By Bill
- Kaulitz, recoja sus cosas y
salga del aula.- levanté la mirada de la libreta y enseguida miré al maestro,
que siguió escribiendo en el pizarrón con calma. Fue entonces cuando empecé a
ponerme nervioso.
Recogí mis cosas y las guardé
en mi bolso; las miradas se clavaron en mí, quizá incluso más confundidas que
yo mismo. Caminé sigilosamente hasta el frente del aula y toqué el hombro del
maestro, quien dejó de escribir para mirarme con seriedad.
- Suerte con los resultados.-
fruncí el entrecejo, aún más confundido.
- Pues…gracias.- me dirigí a la
puerta, cabizbajo, planteándome un sin par de preguntas; tomé la perilla de la
puerta y la abrí para salir del aula. Fue entonces cuando sentí su mano rodear
mi brazo y hacerme caminar con rapidez por el pasillo. Sin duda las preguntas
en mi mente aumentaron. – Denis ¿qué…?
- No hay momento para hablar,
en el auto te lo explicaremos todo.- guardé silencio, corriendo tras él; el
corazón se me aceleraba de sólo imaginarme la razón por la que corríamos tan
apresurados fuera de la facultad.
Casi eché un suspiro de alivio
cuando miré el Jeep aparcado de mi hermano; incluso sonreí y apresuré el paso
para llegar hasta allí y abrir la puerta para sentarme en los asientos
traseros. Mi hermano me miró, serio, pasando sus ojos por toda mi cara,
analizando con inexpresividad. Denis subió al auto, prendiendo un cigarrillo
con ansiedad; miró a Tom, que seguía mirándome a mí, pero cuando sintió la
mirada de Denis, la puso sobre la suya, esperando a que él le dijera algo.
- Todo está bien; lo dejaron
salir del aula sin problema.
- ¿Aparecieron?- preguntó
curioso; Denis negó.
- ¿De qué hablan?, ¿Por qué me
sacaste de la universidad?- me quise hacer indiferente a todo, incluso cegarme
un poco de lo que claramente era consciente, y sabía que se trataba de Maurice.
- No irás a la universidad por
al menos un par de semanas.- abrí los ojos, esta vez, realmente sorprendido y
desconocido de sus razones.
- ¡No, ¿por qué?!- mi hermano
encendió el auto, y salió de su sitio de aparcamiento. – Tom.- insistí.
- ¡No irás y se acabó!- estaba
estresado, parecía incluso asustado, fue por eso que mejor guardé silencio y
miré a la ventana, en busca de una posible salvación. Esa que no me haría
volver a pensar en lo mismo otra vez.
Tom se aparcó enfrente del
hogar de Denis sin apagar el auto; él miró a mi hermano y sonrió, casi
agradeciéndole con la mirada; pero Tom lo miraba serio, sin siquiera encovar
los labios forzosamente.
- Gracias, Tom.- él asintió.
-¿No quieres quedarte en mi casa? despeja tu mente ahora, ya sabes.
- Tengo que hablar con mi
hermano, no creo que le guste… ¿sabes?- tragué saliva ante sus susurros
bastante audibles.
- Está bien. Buena suerte, hermano.
- Gracias.- Denis salió del
auto y al cerrar la puerta, Tom arrancó.
- Ahora puedes decirme por qué
me privarás de la facultad.- vociferé enfadado, subiendo las escaleras detrás
de él. No me dijo nada, hasta echarse en su cama y suspirar hondo. –Tom.
- Ya te escuché.- me arrastré
sobre las cobijas hasta estar a su lado y sentarme en dirección a su cuerpo,
serio.
- Entonces dime.- se lamió los
labios, pero en ningún momento se mostró débil ante mis, creo yo, estúpidos
cuestionamientos; no me miró a los ojos, incluso los cerró con cansancio.
- Sé que sabes por qué es.- fui
yo ahora quien se lamió los labios, más nervioso que una cabra.
- Bueno sí… pero quiero que tú
me lo digas, porque sé de quién se trata, pero no se de que va todo.
- No debe importarte de qué va,
¿sí?, sólo preocúpate por no salir de casa solo y ya está.
- Entonces no vas a decirme.-
me puse serio. Y esta vez experimenté su silencio, y sólo el de él, porque,
dentro de mi mente sólo habían preguntas y subconsciente taladrándome.
Experimenté el suyo; estaba pensativo, pero con la mente en blanco, incluso
parecía que yo me encontraba solo en la habitación.
Pero entonces escuché un
suspiro cansino salir de sus labios.
- Hablamos de esto después.- se
levantó de la cama y arregló sus ropas con indiferencia y escasa preocupación.
Algo digno de admirar de su carácter tan castrante.
- ¿Cuándo va a ser después,
Tom?- me miró, con esa seriedad que me podía llegar a causar un pánico
terrible. –No quiero esperar a que algo peor nos tenga que pasar.- echó el aire
con fuerza.
- No va a pasarnos algo peor.
Es mejor que tú te seas indiferente a todo, ¿sí?, es decir, ¿para qué meterte
el pánico así?- antes de que pudiera rechistar, Tom salió de la recámara, sin
decir algo más. Salté de la cama y corrí a la puerta, mirándolo bajar las
escaleras.
- ¿A dónde vas?
- Tengo que trabajar.- salió
por la puerta rápidamente, sin prestarme más atención.
Él volvió a eso de las siete
por la noche. Lo escuché subiendo las escaleras y entonces apagué el televisor
antes de que él abriera la puerta y corriera al baño, sin cerrar la puerta. Me
levanté tras él y lo miré, abriendo la llave de los lavamanos y metiendo su
cara al agua que se tornó rojiza.
- ¿Qué te pasó?- pregunté
sorprendido. –Tom, estás…
- Sangrando, ya lo sé.- dijo
enojado, irguiéndose y cerrando a la vez la llave; Regresó a la cama,
quedándose tieso ahí, sin mostrar dolor en ningún momento. Me acerqué a él.
- ¿Qué te pasó, Tom?
- ¿Es que acaso te importa?
- Pues sí…- entornó los ojos.
- El imbécil de Travis junto a
Maurice. Me tomaron desprevenido, sino, les hubiera arrancado el cuello.- le
toqué el labio con el índice, y el cerró los ojos, con dolor. –hmm, mierda.- me
tomó el dedo, apretándolo más en sus labios para sentir más ardor.
- ¿Quieres decirme algo?- me
miró, asintiendo. -¿Qué está pasando entre Maurice y tú exactamente?- dejó de
ejercer presión con mi dedo, y sacó su mano, dejándome libre para yo quitar la
mía de su piel.
- ¿De qué hablas?
- Nunca había pasado algo
parecido. Tengo miedo de perderte, Tom…
- No vas a perderme,
¿entiendes? lo que pasa entre Maurice y yo no tiene porqué afectarte a ti.-
bajé la mirada, incluso más asustado que antes; ahora me daba cuenta de que
Maurice sí era capaz de hacer cualquier cosa para herir a mi hermano. –Hey- me
tomó las mejillas con sus manos. –No te pongas así, todo está bien.
- No está bien, Tom…algo está
pasando, estoy seguro. Nunca habías estado así, tan angustiado y desesperado,
algo pasa, Maurice te tiene dentro de su juego.- se quedó tieso, quitando las
manos de mi piel.
- No sé porqué te pones así,
nada de lo que dices es verdad; A Maurice lo tengo colgando de mi mano.- me
quedé en silencio, sin decirle una palabra, no quería que se cabreara porque su
propio hermano le creía débil. – Bill,
si sigues con eso de que >>puedo
morir<<, mejor ahórratelo; ya te dije
que eso no va a pasar.
- ¿Me dejarás ir a la
universidad?- le cambié el tema casi radicalmente; él se puso cabreado, negando
como solía hacerlo papá cuando le hacía una broma de mal gusto; la diferencia
estaba en que papá terminaba por carcajearse y acariciarme el estómago. Tom no.
–Ya, está bien, no te enojes, ¿sí?
- Si quieres que Maurice y su
séquito de maricones te mate, adelante, ¡ve a la puta facultad!- gritó,
haciéndome sentir avergonzado por mis palabras tan estúpidas. Me alejé un poco de él, y en un acto rápido deshice
la cama y me metí en ella, cobijándome hasta la frente con las cobijas.
Salí de la casa para tomar el
correo, aunque no solía recibir mucho; Tom no tenía muchas personas con las que
se contactara por medio de cartas y tal. Me di la vuelta para entrar de nuevo a
la casa, y el enorme grafiti en la pared me hizo estallar en rabia y miedo.
- ¡TOM!- le grité, sin poder
despegar mi mirada de la pared pintarrajeada con las palabras >>Estás terminando con una vida,
la decisión más difícil vendrá cuando estés al borde de querer echarte a
suplicar una disculpa<<.
Se quedó de pie en el umbral de
la puerta principal, mirándome aún adormilado, con los pijamas puestas y las
rastas desatadas; yo apunté a la pared, casi sin habla, porque sabía que era un
plan de Maurice y nada terminaría bien, porque sabía que lo que Tom decía no
era verdad. Maurice era quien estaba subiendo a Tom sobre la palma de su mano.
Bajé la mirada para mirar a mi
hermano, que estaba tieso mirando la pared, con los puños temblándole de pura
rabia; fue que me miró cuando sintió mi mirada sobre la suya, pidiéndole una
explicación que realmente no necesitaba, pero que quería escuchar. Simplemente
quería la perfecta excusa de salir huyendo de Frankfurt para regresar a
nuestras raíces, a pesar de que la vida allá era dura de alguna forma.
- ¿Cuánta confianza le tienes a
tu fuerza?- le pregunté, y él, pareció salir de su estado de conmoción; se
lamió los labios de una forma ansiosa, mirándome inexpresivo, tal vez
pensándose la respuesta a mi pregunta, tal vez no.
- Demasiada.- escupió, con un
tono de voz fuerte, pero débil a la vez.
- ¿Tanto para pelear con él,
Tom?, ¿Tanto para arriesgar tu vida o la de alguien más?
- Sin duda.- tragué saliva.
- No lo hagas, Tom, por favor,
¿nunca puedes quedarte con la boca cerrada?- apartó la mirada de mí,
cabreadísimo, y también desesperado; le tomé las mejillas y poniendo un poco de
dureza, lo hice mirar mis ojos. –Escúchame, ¿sí?
- ¿Qué?- soltó con firmeza.
- Te estás aventando de un avión
sin paracaídas, Tom; puedes morir, tú sabes que Maurice es capaz de arrancarte
la cabeza sin necesidad de una excusa.- me miraba a los ojos, con una
profundidad increíble; incluso llegué a cuestionarme si realmente me escuchaba.
–Eres más importante que todos en este barrio de mierda, eres más valioso, no
acabes con tu vida por una pelea estúpida.
Entrelazó sus dedos con los
míos en sus mejillas y juntos bajamos las manos de su cara. Tom, inexpresivo.
Yo, preocupándome con cada milésima de segundo concluido. Él comenzó a negar,
desenlazando nuestros dedos, mordiéndose el labio inferior con saña. Miles de
sentimientos se le asomaban por los ojos; primero estaba furioso, y eso pasó a
las lágrimas; después a la rabia y al último, al rencor.
- Lo siento, Bill… pero se
acabó.- y si estaba preocupado, ahora me puse histérico al ver que esas
palabras eran indicios de rendición; incluso pude sentir los latidos
preocupados de su corazón. Se quería dar por vencido, y a la vez seguir
peleando por su vida.
- ¿De qué hablas, Tom?- negó.
- ¿Qué hace una persona con
cáncer terminal cuando prácticamente no le queda nada de vida?- era más bien
una pregunta retórica, al parecer, pero él esperaba que yo contestase.
- Hacer todo lo que no hizo
antes de que le diagnosticaran que era terminal.
- Visto por la parte optimista
sí, pero por la pesimista sería esperar a que tu corazón dejase de funcionar.
Eso es lo que voy a hacer.
- ¿Esperar sentado a que la
muerte o Maurice te mate?
- Exacto.- la respiración se me
agitó de pronto, y sí, muy pronto, pero los ojos se me aguaron de sólo
pensarlo.
- Me dijiste que no pasaría,
Tom, ¡Me lo prometiste!
- ¡Sí, Bill, pero todo pasó de
repente!
- ¡Tú no te vas a morir,
¿entiendes?!- solté un sollozo agudo. –Si tú te mueres yo…- no me dejó
terminar.
- Tú no vas a morir por mí, Bill;
aunque te lo plantearas con seriedad, yo no dejaría que murieras por mi culpa,
¿entiendes?, las así son las cosas, y así se quedan.
- Te odio, Tom.- me largué dentro
de su casa, echándome a llorar en las escaleras; impotente a todo, inútil al
saber que no podía ayudarlo aunque diera la vida por ello; cabreado al saber
que él no cambiaría de opinión; deshecho porque… porque si perdía a mi hermano,
perdía todo en mi vida.
TT____TT Oh por Dios! Me hiciste llorar!!! Dios Mio.... De verdad me meto en la historia :'c awwww todo estuvo tan... WOW me encanta como escribes y también que me hagas llorar xD siguela pronto... Me muero por leer el próximo...
ResponderEliminarCuidate mucho y te mando un enorme abrazo!
me encantoooo!! ♥ lo amee!! sbe pronto porfa!!cuidate besos!
ResponderEliminarwaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ToT
ResponderEliminaray Tom ahora si lloro . . .
Que pasara ahora?
Cuidate y un abrazo :D
PD: amo como escribes y tu fic :3
Estoy Llorando T.T
ResponderEliminarya quiero leer el proximo!!!!!!!!
sube pronto
cuidate bye