerpo entero temblaba tan fuerte que no pude sostenerme en mis piernas, y me arrastré hasta las escaleras, con el corazón palpitando con tanta fuerza, que podía sentir como mi pecho palpitaba al mismo ritmo.  Me levanté en mis piernas y bajé las escaleras rápidamente. Tom aún estaba de pie, apuntando a Maurice con la pistola, al igual que él lo hacía con Tom; pero me miró, y negó.
- ¡Sube, Bill!- gritó, asustado. Me cubrí los labios al verle con los labios sangrando.
- T-Tom…
- Por favor, hermanito, sube…
- Oh, ¡pobres críos!- se carcajeó. –Tranquila, perrita, tu hermano está bien en mis manos.- bajé las escaleras, enojado, dispuesto a soltarle un manotazo.
- ¡Bill, no!- gritó Tom y yo me detuve para mirarlo, pero Maurice me tomó de la mano y me hizo voltear para mirarlo a él.
- ¿Te cortaste los bracitos?- se carcajeó. -¡Y no sólo eso, te has cortado el cuello también!- me quedé humillado, por completo, y miré a Tom, avergonzado, él sólo negó.
- Sube, Bill, puede matarte, ¡anda!
- ¡Oh, no, si la perra quiere defenderte, déjala! ¡Ahora se queda aquí!- Me tomó de los brazos y me dio una vuelta, para que quedáramos frente a frente. Se me calló el orgullo y los huevos los dejé de lado, me estaba muriendo de miedo. –Pero, sólo te digo que no será difícil deshacerme de un mariconcito como él, ¡por favor, eres un saco de huesos!- de un manotazo en la mejilla me tiró al suelo y me golpeo un sin par de veces en la cara con la pistola.
- ¡Déjalo, imbécil!- Tom le pegó en la sien con su puño, haciendo que Maurice se tambaleara, y que sus ojos azules se tornaran rojos por el dolor. Lo dejó un poco tonto, dándome tiempo para levantarme del suelo, pero no el suficiente como para correr detrás de mi hermano. Me tomó la pierna, haciéndome caer de cara al suelo, lastimándome la barbilla.
- Hmm…- me tomó por los brazos, pegando mi espalda a su abdomen.
- Mira a tu hermano, Tom.- me miró, con una seriedad extraña. No era la seriedad de odio que mostraba conmigo, era la seriedad de forzarse a ser el tipo fuerte e insensible. -Ya le has visto los brazos, ¿no?, seguro también le viste el estómago, ¿pero le has visto las piernas?- me revolví, para zafarme de su agarre. –Eh, tranquilo…- me quedé tieso.
- Ya basta, Maurice, ¡suéltalo!- me aventó al suelo y apoyó su rodilla en mi estómago, quitándome casi todo el aire, me bajó los pantalones, a lo que yo me revolví como un loco. -¿Qué? ¿Piensas follártelo frente a mí?
- No estaría mal… ¡Detente, imbécil!- dijo ante mis movimientos. –Debo enseñarte esto.- me abrió las piernas, yo me cubrí la cara, avergonzado, ni siquiera quería ver la reacción de mi hermano.
- Bill…- musitó. Maurice comenzó a carcajearse.
- Es impresionante como una persona llega a odiarse tanto, ¿verdad?, debo aceptar que es muy listo tu hermano, ¿eh?, ni yo hubiera encontrado un mejor lugar para hacerme daño con un cuchillo o navaja.- hice una fuerza enorme para cerrar mis piernas y subir mi pantalón. Maurice se quitó de encima mío y se carcajeó ante la mirada de Tom. –Bueno, ya te humillé a ti, ahora te toca a ti, Stark.
- ¡Ya vete, Maurice!- grité.
- Oh, claro que no.

By Tom

Me tomó de los brazos, tirando mi pistola al suelo, con fuerza, y me apuntó en la cabeza. Bill comenzó a temblar, yo sólo lo miraba serio, esperando el disparo sin miedo.
- ¿Sabes por qué hago esto?- le preguntó; Bill negó. –Como quizá tu hermano te contó, él y yo solíamos ser socios; tu hermano vendía droga y trabajaba conmigo en el bar.- Bill abrió los ojos con miedo. –Siempre que cerraba el bar, apostábamos por una puta, ya sabes, quien gana, tiene un polvo con ella frente a nosotros.- comenzó a morderse las uñas con nerviosismo. –Debo decir que Tom y yo hacíamos muy buen equipo, siempre ganábamos. Pero comenzó a ser algo secundario para él, como suele pasar, ¿no? y se fue; se hizo un puto adicto a las drogas. Aún teníamos nuestro negocio, y él siempre me pagaba, ¿sabes?, pero el marica se quedó sin pasta y le estuve prestando, hasta tener drogas para todo Frankfurt en un año; me amenazó con un arma para que le diera más pastillas, y se las di. Pero nunca me lo pagó.
Me mantuve en silencio, mirando a Bill inexpresivo, sin mostrar que esto me jodía aunque no pareciera realmente. Maurice comenzó a reír con tanta fuerza que llegó a taladrar mis oídos, pero me concentraba más en la cara de mi hermano, que me veía con decepción, llorando; de pronto escuché el grito más grande que Bill había sacado en toda su vida; no supe porqué lo hizo, pero cubrió sus labios y sollozó con fuerza.
- ¡POR FAVOR NO!- tendió su mano hacia mí, le temblaba terriblemente. Fue que me di cuenta de que Maurice había cargado el arma, y su mano temblaba en el gatillo. -¡No lo mates!- separó el arma de mi cabeza y la puso entonces en mi frente, carcajeándose.
- Quiero que tú veas esto.- me dijo; yo bajé la mirada hacia Bill, y después escuché un balazo.
- ¡¡¡NO!!!- abrí los ojos ante su grito; Maurice se carcajeaba.
- ¡Dios mío!- decía, descojonándose. -¡Te has orinado!- Bill bajó la mirada, cubriéndose la cara con vergüenza. Yo le di con la rodilla en las pelotas, haciendo que se pusiera rojo.
- ¡Vete de aquí, hijo de puta!- lo eché fuera de casa. Cuando miré su auto alejarse me di la vuelta para mirarlo.
- Snif…snif…- se quitaba las lágrimas; cuando me miró, con su cara hecha una mierda por los golpes, se puso rojo, avergonzado. Yo me acerqué a él, hincándome a su lado. – ¿Puedo…darme una ducha…?- asentí, le di un abrazo, sin importarme que estuviera sucio.
- Perdón…- me apresó más en sus brazos. –Lo siento, Bill, ¿sí?... perdóname…- nuestros pechos se juntaron, y sentí nuestros corazones palpitar con una fuerza enorme, llenos de miedo.
- Iban a matarte…
-Tranquilo, eso no va a pasar, mañana nos vamos a Hamburgo, te lo prometo, no pasaremos un día más en este lugar ¿bien?...nos iremos a una casa llena de árboles, como te gusta… y, estarás junto a (tu nombre) otra vez… y ya no habrá necesidad de cortarte los brazos otra vez…no voy a dejar que pases por un miedo igual a este…jamás… lo prometo.
- Te quiero, Tom… no quiero que te mueras...
- Yo tampoco quiero que tú lo hagas, hermano, por eso nos iremos de aquí, Maurice jamás volverá a mirarnos la cara.- le besé la frente, acariciándole el cabello.
Nunca experimenté algo parecido, esta vez sentí tanto miedo, sentí que no podría soportar tantos sentimientos dentro de mí que me echaría a llorar como un crío; mirar a mi hermano así, por mi culpa, era incluso devastador y humillante para mí, porque ¿qué clase de hermano puede permitir que su hermano se ponga tan asustado, al grado de orinarse encima?, al menos para mí, eso no era bueno ni para mi moral, ni para mi persona en sí.

Bill se había quedado dormido después de ducharse; después de yo hacerlo también, me recosté en mi cama y me acerqué a él, abrazándole por el estómago; olía a frutas, igual a como olía en la casa de Hamburgo. Le apresé y pegué mi frente en su espalda durmiendo yo también, siendo arrullado por sus suspiros, calmados y normales, sin miedo… pero esta vez, fui yo quien se durmió con miedo, fui yo quien se durmió con el odio a su propia persona…





Lo siento :| 

4 comentarios:

  1. Oh ya quiero leer el proximo
    me quede toda lena de intriga aunque siempre me deja triste T.T
    sube pronto
    cuidate

    ResponderEliminar
  2. ME ENCANTO... Y me puse a llorar!!! T___T Dios, me dara un infarto con tantas emociones fuertes xD Okno... Pero estuvo excelente! Te luciste de verdad... Me MUERO por leer el próximo... Es es Perfecto!!

    Sube pronto y cuidate muchísimo!
    Te mando MIL abrazos y bendiciones! ^ ^

    ResponderEliminar
  3. owwwwwwwwwww ToT
    llore, maldito Maurice . . .
    Ojala ya se vayan a casa . .
    Me encanto . .
    Cuidate y un abrazo :D

    ResponderEliminar
  4. T___T llore un mar!!! waaaa odio a Maurice!!¬¬'
    ojala y subas pronto.. siempre me dejas en intriga!m
    TE ADORO!!!! CUIDATE MUCHO, ABRAZOOTE PSICOLOGICO!!

    ResponderEliminar