martes, 4 de diciembre de 2012

Capítulo 50


By Bill
- Kaulitz, recoja sus cosas y salga del aula.- levanté la mirada de la libreta y enseguida miré al maestro, que siguió escribiendo en el pizarrón con calma. Fue entonces cuando empecé a ponerme nervioso.
Recogí mis cosas y las guardé en mi bolso; las miradas se clavaron en mí, quizá incluso más confundidas que yo mismo. Caminé sigilosamente hasta el frente del aula y toqué el hombro del maestro, quien dejó de escribir para mirarme con seriedad.
- Suerte con los resultados.- fruncí el entrecejo, aún más confundido.
- Pues…gracias.- me dirigí a la puerta, cabizbajo, planteándome un sin par de preguntas; tomé la perilla de la puerta y la abrí para salir del aula. Fue entonces cuando sentí su mano rodear mi brazo y hacerme caminar con rapidez por el pasillo. Sin duda las preguntas en mi mente aumentaron. – Denis ¿qué…?
- No hay momento para hablar, en el auto te lo explicaremos todo.- guardé silencio, corriendo tras él; el corazón se me aceleraba de sólo imaginarme la razón por la que corríamos tan apresurados fuera de la facultad.
Casi eché un suspiro de alivio cuando miré el Jeep aparcado de mi hermano; incluso sonreí y apresuré el paso para llegar hasta allí y abrir la puerta para sentarme en los asientos traseros. Mi hermano me miró, serio, pasando sus ojos por toda mi cara, analizando con inexpresividad. Denis subió al auto, prendiendo un cigarrillo con ansiedad; miró a Tom, que seguía mirándome a mí, pero cuando sintió la mirada de Denis, la puso sobre la suya, esperando a que él le dijera algo.
- Todo está bien; lo dejaron salir del aula sin problema.
- ¿Aparecieron?- preguntó curioso; Denis negó.
- ¿De qué hablan?, ¿Por qué me sacaste de la universidad?- me quise hacer indiferente a todo, incluso cegarme un poco de lo que claramente era consciente, y sabía que se trataba de Maurice.
- No irás a la universidad por al menos un par de semanas.- abrí los ojos, esta vez, realmente sorprendido y desconocido de sus razones.
- ¡No, ¿por qué?!- mi hermano encendió el auto, y salió de su sitio de aparcamiento. – Tom.- insistí.
- ¡No irás y se acabó!- estaba estresado, parecía incluso asustado, fue por eso que mejor guardé silencio y miré a la ventana, en busca de una posible salvación. Esa que no me haría volver a pensar en lo mismo otra vez.


Tom se aparcó enfrente del hogar de Denis sin apagar el auto; él miró a mi hermano y sonrió, casi agradeciéndole con la mirada; pero Tom lo miraba serio, sin siquiera encovar los labios forzosamente.
- Gracias, Tom.- él asintió. -¿No quieres quedarte en mi casa? despeja tu mente ahora, ya sabes.
- Tengo que hablar con mi hermano, no creo que le guste… ¿sabes?- tragué saliva ante sus susurros bastante audibles.
 - Está bien. Buena suerte, hermano.
- Gracias.- Denis salió del auto y al cerrar la puerta, Tom arrancó.


- Ahora puedes decirme por qué me privarás de la facultad.- vociferé enfadado, subiendo las escaleras detrás de él. No me dijo nada, hasta echarse en su cama y suspirar hondo. –Tom.
- Ya te escuché.- me arrastré sobre las cobijas hasta estar a su lado y sentarme en dirección a su cuerpo, serio.
- Entonces dime.- se lamió los labios, pero en ningún momento se mostró débil ante mis, creo yo, estúpidos cuestionamientos; no me miró a los ojos, incluso los cerró con cansancio.
- Sé que sabes por qué es.- fui yo ahora quien se lamió los labios, más nervioso que una cabra.
- Bueno sí… pero quiero que tú me lo digas, porque sé de quién se trata, pero no se de que va todo.
- No debe importarte de qué va, ¿sí?, sólo preocúpate por no salir de casa solo y ya está.
- Entonces no vas a decirme.- me puse serio. Y esta vez experimenté su silencio, y sólo el de él, porque, dentro de mi mente sólo habían preguntas y subconsciente taladrándome. Experimenté el suyo; estaba pensativo, pero con la mente en blanco, incluso parecía que yo me encontraba solo en la habitación.
Pero entonces escuché un suspiro cansino salir de sus labios.
- Hablamos de esto después.- se levantó de la cama y arregló sus ropas con indiferencia y escasa preocupación. Algo digno de admirar de su carácter tan castrante.
- ¿Cuándo va a ser después, Tom?- me miró, con esa seriedad que me podía llegar a causar un pánico terrible. –No quiero esperar a que algo peor nos tenga que pasar.- echó el aire con fuerza.
- No va a pasarnos algo peor. Es mejor que tú te seas indiferente a todo, ¿sí?, es decir, ¿para qué meterte el pánico así?- antes de que pudiera rechistar, Tom salió de la recámara, sin decir algo más. Salté de la cama y corrí a la puerta, mirándolo bajar las escaleras.
- ¿A dónde vas?
- Tengo que trabajar.- salió por la puerta rápidamente, sin prestarme más atención.


Él volvió a eso de las siete por la noche. Lo escuché subiendo las escaleras y entonces apagué el televisor antes de que él abriera la puerta y corriera al baño, sin cerrar la puerta. Me levanté tras él y lo miré, abriendo la llave de los lavamanos y metiendo su cara al agua que se tornó rojiza.
- ¿Qué te pasó?- pregunté sorprendido. –Tom, estás…
- Sangrando, ya lo sé.- dijo enojado, irguiéndose y cerrando a la vez la llave; Regresó a la cama, quedándose tieso ahí, sin mostrar dolor en ningún momento. Me acerqué a él.
- ¿Qué te pasó, Tom?
- ¿Es que acaso te importa?
- Pues sí…- entornó los ojos.
- El imbécil de Travis junto a Maurice. Me tomaron desprevenido, sino, les hubiera arrancado el cuello.- le toqué el labio con el índice, y el cerró los ojos, con dolor. –hmm, mierda.- me tomó el dedo, apretándolo más en sus labios para sentir más ardor.
- ¿Quieres decirme algo?- me miró, asintiendo. -¿Qué está pasando entre Maurice y tú exactamente?- dejó de ejercer presión con mi dedo, y sacó su mano, dejándome libre para yo quitar la mía de su piel.
- ¿De qué hablas?
- Nunca había pasado algo parecido. Tengo miedo de perderte, Tom…
- No vas a perderme, ¿entiendes? lo que pasa entre Maurice y yo no tiene porqué afectarte a ti.- bajé la mirada, incluso más asustado que antes; ahora me daba cuenta de que Maurice sí era capaz de hacer cualquier cosa para herir a mi hermano. –Hey- me tomó las mejillas con sus manos. –No te pongas así, todo está bien.
- No está bien, Tom…algo está pasando, estoy seguro. Nunca habías estado así, tan angustiado y desesperado, algo pasa, Maurice te tiene dentro de su juego.- se quedó tieso, quitando las manos de mi piel.
- No sé porqué te pones así, nada de lo que dices es verdad; A Maurice lo tengo colgando de mi mano.- me quedé en silencio, sin decirle una palabra, no quería que se cabreara porque su propio hermano le creía débil.  – Bill, si sigues con eso de que >>puedo morir<<, mejor ahórratelo; ya te dije que eso no va a pasar.
- ¿Me dejarás ir a la universidad?- le cambié el tema casi radicalmente; él se puso cabreado, negando como solía hacerlo papá cuando le hacía una broma de mal gusto; la diferencia estaba en que papá terminaba por carcajearse y acariciarme el estómago. Tom no. –Ya, está bien, no te enojes, ¿sí?
- Si quieres que Maurice y su séquito de maricones te mate, adelante, ¡ve a la puta facultad!- gritó, haciéndome sentir avergonzado por mis palabras tan estúpidas.  Me alejé un poco de él, y en un acto rápido deshice la cama y me metí en ella, cobijándome hasta la frente con las cobijas.


Salí de la casa para tomar el correo, aunque no solía recibir mucho; Tom no tenía muchas personas con las que se contactara por medio de cartas y tal. Me di la vuelta para entrar de nuevo a la casa, y el enorme grafiti en la pared me hizo estallar en rabia y miedo.
- ¡TOM!- le grité, sin poder despegar mi mirada de la pared pintarrajeada con las palabras >>Estás terminando con una vida, la decisión más difícil vendrá cuando estés al borde de querer echarte a suplicar una disculpa<<.
Se quedó de pie en el umbral de la puerta principal, mirándome aún adormilado, con los pijamas puestas y las rastas desatadas; yo apunté a la pared, casi sin habla, porque sabía que era un plan de Maurice y nada terminaría bien, porque sabía que lo que Tom decía no era verdad. Maurice era quien estaba subiendo a Tom sobre la palma de su mano.
Bajé la mirada para mirar a mi hermano, que estaba tieso mirando la pared, con los puños temblándole de pura rabia; fue que me miró cuando sintió mi mirada sobre la suya, pidiéndole una explicación que realmente no necesitaba, pero que quería escuchar. Simplemente quería la perfecta excusa de salir huyendo de Frankfurt para regresar a nuestras raíces, a pesar de que la vida allá era dura de alguna forma.
- ¿Cuánta confianza le tienes a tu fuerza?- le pregunté, y él, pareció salir de su estado de conmoción; se lamió los labios de una forma ansiosa, mirándome inexpresivo, tal vez pensándose la respuesta a mi pregunta, tal vez no.
- Demasiada.- escupió, con un tono de voz fuerte, pero débil a la vez.
- ¿Tanto para pelear con él, Tom?, ¿Tanto para arriesgar tu vida o la de alguien más?
- Sin duda.- tragué saliva.
- No lo hagas, Tom, por favor, ¿nunca puedes quedarte con la boca cerrada?- apartó la mirada de mí, cabreadísimo, y también desesperado; le tomé las mejillas y poniendo un poco de dureza, lo hice mirar mis ojos. –Escúchame, ¿sí?
- ¿Qué?- soltó con firmeza.
- Te estás aventando de un avión sin paracaídas, Tom; puedes morir, tú sabes que Maurice es capaz de arrancarte la cabeza sin necesidad de una excusa.- me miraba a los ojos, con una profundidad increíble; incluso llegué a cuestionarme si realmente me escuchaba. –Eres más importante que todos en este barrio de mierda, eres más valioso, no acabes con tu vida por una pelea estúpida.
Entrelazó sus dedos con los míos en sus mejillas y juntos bajamos las manos de su cara. Tom, inexpresivo. Yo, preocupándome con cada milésima de segundo concluido. Él comenzó a negar, desenlazando nuestros dedos, mordiéndose el labio inferior con saña. Miles de sentimientos se le asomaban por los ojos; primero estaba furioso, y eso pasó a las lágrimas; después a la rabia y al último, al rencor.
- Lo siento, Bill… pero se acabó.- y si estaba preocupado, ahora me puse histérico al ver que esas palabras eran indicios de rendición; incluso pude sentir los latidos preocupados de su corazón. Se quería dar por vencido, y a la vez seguir peleando por su vida.
- ¿De qué hablas, Tom?- negó.
- ¿Qué hace una persona con cáncer terminal cuando prácticamente no le queda nada de vida?- era más bien una pregunta retórica, al parecer, pero él esperaba que yo contestase.
- Hacer todo lo que no hizo antes de que le diagnosticaran que era terminal.
- Visto por la parte optimista sí, pero por la pesimista sería esperar a que tu corazón dejase de funcionar. Eso es lo que voy a hacer.
- ¿Esperar sentado a que la muerte o Maurice te mate?
- Exacto.- la respiración se me agitó de pronto, y sí, muy pronto, pero los ojos se me aguaron de sólo pensarlo.
- Me dijiste que no pasaría, Tom, ¡Me lo prometiste!
- ¡Sí, Bill, pero todo pasó de repente!
- ¡Tú no te vas a morir, ¿entiendes?!- solté un sollozo agudo. –Si tú te mueres yo…- no me dejó terminar.
- Tú no vas a morir por mí, Bill; aunque te lo plantearas con seriedad, yo no dejaría que murieras por mi culpa, ¿entiendes?, las así son las cosas, y así se quedan.
- Te odio, Tom.- me largué dentro de su casa, echándome a llorar en las escaleras; impotente a todo, inútil al saber que no podía ayudarlo aunque diera la vida por ello; cabreado al saber que él no cambiaría de opinión; deshecho porque… porque si perdía a mi hermano, perdía todo en mi vida.


4 comentarios:

  1. TT____TT Oh por Dios! Me hiciste llorar!!! Dios Mio.... De verdad me meto en la historia :'c awwww todo estuvo tan... WOW me encanta como escribes y también que me hagas llorar xD siguela pronto... Me muero por leer el próximo...

    Cuidate mucho y te mando un enorme abrazo!

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  2. me encantoooo!! ♥ lo amee!! sbe pronto porfa!!cuidate besos!

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  3. waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ToT
    ay Tom ahora si lloro . . .
    Que pasara ahora?
    Cuidate y un abrazo :D

    PD: amo como escribes y tu fic :3

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  4. Estoy Llorando T.T
    ya quiero leer el proximo!!!!!!!!
    sube pronto
    cuidate bye

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